Si buscamos un poquito sobre quién fue el Dr. Joseph Ignace Guillotin, nos enteraremos de dos cosas. Una, que él no fue el inventor de la famosa rebanadora de cuellos y otra, que tampoco murió decapitado en un aparato de esos. Su familia luchó arduamente para que dejaran el chalequeo con el epónimo de marras, pero al final no les quedó más remedio que cambiarse el apellido, mudarse y aguantar la pela.
Por si fuera poco, un señor con el mismo apellido pero que no tenía nada que ver el primero, si fue pasado por ese filo y la gente creyó que se trataba del Dr. Joseph Ignace y desde entonces el chisme tuvo el cariz paradójico de que al Dr. Guillotin le dieron de su propia medicina.
Para completar el drama, ciertamente el Dr. Guillotin promovió el uso del aparato porque le pareció que para los reos resultaba menos cruel si la ejecución era de un solo tajo. Su propuesta derivaba de su oposición a la pena de muerte, la cual defendió en la asamblea constituyente francesa. La cosa era que mientras trataba de evitar que ejecutaran personas, al menos buscaba la forma de que no les doliera mucho ¿Sarcasmo? A mí no me vean.
Todos sabemos lo polémico que es Oswaldo Guillen. Eso no solo le ha traído problemas políticos sino también en los predios de “La Gran Carpa”. Circo capitalista al fin, allí los payasos y maromeros pueden hacer de las suyas mientras no se metan con el dueño del circo o toquen los intereses de los “lobistas” imperiales ¿Lo dudan? ¿Acaso no recuerdan a Pete Rose? ¿Todavía alguien cree que lo masacraron mediáticamente sólo por apostar? Paremos allí para no desviarnos, porque casos sobran.
La gusanera tenía encajada esa espinita desde hace varios años cuando Guillén exclamó a viva voz “Viva Chávez”. Lo tenían en la mira y las circunstancias de la vida lo llevaron a Miami a dirigir a los Marlins y sin darse cuenta, picó. Esta vez el marlín Guillén se tragó el anzuelo y a diferencia de otras oportunidades, no podrá zafarse. Te agarraron por la boca, Oswaldo.
Ciertamente, él no inventó las declaraciones polémicas. De hecho Sean Penn así como otros artistas y famosos, han hecho declaraciones que causan prurito al status quo yankee, siendo sus nacionales pero con una diferencia fundamental: mantienen su posición. Eso les da una densidad ideológica específica y respeto frente a quienes se les opongan. Guillen ha pasado tanto tiempo allá que a lo mejor se siente gringo; craso error. Pero peor es que quiso picharle al aparato mediático sin tener nada en la bola. Esto, no sólo como argot beisbolero, sino además sin las necesarias pelotas para mantener firme una posición.
Duro lo que te viene, compatriota. Pues a ellos no le basta con que les entregues tu dignidad en una declaración y cien disculpas, quieren tu cabeza. Tal vez vivas un siglo, pero la leyenda urbana rezará que te guillotinó la gusanera. Quizá trates de ocultarte de la jauría mediática imperial, la más perversa, la misma que promueve guerras por el mundo, pero sus mastines te encontrarán aunque te cambies el nombre.
Y aunque no seas el primero, con el tiempo se hablará de una “Guillenada”.
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