Hasta el presente hemos girado en torno a una posible invasión del imperio y nos hemos preparado en torno a ello; sin embargo, podrían presentarse situaciones que generen nuevos escenarios; que pudieran estar o no asociados a los intereses imperiales, pero que éste a fin de cuentas va a tomar provecho de ello. Esto se traduce en un reacomodo de nuestra doctrina y en un nuevo equipamiento en nuestro sistema defensivo.
Venezuela, por tener la reserva más grande de petróleo del mundo y consistentes recursos hídricos, que son los dos mayores generadores de conflictos presentes y futuros en el planeta, está obligada a adecuar su doctrina a tales circunstancias. Hasta el presente, nuestra doctrina de defensa se ha ubicado, con exclusividad, en el concepto estratégico de que nuestro País no tiene intensiones de atacar a nadie y que, por tanto, en nuestro equipamiento nos hemos olvidado de aquel principio que reza: “la mejor defensa se fundamente en la ofensiva”; de tal manera, que nuestro concepto estratégico debe estar conectado en forma directa a la ofensiva; pero no solamente en forma teórica, sino en la realidad; o sea, con el equipamiento necesario a tales fines.
Nuestro concepto estratégico debería decir algo más o menos parecido a esto:” Venezuela, como pueblo amante de la paz no contempla ni contemplará entre sus planes el de atacar a otros pueblos; pero en caso de ser atacada, responderá con la contundencia que las condiciones ameriten, hasta que la situación sea restablecida a su punto de origen”. Esto nos indica, que nuestro País no va a iniciar ningun ataque armado a otro País; o sea, que no partirá de nosotros la iniciativa de utilizar armamento de guerra destructivo contra otros; pero, si alguno toma tal iniciativa en contra nuestra debemos poseer los medios de ataque para responder certeramente destruyendo o neutralizando los puntos neurálgicos del estado agresor hasta doblegar su capacidad de lucha.
La situación anterior, un tanto lúgubre, puede ser evitada o retardada al máximo, si logramos un grado de capacidad defensiva y de retaliación lo suficientemente fuerte, como para que el supuesto agresor lo piense muy bien antes de atreverse a llevar a cabo sus malévolos planes. Me refiero al concepto de disuasión efectiva, no al concepto disuasivo fundamentado en el “bluff” o mentira disfrazada de verdad. La disuasión tiene que tener una correspondencia directa y visible a los ojos y oídos del enemigo, de manera que cuando éste haga la comparación de fuerzas, llegue a la conclusión de que sus intensiones representen un riesgo grande a su capacidad de lucha y por ende a su existencia. Irán es un caso digno de estudio, ya que ha logrado un grado de equipamiento militar que ha obligado a otras potencias a utilizar otras vías distintas a la invasión militar porque los riesgos son o pueden llegar a ser mayores qu el fin que se persigue. Otras veces la disuasión se puede lograr a través de un pacto defensivo con una gran potencia, de manera que la disuasión opera en forma automática, con la ventaja de que no hay que hacer grandes gastos de defensa.
Hay que, sin embargo, situarse en la realidad y contar con lo que se tiene, ya que nadie hace un pacto defensivo mutuo cuando no hay equiparación de potenciales, o no se recibe una compensación que le permita a dicha potencia cubrir los riesgos y gastos de una confrontación. Ahora, por qué dije, al principio, que no siempre las posibilidades de una invasión o un ataque provengan exclusivamente del imperio y sus acólitos de la OTAN, bueno, porque cabe la posibilidad de algún tipo de desacuerdo, de choque de intereses o de algún diferendo diplomático con algún miembro individual de la OTAN o con algún Estado de mediano desarrollo, que por tener un potencial mayor se crea con el poder suficiente para arremeter militarmente contra nosotros; o, en última instancia, el imperio, a los fines de hacerse con nuestro petróleo, utilice a alguna de sus colonias en Sur América, como es el caso de Colombia, que por su cercanía y por la posesión de siete bases militares imperiales en su territorio para iniciar su ataque a Venezuela; sin embargo, y a pesar de todo ello, para que esto suceda se requiere que paramilitares de ese País sean, previamente, infiltrados en nuestro territorio para que inicien los conflictos internos, similares a los que se están suscitando en Siria. Esta última opción merece un tratamiento aparte, ya que se trata de una variante de la invasión del imperio a nuestro País.
Para todos estos escenarios se requiere que tengamos un poderío respetable para que sirva a las dos variables de que se active la disuasión y de, fracasar este, poder causarle un daño contundente al agresor que logre neutralizar sus ataques ofensivos. Es bueno que se sepa que no se trata de una fantasía que Venezuela sea asaltada por otros Países; se trata de que tenemos la reserva más grande de petróleo del mundo y que este es un bien necesario para el desarrollo de otros centros de poder y, por consiguiente, para su expansión. Tenemos otros recursos estratégicos codiciados hoy día, como lo son el hierro, el aluminio, el uranio y los inmensos recursos hídricos, que en un futuro próximo habrán escaseado y se consideran como indispensables para la vida. En consecuencia, nuestro potencial militar táctico y estratégico tendrá que ser directamente proporcional a la cuantía y calidad de nuestros recursos.
Hasta este momento hemos dado un salto muy importante en nuestro equipamiento militar; sin embargo, este ha estado orientado casi exclusivamente para la defensa ante ataques exteriores, pero los potenciales enemigos saben que sus centros de poder no corren ningún peligro, porque no tenemos capacidad ofensiva para llegar a ellos, amén de que la capacidad defensiva, para un País que tiene que resguardar sus inmensos recursos, es aún exigua. Debemos aumentar nuestra capacidad defensiva y a la par crear una fuerte capacidad ofensiva; ahora bien, que tipo de material ofensivo debemos adquirir para cumplir con las dos variables arriba enunciadas, estos tienen que tener la capacidad, en una primera instancia, de neutralizar su poder aéreo, su poder naval y su sistema de comunicaciones; y, en una segunda instancia la de destruir su infraestructura fundamental; tales como embalses utilizados para surtir de agua a su población; centrales eléctricas; vías de comunicación y medios de transporte; destruir sus fuerzas terrestres, bases militares y columnas que logren penetrar nuestro territorio, paramilitares y sus campamentos y todos aquellos blancos que puedan significar un peligro a nuestra población y a nuestra soberanía.
Par cumplir con lo anterior debemos adquirir, de manera urgente, y para cada espacio de combate, el siguiente material: campo aéreo: adquirir, como mínimo, unos tres grupos de aviones (72 aviones) de combate Sukhoi-30, preferiblemente los Sukhoi 35, que tienen una mayor capacidad de portar armamento ofensivo y un mayor radio de acción (Argelia, que no tiene las reservas petroleras de la cuantía nuestra acaba de adquirir 92 aviones de combate de última generación a Rusia); debemos adquirir un número suficiente de aviones sin piloto (Drones), para la vigilancia de nuestras fronteras; debemos adquirir un número adecuado de helicópteros de combate con capacidad nocturna; debemos adquirir unos 24 aviones para el transporte de tropas hacia los frentes de batalla; debemos adquirir los sistemas de defensa aérea y terrestre para nuestras bases aéreas; debemos adquirir 6 aviones cisternas para transferir combustible a nuestros aviones de combate y alargar su radio de acción; debemos adquirir unos tres aviones para el control de blancos , guía aérea y comunicaciones a nuestros aviones (awaks). Para el campo naval: debemos adquirir un número adecuado de misiles para la defensa de nuestros puertos y litorales marítimos frente a ataques de buques enemigos; debemos adquirir misiles superficie-aire y superficie-superficie para nuestros buques recién comprados; debemos adquirir entre 6 y 9 submarinos rusos de última generación para la defensa de nuestros espacios acuáticos; debemos adquirir unos 12 aviones de patrullaje marítimo, capaces de destruir submarinos enemigos. Para el campo terrestre, debemos adquirir misiles superficie-superficie capaces de batir blancos en la profundidad del teatro de operaciones; debemos adquirir un número considerable de bazucas rusas que lanzan proyectiles termobáricos, capaces de quemar el oxígeno en un radio de 80 kmts. Para el campo de la defensa misilística, debemos adquirir misiles superficie-superficie de mediano alcance, capaces de destruir blancos en el corazón del territorio enemigo; y, para el campo de la defensa aérea, debemos adquirir los sistemas de largo alcance S-300 o S-400 de fabricación rusa para la defensa de nuestros objetivos fundamentales; debemos adquirir el radar con capacidad de captación y seguimiento de los aviones invisibles (stealth), Bielorrusia los fabrica y nuestras buenas relaciones con ellos nos facilitarían la venta.
Debemos aprovechar la bonanza petrolera para adquirir estos equipos de manera de no tener que distraer recursos económicos asignados a nuestro desarrollo. Debo decir, que lo más difícil de obtener, ya que no se trata de equipos defensivos, son los misiles de mediano alcance, pero estos pueden ser suplidos por los aviones de combate. De otra parte, no tengamos miedo de que el imperio nos endilgue que estamos creando una carrera armamentista, porque ellos no tienen moral para decirlo, ya que están dotando a Israel de sus últimos aviones de combate F-35 y de todo tipo de armamento ofensivo como misiles de medio alcance y además calla cuando Alemania le acaba de regalar siete submarinos de última generación. Igualmente está dotando a Arabia Saudita de armamento ofensivo en gran escala, a sabiendas de que está creando una carrera armamentista en la región; otro tanto hace con los terroristas que tienen en Siria.
Quiero aclarar que este armamento no es para hacer frente a una invasión del imperio directamente, ya que para ello se requerirá de la realización de una guerra asimétrica, que trataré en otro artículo. Aunque no está de más que el imperio sepa que de atacarnos tendrán muchas bajas y pérdidas materiales que lo debilitarían frente a Rusia y China.
*Coronel en retiro de la Aviación militar Bolivariana y abogado del pueblo.
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