Contrario a los planteamientos mediáticos que antagonizan a los candidatos derechistas Juan Manuel Santos como garante y opción hacia la paz y Oscar Manuel Zuluaga como el hombre de la guerra, el escenario en Colombia se muestra mucho más amplio y complejo, y la primera vuelta de las presidenciales que evidenciaron una abstención de 60% (más de 19 millones de abstencionistas), y más de 770 mil votos en blanco, que se conciben como votos de protesta o de inconformidad, muestran que más allá de la opinión del electorado pro-Santos y pro-Uribismo, hay otras opciones políticas que frente a la crisis político-económica han venido tomando mayor preponderancia.
Santos y Zuluaga dos rostros de una oligarquía terrorista, cuales son las reales opciones?
Mientras los resultados electorales en el apoyo popular han sido muy parejos, los candidatos de la burguesía neogranadina hacen un esfuerzo por centrar el debate político en las salidas al conflicto armado, por un lado el actual presidente Juan Manuel Santos defiende la salida negociada, para lo cual ha entablado una mesa de diálogos por la paz con las FARC-EP, entre tanto Zuluaga de las filas del uribismo, luce más ganado a enfrentar a las guerrillas revolucionarias en Colombia aún cuando la intensidad de su discurso ha bajado ante la necesidad de las alianzas electorales.
Lo que tapan los candidatos de la burguesía, es la actual situación de precarización económica a la cual están sometidos los productores agrícolas tras los acuerdos de TLC con Estados Unidos, elemento que mantiene una gran movilización y huelgas campesinas en todo el país, junto a las protestas estudiantiles por la educación pública, la de los indígenas y mineros colombianos.
Otros aspectos que ocultan los candidatos derechistas, es el sostenimiento del estado y de una legalidad terrorista que no sólo ha inhabilitado a su oposición de izquierda, sino que mantiene bajo los limites del terror a los trabajadores, y que ha desmovilizado a miles de habitantes.
Este régimen de terror, que sostiene la burguesía, los sectores terratenientes y el narcotráfico junto al consecuente apoyo militar del gobierno de los Estados Unidos es la forma histórica como han podido gobernar estas élites sobre la resistencia del pueblo trabajador colombiano y para mantener a raya a gobiernos no funcionales a los intereses estadounidenses en la región.
Las FARC proponen constituyente para transitar hacia la nueva Colombia
Para los dirigentes de la guerrilla revolucionaria de Colombia, la forma de abrirle paso a la paz, a la prosperidad y a la justicia es desmontando precisamente las sobre- estructuras criminales, la forma de estado terrorista que sostienen las oligarquías sobre los pueblos, y esto puede hacerse a través de la ampliación y movilización de un movimiento popular que abrace las banderas de la convocatoria a una asamblea constituyente que en palabras del secretariado revolucionario no se trata de cambios cosméticos sino de reformas estructurales que coloquen al pueblo en su condición de creador: “se requiere de una constituyente para realizar las transformaciones estructurales necesarias que permitan superar la no resuelta cuestión rural y agraria que mantiene en la pobreza y la miseria a millones de trabajadores rurales, campesinos, indígenas y afrodescendientes, en función de una nueva organización del poder que dé cuenta de las demandas por la más amplia participación en la vida social de los hasta ahora excluidos, y así avanzar en la superación de la situación socio-económica de precariedad extrema de decenas de miles de compatriotas empujados al circuito económico de la empresa transnacional criminal del narcotráfico. Aspiramos, igualmente, a aportar en el reconocimiento y la materialización de los derechos de las víctimas de la guerra que nos impusieron las clases dominantes” afirma la dirigencia guerrillera.
Para estas fuerzas revolucionarias, la propuesta de la constituyente está muy unida y es un desarrollo más de las actuales condiciones que se presentan en la mesa de diálogo: “El horizonte de la Asamblea Nacional Constituyente que hemos propuesto es una estación necesaria en nuestro camino. Para nosotros es la posibilidad de refrendar los acuerdos logrados, de encontrarle salida a las salvedades que hemos dejado sentadas, y sobre todo de concertar un nuevo marco jurídico-político para la organización del poder social, del Estado y de la economía, sobre presupuestos que comprometan al conjunto de la sociedad colombiana, en todas sus expresiones políticas, económicas, sociales y culturales; Es decir, un tratado de paz, en el sentido estricto del término”.
La izquierda electoral propone un Frente Amplio por la Paz
Otras expresiones de la izquierda electoral encabezados por la plataforma del ex alcalde Gustavo Petro han organizado el Frente Amplio por la Paz, con la finalidad de reunir a las distintas manifestaciones progresistas para defender el proceso de diálogos que el Gobierno desarrolla con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que consideran exitoso, frustrar la amenaza del uribismo y respaldar las diferentes protestas campesinas que se llevan a cabo en ese país. Tal frente amplio ha llamado a través de las declaraciones de Iván Cepeda a respaldar a Juan Manuel Santos en las elecciones como medio de proteger las iniciativas por la paz.
En todo caso, el gran logro del pueblo colombiano, de la izquierda legal o electoral y de la insurgencia revolucionaria es que ha colocado como prioridad de la opinión pública la necesidad de encauzar el conflicto por medios políticos pacíficos, y tal situación ha obligado a los candidatos de la burguesía a bailar al son de los diálogos por la paz.
Ya será esta mesa, que ya cuenta con el apoyo de las fuerzas sociales movilizadas en todo el país, la que le tocará arrumbarse a la propuesta de una constituyente que derogue las condiciones legales que hacen posible el terrorismo de estado en Colombia, he allí la cuestión.
