La única falencia que tenía Irán en su plataforma de seguridad y defensa era precisamente la defensa aérea frente a ataques aéreos enemigos, ya que en la parte marina contaba con un sistema de cohetes, que al estilo de los torpedos se desplaza bajo la superficie marina a una velocidad tal (400MN/hora), que hace imposible a cualquier buque maniobrar defensivamente: En tal sentido, las noticias hablan de alabanzas a EL Señor por la gran ayuda, de última hora, que China les ha brindado, y vaya que ayuda.
Esto, es sin duda, una muy buena noticia para Irán y para el mundo, ya que pospone la utilización de armamento nuclear para otra ocasión. El ataque del imperio a Irán, podemos verlo en dos vertientes; a saber: la energética y la geo-estratégica. En cuanto a la primera, todos sabemos que el imperio requiere de grandes reservas de combustible, no sólo para suplir sus sistemas de armas, sino para poder subsistir como imperio. Ya hemos señalado en otros artículos, que las dos grandes reservas de petróleo en el mundo que podrían caer en manos de ellos son la de Irán y la de Venezuela (la mayor del mundo); pero en ambas tendrán que luchar para poderlas obtener; y, en este balance, vemos que Venezuela le lleva un puntaje, difícil de alcanzar, como primera prioridad para ser invadida en vez de Irán. Es por ello, que esta noticia es una bendición para Irán y el mundo, pero muy mala para Venezuela; y, es mala porque tenemos muchas falencias en nuestra plataforma de seguridad y defensa; hemos dado prioridad a lo pequeño, a lo no indispensable, y nos hemos olvidado que todo lo que hemos avanzado en los campos sociales, económicos y políticos se van a perder totalmente si somos invadidos por el imperio; o, acaso alguien puede pensar que en tal situación van a ser privilegiados todos esos hermosos proyectos sociales. No, por Dios, esos proyectos desparecerían para siempre; lo primero que harían los gringos sería colocar un gobierno títere, escogiendo a alguien de la oposición, como han hecho en Iraq y en Afganistán; hasta montarían unas supuestas elecciones como en Honduras, recientemente, para darle visos de legalidad a dicho Gobierno.
Hay que partir del hecho cierto e indubitable, de que el imperio necesita, con urgencia, de grandes reservas de combustible para poder subsistir como imperio; por tanto, la invasión, por ahora, no tiene nada que ver con el problema, ya en vías de solución con nuestro vecino, sino con el imperio directamente. Sencillamente, nosotros tenemos lo que ellos están requiriendo con urgente necesidad. Y toda la planificación de seguridad y defensa tiene que ver, casi exclusivamente con este problema, cómo lo vamos a resolver, si es que tenemos tiempo para ello en estos momentos, y en este sentido todos, absolutamente todos, los caminos conducen al fortalecimiento de nuestra defensa. Así como China, que es nuestro aliado natural, porque también requieren de nuestras fuentes energéticas, le ha proporcionado a Irán, también nuestro aliado natural, de esos famosos sistemas de defensa aérea HQ-15 (S-300) y de esos misiles antibuques C-704, que lo hacen invulnerables a los ataques convencionales del imperio, entonces por qué no nos hemos movido en esa dirección, que estamos esperando por el amor de Dios, hasta cuando la inacción en este sentido, es que acaso somos incapaces o acaso estamos atareados en lo pequeño. Venezuela necesita, con urgencia, de esos sistemas de armas que no sólo nos defiendan de un ataque real, sino que sirvan de disuasivo, más o menos eficaz, frente a las intenciones del imperio en venir por nuestro petróleo.
Va a ser muy difícil, yo diría que imposible, que nosotros presentemos frente a esas intenciones imperiales una plataforma defensiva igual o superior a la de los iraníes, entonces la respuesta está ahí a flor de boca, la decisión sería invadir a Venezuela, donde tendrán menos pérdidas, menor gasto y un éxito más rápido y a un menor costo. El pueblo venezolano ya no es el mismo, gracias a esta bonita y constructiva revolución; y, por tanto, sabe de nuestras falencias, y sabe, también, de la inmensa catástrofe que significaría una invasión del imperio a nuestro País, la cantidad de muertos de nuestro heroico pueblo, de nuestras mujeres, de nuestros niños, inmolándose al igual que hicieron nuestros indígenas con tan sólo flechas frente al imperio español dotados de fusiles, cañones y escudos defensivos; y, ni la historia ni los sobrevivientes nos perdonarán la desidia, bien sea por negligencia o por desconocimiento de los que pudimos hacer algo y no lo hicimos.
No podemos seguir pensando en que no nos van a invadir o que no es el momento para ello, pues lamento decirles a los que así piensan, que la invasión no sólo es que viene, sino que tiene que venir, el imperio no va a escoger entre no hacernos daño y dejar de existir, que en ir por lo que tanto requieren, sin importarles el daño que causen para lograrlo. Y el momento, es ahora, porque las fuentes de combustibles requeridas se han agotado o ya tienen dueños más poderosos. Amén de que el ahora está asociado con la segunda vertiente, planteada en párrafos anteriores, pertinentes a la geo estrategia. En Venezuela existe una revolución socialista, que se opone, por la esencia de su naturaleza, al capitalismo y a su fase superior, el imperialismo; revolución esta, que ha impedido (gracias a Dios) que los intereses del imperio se expandan, libremente, por toda Latinoamérica. Esta revolución ha planteado una alternativa práctica y realista para la solución de los problemas relativos a la sobrevivencia de las clases más desfavorecidas y su proyección a una vida mejor; y, cuando digo mejor, me refiero a estar bien alimentados, con acceso a la educación gratuita y de calidad, con acceso a la atención médica y a las medicinas gratuitas con una calificación igual o superior a la capitalista; con poder para tomar sus propias decisiones, y hasta con banca comunal adaptada a sus necesidades crediticias. Ahora bien, estas virtudes se han ido permeando hacia otras sociedades, que antes constituían el “patio trasero” del imperio (forma peyorativa de llamarnos colonias), sociedades estas que están llevando a cabo sus propias revoluciones, que de hecho implica que estas tengan sus propios intereses distintos a los de los antiguos amos. El imperio piensa, y en eso no están errados, que la revolución primigenia, la nuestra, cuenta con un líder de talla internacional, que no es otro que nuestro Presidente Chávez; ellos observan cuidadosamente la televisión y pudieron ver, al igual que nosotros, el arrastre popular de nuestro Presidente en la reciente visita a Santa Marta, Colombia, cuando el pueblo de ese País se desbordó en muestras de cariño y saludos a Chávez, demostrando ser más popular que el propio Presidente de ellos en su mismo País. Por ello, el imperio piensa, en concordancia con aquel dicho que dice que la culebra se mata por la cabeza, que la invasión a Venezuela tiene un doble propósito; a saber: hacerse de las fuentes energéticas más grandes del mundo y la de frenar la influencia de nuestra revolución en el resto del Continente.
Esta vertiente geo-estratégica, también tiene que ver con Irán; porque a pesar de las grandes reservas energéticas de este País del Medio Oriente, sobre todo las gasíferas, éste representa el único freno a la expansión de Israel en ese escenario y que si se descuidan podrían desaparecerlos del mapa, aun a pesar de poseer más de 400 cabezas nucleares, ya que los intereses de Rusia y China, dos grandes potencias nucleares, estarán indefectiblemente ligados a la suerte de Irán. Por tanto, el hecho de que Venezuela se presente como un objetivo más expedito para su consecución, no indica que Irán no vaya a ser atacado; aquí solamente estamos planteando un asunto de prioridades, aunque la decisión de atacar a Irán requiere de mucho más que la decisión de ejecutarla. Todo el mundo sabe, que tanto Israel como el imperio gringo están bajo el dominio del sionismo internacional, y es erróneo pensar que es el imperio el que quiere dominar el mundo; no, el imperio es tan sólo un instrumento del sionismo para apoderarse del mundo, y bajo esta óptica, hay que pensar que Irán representa un obstáculo para que el sionismo lleve a cabo tan irreflexivo y macabro objetivo.
Po eso decimos que es una cuestión de prioridades, y a ellas se suman, como balancín definitivo, el argumento, de que el imperio necesita de grandes reservas de combustible para atacar a Irán, porque ello, con altísimas probabilidades, va a desembocar en una contienda nuclear de carácter mundial(la tercera guerra mundial) primera premisa. Venezuela tiene esas reservas energéticas en grandes cantidades y representa un esfuerzo menor, sin implicaciones de desembocar en una guerra nuclear mundial, segunda premisa. Entonces Venezuela debe ser invadida primero y luego de tener aseguradas esas reservas energéticas, proceder avanzando con Irán, tercera premisa; que vienen a resolver este silogismo. Desgraciadamente para nosotros porque carecemos del tiempo necesario para plantear y ejecutar una defensa idónea, que nos permita mantener intacta nuestra soberanía y nuestra dignidad nacional; la que otrora nos legara nuestro Libertados Simón Bolívar.
Les confieso que yo no iba a escribir este artículo, al menos por ahora, pero al recibir la noticia, antes descrita, sentí que era una obligación impostergable delinear estos argumentos, por demás sólidos, yo diría que casi apodícticos, dirigido por un lado a los arquitectos de nuestra seguridad y defensa, no rogándoles ni pidiéndoles, porque la soberanía y la dignidad nacional no son objeto de ruegos ni pedimentos sino que se ejercen con acierto, para que fortalezcan nuestra plataforma de seguridad y defensa para hacer frente a una realidad que indefectiblemente se va a cumplir, y en términos, como ya hemos analizado anteriormente, verdaderamente perentorios. El tiempo y la historia siguen conspirando contra nosotros, “pero seguiremos luchando contra ellos y haremos que nos obedezcan” (Simón Bolívar). Y, por otro lado, dirigido a nuestro heroico pueblo, el mismo, que descalzo y sin abrigos cruzaron la cordillera andina para derrotar el imperio español a lo largo de la misma, y que volveríamos a armarnos, no de valor porque eso nos sobra, sino con armas ciertas para volver a defender lo que nos pertenece, nuestra soberanía y nuestra dignidad nacional. Y que sepa el imperio gringo, que no es la primera vez que derrotamos a un imperio, poderoso en el tiempo como el de ellos, como lo fue el imperio español; hurguen en las cartas y documentos de la época lo que decían los jefes de ese imperio sobre nuestros aguerridos soldados, no hagan que estos sentimientos vuelvan a nacer entre nosotros porque los derrotaríamos como lo hicimos con el imperio español.
Si el tiempo y la historia siguen conspirando contra nosotros, es por culpa nuestra, porque nos dedicamos a lo pequeño y no pudimos ver que la invasión a nuestro País iba a ser un hecho cierto, nada vamos a lograr enfrentándonos los unos a los otros, porque de haber un responsable en todo esto, esos serían, en todo caso, los encargados de delinear, de planificar y ejecutar la seguridad y defensa del País, no del honroso pueblo venezolano que se angustia porque no han sido llamados a formar filas en la Milicia Nac. Bolivariana, que ya debería tener un millón de milicianos debidamente armados y entrenados. Yo me pregunto, qué han estado haciendo en estos once años de revolución los proyectistas de nuestra seguridad y defensa, es que no se han dado cuanta que tenemos una relación de cinco a uno con nuestros vecinos y sigan cruzados de brazos. Las guerras no se ganan con bonitos y encendidos discursos, ni con marchas ni con amenazas; se ganan con preparación y armamento adecuado y en las cantidades necesarias. Yo no vuelvo a escribir sobre esto, bastante he alertado sobre esta invasión y no me han parado bolas, que se haga la voluntad divina que el pueblo sabrá juzgar.
(*) Coronel en retiro de la Aviación Militar Bolivariana y abogado en ejercicio.
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