Nuestra juventud no es aquella que sucumbe ante el delirio del capitalismo y sus atavíos destructores de la humanidad. Somos la consecuencia objetiva de la realización de la independencia. No estamos hechos de prefabricados ni competencias absurdas contra el tiempo, más bien, a la luz de los cambios de la humanidad somos esencia del tiempo. “Juventud, sean luz del mundo y sal de la tierra, como Jesús”, nos invitaba el comandante Hugo Chávez.
Somos heroicidad provocada por la faena libertaria de trabajar y luchar permanentemente por la ratificación de la obra bolivariana. Nos vemos a las caras tal y como somos: seres comunes y corrientes. Pero en el extranjero quizás nos ven con otra característica adicional: valientes por defender, con banderas abiertamente antiimperialistas, la causa socialista de la humanidad.
Un atrevimiento antiimperialista en el Norte es cosa de nosotros, los rebeldes del Sur. Así pues Edward Snowden es un joven más de los que luchamos desde aquí por desmontar el sistema imperial de dominación de la humanidad.
De sus virtudes solo conocemos el atrevimiento y el arrojo que lo llevó a desvelar un número importante de operaciones de “inteligencia criminal” estadounidense contra gobiernos, líderes y pueblos.
La decadencia imperialista no soporta la valentía de la verdad, siempre revolucionaria. Por el contrario su hipocresía es la única forma de mantener “la paz mundial” bajo el sistema capitalista. Decir verdades y hacerlas realidad es la dedicación histórica de los jóvenes valientes. Bien puede ser Snowden un instrumento rebelde para la seguridad de los pueblos del Sur.
¿Quiere el imperialismo atentar contra la soberanía venezolana por la actitud valiente de darle asilo en tierra bolivariana? No podemos esperar de ellos una actitud de respeto a nuestras decisiones: ¿Acaso hemos recibido flores de la OTAN cuando decidimos ser libres? ¡Solo afrentas hemos recibido de los prepotentes del Norte!
Los jóvenes valientes respaldamos un asilo que reivindica la verdad y hace justicia ante la mentira imperialista.
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