Libia y la salida rápida de Teodoro Petkoff guerrerista: tal cual

Topado con los atolladeros de la intervención militar en Libia, Petkoff aboga por una salida rápida. Como un acólito más, como una pieza subalterna de los estrategas militares de la OTAN y los ejércitos del capitalismo tardío, balbucea:

“¿Cuál y cómo será el desenlace de esta acción internacional, avalada por la ONU, contra el tirano Gadafi? Se dice que está excluida toda intervención de infantería en suelo libio, pero las guerras las ganan las tropas de tierra, no las de aire (salvo a bombazos atómicos), de modo que aún no dejando piedra sobre piedra de las instalaciones militares de Gadafi (con los consiguientes daños colaterales) sólo cabría esperar que la rebelión democrática, libre ya de la mortífera y desproporcionada acción de los tanques y aviones de Gadafi, pueda retomar el ritmo de los primeros días y echar al tirano por sus propios medios”.

Este inefable e impresentable no se detiene en paja: guerrerista como él que más: operación militar terrestre para asegurar el trabajo de limpieza de los bombardeos aéreos, para nada selectivos, todo lo contrario con “los consiguientes daños colaterales” incluidos. Queda así registrada la naturaleza de la oposición que quiere “sacar a Chávez” por las buenas que son siempre malas y las malas que siempre son fascistas. Por eso frente a la intervención militar en Libia, la izquierda y los movimientos sociales, no pueden asumir la posición de que esa guerra del caos del capitalismo tardío, no es conmigo o con nosotros.

Petkoff demanda: intervención de tropas de tierra (imperiales, claro está), para un ejercicio de tierra arrasada, que corra la sangre de los pueblos, que el árabe sufra hasta el exterminio, que padezca hasta el fin la violencia colonial, fascista, del capitalismo tardío. Es su estilo de siempre, él siempre se ha cuidado de ser un actor a distancia, permanentemente en fuga. Allí está el cinismo criminal de que quiere guerra, violencia destructora ¿Será para que los sionistas una vez se conviertan en los buitres del festín de la muerte? ¡Bravo Teodoro!

Bien: Petkoff no se aprendió, como corresponde la lección de la guerra del caos, de la doctrina del Shock. La OTAN, los ejércitos de las potencias capitalistas, para nada quieren “acción” en tierra: “lo último que desean ver” es un atolladero similar al de Afganistan e Irak. O de Viet-Nam (¿te acuerdas impresentable? Ser participes directos de la guerra civil de Libia, es un escenario que eluden rabiosamente.

Las intervenciones militares (así sean las del Consejo de Seguridad y de la OTAN), tanto en Libia como en cualquier otro lugar, van teniendo sus límites. La estrategia de la guerra acotada, rápida por la superioridad militar exorbitante y el apaciguamiento de los mass media, tiene sus topes, sus impasses y atolladeros.

Los ataques aéreos y su carga de destrucción y el cerco económico y financiero, hasta ahora, no han logrado una “desbandada de las fuerzas de Gadafi”. Los aliados internos de la intervención militar, hasta “el día de hoy”, carecen de la fuerza, de la envergadura para conformar un gobierno aparente como en el caso de Irak o Egipto.

A ello hay que añadirle las manifiestas y agudas contradicciones entre los promotores y gestores de la intervención militar. Impresentable, belicista de última hora, no es suficiente con un aval espurio.

En ese escenario, el alcance estratégico del despliegue bélico aéreo, apabullante y terrorífico, se diluye. Deja el espectro de una campaña militar que no logra su objetivo. Queda pendiente si las Fuerzas de Despliegue Rápido de los ejércitos que participan activamente del juego duro (Inglaterra y EEUU, para más señas), logran atrapar a Gadafi, llevarlo a juicio en La Haya, y así establecer una victoria estratégica o un desequilibrio estratégico. O si más bien van a tener que introducir armamento de primera generación y enviar mercenarios para que traten de ganar esa guerra e imponer una “democracia”, al estilo de la Halliburton de Dick Cheney, para que convierta a Libia en nueva sucursal de cárceles clandestinas, al servicio del Pentágono y la Ley Patriota. Entonces podríamos ver a un flamante Ban Ki Moon entregándole credenciales y un puesto en las Naciones Unidas, a un “contratista” civil con insignias de la OTAN. La humanidad no puede permitir esto, Para ello es imprescindible el cese al fuego.

En todo caso, la izquierda, los socialistas tenemos nuestras urgencias y prioridades: cese de la intervención militar y de la guerra civil (alto a la guerra en términos absolutos); y comisión mediadora de paz que asegure al pueblo libio definir su rumbo. Frente a la ultrapolítica y la guerra del caos: una alianza efectiva por la paz y la vida.


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Francisco Cedeño Lugo


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