¿Prepara el Imperio una auto-agresión en el Golfo Pérsico?

       La llegada del Enterprise al Golfo Pérsico crea muchas sospechas sobre el imperio que ha sido el campeón olímpico de las autoagresiones terroristas, directas o provocadas, como Trípoli, Florida, Álamo, Río Grande, Hawai, Maine, Lusitania, Pearl Harbor, Tonkín, 11 de Septiembre y otras.                                                    

¿Qué hace el viejo Enterprise, a pocos meses de su retiro, frente a Irán?

         1-. UN MISTERIO QUE, TAL VEZ, NO LO SEA

El Enterprise llegó al Golfo Pérsico hace unos días para su última misión, pues será puesto fuera de servicio en octubre de este año.

Llama mucho la atención que el Imperio sitúe frente a Irán al portaaviones nuclear más antiguo de su armada, cuando hay once portaaviones modernos y mucho más efectivos que pudieran actuar en caso de que Washington y Jerusalén crean que ese país está a punto de producir sus primeras bombas nucleares y bombardeen sus bases, lo que pudiera provocar una guerra entre varios países que pudiese conducir, eventualmente, a la guerra nuclear.

Hace varias semanas, el Imperio situó en el Golfo al grupo de ataque del portaaviones Lincoln, de 100,000 toneladas de desplazamiento y una tripulación de 3,200 marinos. ¿Qué busca allí, entonces, el Enterprise?

La historia del Enterprise, como la del Imperio, puede resumirse a una sola palabra: sangre. Sus aviadores estuvieron a punto de atacar a Cuba cuando el Pentágono, por sugerencia de Curtis LeMay, le exigió a Kennedy que bombardeara las bases soviéticas de cohetes. Luego, bombardearon Vietnam del Norte, Cambodia y Laos. En 1986 participaron en el ataque al hogar de Muammar Gadaffi, en Trípoli, asesinando a su pequeña hija. A partir del 2001 sus aviones y cohetes han lanzado decenas de miles de toneladas de bombas sobre Afganistán e Irak.

¿Sería capaz el gobierno de Teherán de ordenarle a sus barcos o aviones que ataquen al Enterprise o a cualquier otro barco del Imperio en el Golfo sabiendo que las represalias serían terribles ya que las fuerzas del Imperio Yanki-sionista son muy superiores a las suyas?

La pregunta se responde a sí misma. El Imperio y los sionistas saben que Irán no va a suicidarse… a no ser que lo suiciden, o sea que el Imperio acuda a su estrategia favorita desde los años en que aún era sólo un proyecto de imperio: la autoagresión embozada para acusar de la misma a un enemigo y agredirlo de una forma mucho más destructiva… y beneficiosa para él.

Cuando se juzga a un acusado de un crimen, lo primero que se tiene en cuenta es si ha cometido ese tipo de delito con anterioridad. Si hay pruebas de que no sólo lo ha hecho sino que, además, lo ha repetido muchas veces, la culpabilidad del acusado, y su sentencia, están aseguradas.

¿Sería capaz el Imperio de perpetrar un ataque furtivo contra el Enterprise o cualquier otro de sus barcos de guerra en el Golfo para culpar al gobierno de Irán y acometer ataques tan poderosos contra ese país que pudieran no sólo destruir sus bases de desarrollo de energía nuclear, sino, además y sobre todo, propiciar la ocupación del país?

Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero no estaría de más que repasáramos, a modo de sospecha, el curriculum, o la hoja de vida, del Imperio en un tipo de crimen que sólo pueden perpetrarlo los imperios.

2-. EL TERROR DE LOS BOSQUES NORTEÑOS 

Este proyecto infernal –Operación Northwoods-- de principios de los años 60 --que guarda relación con los auto-atentados terroristas que se produjeron cuarenta años después, el 11 de septiembre del 2001-- tuvo la aprobación de todos los jefes de las fuerzas armadas de Estados Unidos, pero fue rechazado por Kennedy. No hay dudas de que esta acción fue una de las causas principales de su asesinato.

Veamos algunos aspectos de la Operación Northwoods, de acuerdo a la versión que dio el analista James Bamford en su libro “Body of Secrets”, basada en documentos oficiales del Pentágono que fueron desclasificados en 1997 mediante el Acta sobre la Libertad de Información --Freedom of Information Act--.

--El Pentágono aprobó un plan que bien pudo ser el más infame creado por el gobierno de EU en toda su historia. A nombre del ‘anticomunismo’, propuso desatar una guerra terrorista contra su propio país para engañar al pueblo estadounidense y que apoyara la guerra que trataba de desatar contra Cuba. El plan consistía en asesinar personas inocentes en las calles de Estados Unidos, hundir en alta mar barcos con refugiados cubanos que huían de su país, perpetrar actos de terrorismo en las calles de Washington, Miami y otras ciudades, destruir o dañar severamente barcos de guerra en la bahía de Guantánamo, acusar de terrorismo a quienes no eran terroristas, destruir aviones-fantasmas –drones—para que se creyera que eran aviones comerciales llenos de pasajeros, secuestrar aviones en pleno vuelo, y mucho más, con el objetivo de culpar a Fidel Castro de todas esas acciones y darle a los jefes militares de Estados Unidos la excusa que necesitaban, así como el apoyo nacional e internacional, para llevar a cabo una guerra total contra Cuba.  

--La Operación Northwoods clamaba por una guerra en la cual muchos buenos estadounidenses y cubanos inocentes morirían sin el menor sentido, todo por satisfacer el ego de malvados generales del Pentágono que vivían muy cómodos y seguros en sus mansiones pagadas por los contribuyentes.  

--Otra de las acciones planeadas era muy similar al infame incidente de febrero de 1898, cuando una explosión en el acorazado Maine mató a 266 marinos. Ese hecho motivó la Guerra Hispano-Estadounidense. Enfurecidos por la mortal explosión, más de un millón de hombres se ofrecieron como voluntarios. Como parte de la Operación Northwoods, Lyman Lemnitzer --jefe del Estado Mayor Conjunto o Joint Chiefs of Staff-- y sus generales trazaron un plan muy similar al del Maine. “Podemos hundir uno de nuestros barcos de guerra en la Bahía de Guantánamo y culpar a Cuba… la lista de los muertos en los periódicos de Estados Unidos causaría una inmensa ola de indignación nacional contra Fidel Castro”, dicen  algunos de los papeles desclasificados del Pentágono.

(Hasta aquí lo que dice James Bamford en su libro)

    1. El avión fantasma

Veamos otro proyecto que aparece en aquellos documentos.    

--Se puede crear un incidente que pruebe a cabalidad que un avión de guerra cubano ha derribado a un avión comercial de pasajeros en ruta de Estados Unidos a Jamaica, Guatemala, Panamá  o Venezuela. El destino de la nave sería escogido para que tenga que atravesar el territorio cubano de norte a sur. Los pasajeros pueden ser un grupo de estudiantes universitarios que está de vacaciones o cualquier agrupación de personas con un interés común en contratar un vuelo.             

--Un avión de la Base Aérea Englin sería pintado y numerado como una copia exacta de un avión civil registrado que pertenezca a alguna organización privada del área de Miami. En un momento designado, el avión duplicado podría ser sustituido por el avión comercial verdadero y sería abordado por pasajeros escogidos que usen nombres supuestos cuidadosamente seleccionados. El avión registrado sería convertido, entonces, en un drone” –avión no tripulado y manejado a control remoto--. 

--Los tiempos de salida del avión no tripulado y del avión real serían coordinados para que puedan encontrarse en un punto del sur de la Florida. Desde el punto de encuentro, el avión que lleva los pasajeros descendería a una altitud mínima (para no ser detectado por los radares) e iría directamente a un campo auxiliar de la Base Aérea Englin, en el que se harían los arreglos necesarios para evacuar a los pasajeros y que el avión regrese a su estado original.  

--Mientras tanto, el drone seguiría volando por la ruta establecida para el avión de pasajeros. Cuando esta nave aérea no tripulada estuviese llegando al sur de Cuba transmitiría, por las frecuencias internacionales que recogen las señales de peligro de los aviones (on the international distress frequency), un mensaje de alarma (may day) de que está siendo atacada por un Mig cubano. La transmisión sería interrumpida al destruirse el avión por una señal de radio a control remoto. El avión caería al mar, al sur de Cuba. Esto permitiría que las estaciones de la ICAO en el Hemisferio Occidental le comuniquen a los controladores aéreos de Estados Unidos lo que le ha sucedido al avión, en vez de que el gobierno de EU tenga que ‘vender’ el incidente”. (ICAO: International Civil Aviation Organization --Organización Internacional de Aviación Civil, una agencia de Naciones Unidas--)

B-. El “ataque” aéreo  

Prosiguen los documentos del Pentágono sobre Northwoods:  

--Es posible crear un incidente en el que aparezca que un Mig de Cuba destruye un avión de guerra de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos sobre aguas internacionales en un ataque no provocado.  

--Aproximadamente cuatro o cinco aviones F-101 serían enviados en formación desde la Base de la Fuerza Aérea de Homestead (a quince millas al sur de Miami) a las proximidades de Cuba. Su misión sería la de hacer ejercicios de defensa aérea al sur de la Florida. Estos aviones harían variaciones de estos vuelos a intervalos frecuentes. Los pilotos serían instruidos para que se mantengan, al menos, a doce millas de las costas de Cuba; sin embargo, llevarían municiones reales (live ammunition) en caso de alguna acción hostil por parte de los Migs cubanos.   

--Mientras la formación de vuelo esté avanzando hacia el este, un piloto instruido previamente iría al final de la formación a una distancia considerable del avión que tiene enfrente. Cuando esté cerca de la costa cubana, el piloto transmitiría un mensaje de que ha sido atacado por un Mig y está siendo derribado. Sería su única llamada. El piloto, entonces, descendería a una altitud mínima y volaría, a la mayor velocidad posible, hacia el oeste y aterrizaría en una pista auxiliar de Englin. El avión sería recibido por personal apropiado, sería guardado y se le daría un nuevo número de registro. El piloto, que haría la misión usando un nombre supuesto, recuperaría su propia identidad y regresaría a su lugar normal de trabajo. El piloto y la nave…entonces desaparecerían –“would then disappear”--.  

--En el momento preciso en que la nave sea, supuestamente, derribada, un submarino, o barco pequeño, dispersaría en la superficie marítima, a unas quince o veinte millas de la costa cubana, partes de un F-101 y un paracaídas y, entonces, desaparecería del lugar. Los pilotos que regresarían, entonces, de este a oeste, a la Base de Homestead, se encontrarían con una historia real de acuerdo a las apariencias, o sea a “lo que habrían visto”. Barcos y aviones de rescate serían enviados para encontrar las partes del F-101.

C-. Terror en Miami y masacre de refugiados en alta mar 

--Podemos desarrollar una campaña terrorista en el área de Miami, en otras ciudades de la Florida y hasta en Washington, para que se culpe a Cuba comunista. Esta campaña terrorista estaría dirigida contra los cubanos que buscan santuario en este país. Podemos hundir un barco lleno de refugiados cubanos en ruta a la Florida (we could sink a boatload of Cubans enroute to Florida) Podemos atentar contra la vida de algunos refugiados prominentes para que esto tenga amplia publicidad y se culpe al gobierno cubano.  Podemos explotar algunas bombas en ciertos lugares seleccionados para que la policía arreste a los “culpables”, a los que se les ocuparía documentos que probarían la complicidad directa de Cuba.  

Hasta aquí algunos planes de los que aparecen en los documentos del Pentágono sobre la Operación Northwoods. Ésos y otros fueron los proyectos de aquella infame gavilla de asesinos, dirigida por Lyman Lemnitzer y Curtis LeMay, en los meses anteriores a la Crisis de Octubre de 1962

3-. EL CURRICULUM AUTO-AGRESOR DEL IMPERIO

Para concluir este análisis de hoy, veamos lo que ya hemos visto antes para que lo recuerden quienes no lo recuerdan y lo conozcan quienes no lo conocen o no lo quieren conocer --aclaro que ésta es sólo una lista parcial de los auto-atentados imperialistas--:

En 1779, las fuerzas que luchaban por la independencia acusaron a unos combatientes de la Confederación Iroquesa de atacar a una unidad del Ejército Continental –independentista—en el norte de Nueva York; pero en vez de contraatacar a los iroqueses armados, las tropas continentales al mando de los generales Sullivan y Clinton se dedicaron a asaltar las tiendas iroquesas, por la madrugada, para asesinar a cientos de niños y mujeres mientras dormían, la primera de las masacres que perpetró el incipiente Imperio. La nación iroquesa se había unido a los británicos para evitar el genocidio de que fueron víctimas unas décadas después de la independencia. 

En 1801, el naciente Imperio acusó a los barcos “piratas” de Trípoli de atacar a sus naves en el Mediterráneo. ¿Qué hacían las naves de guerra de un país que se había independizado hacía apenas dieciocho años a siete mil millas náuticas de sus costas? (Que lo respondan quienes dicen que el Imperio nació en 1898, cuando la guerra contra España) Después se descubrió que ese ataque había sido perpetrado por una pequeña nave yanki que le había lanzado un cañonazo a una grande nave yanki. Esto dio origen al Barbary Coast War que el Imperio, apoyado por otros países imperialistas de Europa, libró contra varios surreinatos otomanos en el norte de África, sobre todo Trípoli.

En 1816, el general Andrew Jackson acusó a los españoles de la Florida de apoyar a los nativos de la nación Seminole que ayudaban a los negros esclavos a cruzar la frontera de Georgia-Florida para emanciparse. Era mentira. Habían sido varios nativos de la tribu Creek de Georgia, agentes de Jackson, quienes lo habían hecho para que se culpara a los españoles y justificar la invasión a la Florida, que fue ocupada por los yankis y vendida después por el traidor Fernando VII.

En 1836, el general Sam Houston, jefe de los rebeldes tejanos, pudo ir en ayuda de los defensores de El Álamo, bajo el mando de los comandantes William Travis y Jim Bowie, pero decidió abandonarlos para que el mariscal Santa Ana los derrotara fácilmente con el objetivo de usar a esos cientos de muertos –que habían caído en batalla, no asesinados por los mejicanos, como dijeron los yankis— para justificar la separación de Tejas de México y luego la guerra de EU contra ese país. Se cree que la decisión de Houston había sido planeada por los jefes militares de Washington. “Remember The Alamo”, fue el grito de guerra de entonces, como medio siglo después seria “Remember the Maine”. Ambos fueron auto-atentados. El primero indirecto, o sea provocado, el segundo directo.

En 1846, el Imperio acusó a las tropas mejicanas de atacar a sus soldados en territorio de EU. Era mentira. El ataque había tenido lugar a orillas del Río Grande y la frontera entre Tejas, ya Estado yanki, y México, era el Río Nueces, a unos 40 kilómetros hacia el norte. Las tropas mejicanas habían atacado a las yankis en territorio mejicano, pero la mentira fue la justificación del Imperio para invadir a México y robarle el 54% de su territorio nacional, si incluimos el que ya le había robado unos años antes –Tejas-- que era, entonces, mayor que el actual.

En 1893, el Imperio acusó a la reina Liliukalani de Hawai de planear la expulsión de los extranjeros, casi todos yankis. Una mentira que el Imperio usó para armar a una banda de mercenarios que derrocó a la Reina --quien no tenía fuerza armada, sino una pequeña policía y escolta personal--, se alzó con el poder y declaró una falsa república que cinco años después se anexó al Imperio, como había hecho Tejas medio siglo antes.

En 1898, el Imperio envió a La Habana al acorazado Maine con 800 toneladas de carbón bituminoso, altamente inflamable, casi el triple de lo que el barco necesitaba para un viaje a Cuba. El barco hizo explosión el 15 de febrero, matando a más del 90% de su tripulación --260 marinos--, y a sólo dos de sus 18 oficiales que en ese momento se hallaban en la ciudad. No hay la menor duda que el barco tiene que haber hecho explosión por dos razones: porque el carbón bituminoso tuvo una combustión espontánea y destruyó el arsenal, lleno de pólvora, del que sólo lo separaba una delgada pared metálica, o que un agente del Departamento de Marina colocó una mina en el exterior del barco, junto al propio depósito de pólvora. Se descarta que España o los revolucionarios cubanos hayan hecho un atentado que les perjudicaba mucho más a ellos que al Imperio. En la guerra que motivó aquella autoagresión entre el Imperio creciente y el decadente, éste perdió lo que le quedaba de posesiones ultramarinas, con excepción de las Canarias y las Baleares, aunque mantuvo todas sus posesiones peninsulares y otras en el norte de África. Había sido Teddy Roosevelt, Subsecretario entonces de Marina, quien insistió en que el barco fuese llenado de carbón bituminoso en la base marítima de Norfolk, a pesar de que el mismo, al hacer combustión espontánea, había provocado la destrucción parcial de varios barcos de guerra en menos de dos años.

 
En 1915, el Imperio utilizaba el barco de pasajeros Lusitania para enviarle al gobierno de Londres grandes cantidades de armas y pólvora. Inglaterra, Rusia, Italia y otros países estaban enfrascados en la Primera Guerra Mundial contra Austria, Alemania y el Imperio Otomano. Estados Unidos era neutral. El consulado alemán en Nueva York publicó un anuncio en el New York Times advirtiéndole al gobierno que no volviese a usar el Lusitania con ese propósito o sería considerado, de acuerdo al derecho internacional, no una nave de pasajeros, sino de guerra. El Imperio volvió a llenar de armas y pólvora al Lusitania. Los sumbarinos alemanes lo hundieron al sur de Irlanda, en mayo de 1915, muriendo 1,200 pasajeros, entre ellos 125 estadounidenses. El barco, con sus bodegas llenas de pólvora, hizo explosión y se hundió en 18 minutos. Esto sería usado por el Imperio casi dos años después para entrar en la guerra.

En 1917, por la excelente labor de los líderes e intelectuales antiimperialistas, el pueblo de Estados Unidos estaba aún opuesto a la guerra. Entonces los servicios de inteligencia de EU e Inglaterra inventaron lo que se conoció como el Telegrama Zimmermann, acusando a la cancillería alemana de haberle enviado un telegrama a su embajador en México, Arthur Zimmermann, para que tratara de que el gobierno del presidente Venustiano Carranza le declarara la guerra a Estados Unidos –como haría la propia Alemania-- con la promesa de que si la ganaban, se le devolverían a México los territorios robados por el Imperio –California, Texas, Nevada, etc--. La prensa capitalista, tan infame como la de hoy, se ocupó de crear un estado de furia contra esa alianza México-Alemania, como diecinueve años antes había hecho contra España por lo del Maine, y fue, entonces, que el Imperio pudo entrar en la guerra. La clásica ignorancia del pueblo estadounidense sobre lo que sucede en el resto del mundo ayudó a esta patraña yanki-británica porque había que ser, realmente, muy necio para creer que el México anárquico de los diversos grupos de poder en 1917, que peleaban a muerte entre ellos, podía hacerle la guerra a un país unido y cien veces más rico y poderoso.   

En 1941, Japón atacó Pearl Harbor y Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial. Sobre esto lo que hay que decir es breve. Unos meses antes, el Imperio le había impuesto a Japón un bloqueo naval a todas luces inmoral e ilegal porque ambos países mantenían relaciones diplomáticas y ésa era una agresión no provocada, o sea que la primera acción de guerra entre ambos países no fue Pearl Harbor, sino el bloqueo naval del Imperio a Japón. Eso está bien claro. Después, el Imperio situó a una parte de su armada en Hawai, amenazando a Japón con aumentar el bloqueo. Japón no tenía otra salida que responder y el Imperio lo supo unos días antes porque la Inteligencia británica había descifrado el código secreto de la armada japonesa y se lo había hecho saber al Pentágono. Franklyn Roosevelt no hizo nada para proteger a Hawai y el resultado es bien conocido. Pearl Harbor fue el clásico auto-atentado indirecto o provocado.

En agosto de 1964, el Imperio acusó al gobierno de Hanoi de ordenarle a varias de sus naves patrulleras que le dispararan al destructor Maddox en aguas internacionales del Golfo de Tonkín, cerca de las costas de Vietnam, y dos días después de ordenarle a otra patrullera que le disparara a otra nave de guerra yanki en la propia zona marítima.  Después se supo –como reconociera, unos años después, Lyndon Johnson en sus memorias-- que había sido el Maddox el que le había disparado primero a las naves norvietnamitas y que el segundo incidente jamás había sucedido, o sea había sido una invención para fortalecer la versión del primer ataque. Unos días después, el Congreso aprobó la Resolución del Golfo de Tonkín que le permitió al Imperio entrar, de lleno, en la Guerra de Vietnam, en la que morirían más de tres millones de seres humanos.

El 11 de Septiembre del 2001 aconteció lo que todo el mundo conoce. En los archivos de mis artículos hay más de diez sobre todos los detalles de aquellos auto-atentados terroristas en los que el Imperio asesinó a casi 3,000 civiles inocentes. El mundo entero sabe que la culpabilidad directa de la Casa Blanca en esos atentados es incuestionable. No fue el más mortífero, pero sí el más infame y cobarde de todos los auto-atentados del Imperio.

¿Puede alguien, entonces, creer que el Imperio no se esté preparando para atacar al Enterprise en el Golfo Pérsico y culpar al gobierno de Irán?

carlos.rivero@att.net




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Carlos Rivero Collado


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