“Un pueblo noble y creyente fe reclama
Y entristece la penumbra en su dolor.
Casi se esconde su sol como apenada
Por el olvido en que se encuentra su región.
Siendo la gran capital
de un estado prominente
Sufres religiosamente
El olvido nacional…”
Ricardo Aguirre González
Quien
conoce su historia, sabe quién es y quien sabe su geografía sabe dónde
está. Pero si no la conocemos otro puede hacer fiesta con ella. Es el
caso del actual proceso de debate callejero, ya no tan a escondidillas,
a baja voz, sobre la separación e independencia del estado Zulia. La Secesión del Zulia es una serie de eventos históricos, juego cuyo saque o inicio empezó en aquellos años de 1777.
Era
el Virreinato del Nuevo Reino de Granada en el año de 1777, tierras
americanas del Rey, pues se decide desde España separar su territorio
más occidental, una vasta región la cual se llamaría la Capitanía General
de Venezuela. A la postre en ese territorio neoestructurado por su
dueño, el Rey de España, habían dos puertos de importancia capital: al
oeste, en el occidente, estaba Maracaibo y en el centro estaba La Guaira
regido por las oligarquías caraqueñas. Este nuevo ordenamiento
territorial condenaba a Maracaibo a caer bajo la jurisdicción de su
acérrimo competidor, Caracas. El sentir de las oligarquías comerciales
y de mando marabinas fue de plena oposición, reconcomio en serio a
veces y en juego otras más, que han conservado los portadores de ambos
gentilicios (Maracaibo y Caracas).
Era Maracaibo la capital de una provincia compuesta por, al parecer, Río Hacha (actualmente departamento de la Guajira),
los actuales estados Zulia, Trujillo, Mérida y Táchira. En el
reordenamiento Río Hacha es separada de Maracaibo y luego sería
ampliado su territorio ante el tratado Michelena-Pombo, acuerdo
“comevenezuela”. La pertenencia de Río Hacha a la provincia de
Maracaibo explica varias cosas: Por un lado los amplios nexos y
movilizaciones poblacionales y culturales entre la Guajira
y Zulia, de hecho muchos afirman que Maracaibo es la capital del
vallenato. También por el otro lado, explica esto que el lago se llame
de Maracaibo y no del Zulia. Sin olvidar que explica las bases de la
idea separatista y conformación de un país autónomo que divulgan
algunas personalidades de ese departamento colombiano de la Guajira, ya hasta en medios de comunicación masivo con esta entidad y Zulia.
Cuando ya era constituida en la postrimería del siglo XVIII la Capitanía General
de Venezuela se le crea un problema a las oligarquías económicas y
gubernamentales de la provincia de Maracaibo, su poder quedaba a
subordinado a las oligarquías caraqueñas que dominaban a la competencia
portuaria de La Guaira. Desde la época ya competíamos los maracaiberos con Caracas.
En
los principios del siglo XIX se desata la ola independentista en
Venezuela y se convoca como consecuencia del jueves santo de 1810 para
la firma de la magna carta libertaria el 5 de Julio de 1811. La actitud
oligárquica maracaibera fue “hacerse los locos”, “dejar a los
caraqueños muérganos que se separen y nosotros nos quedamos solos”. Eso
es lo que se ha podido entrever en los relatos de la época. Maracaibo
no acudió a la cita de Caracas para no formar parte del país de esa
provincia capital. Esta es la primera vez que se conduce una situación
separatista real desde la ciudad de Maracaibo. La reacción andina fue a
su vez separatista de Maracaibo con adhesión a Venezuela libre. Algunos
historiadores y amigos de la historia profesan que Maracaibo fue
aislada geográficamente y por ello fue difícil integrarse al proceso
independentista, no lo creemos: era cuestión de supremacía de Caracas
sobre Maracaibo.
Desde 1810 hasta 1821, auspiciado por los dos factores, dicidencia con los caraqueños y aislamiento geográfico, La Habana
y San Juán de Puerto Rico hacen de Maracaibo un enclave para
suministrar a las fuerzas aliadas al Rey, Maracaibo era una pieza del
sistema logístico de las fuerzas españolas. El piso alto hizo vivir un
“período autonómico del resto de Venezuela”. Era el imperio español, su
personal y sus lacayos los protagonistas del período.
Quizás
el pueblo llano si estaba en su franca y desafiante creencia de
libertad y apego a la integridad de Venezuela, viviendo un decenio casi
(1810 a
1821) en una paz nerviosa, esperando para actuar, sin embargo con
escasos alzamientos. El alzamiento de Francisco Javier Pirela con los
pardos, el pasquín de santa Ana de 1810, el develado plan del 1 de
octubre de 1810, el levantamiento de la Escuela de Cristo, fueron los primeros intentos que iniciaron el proceso de participación independentista.
Para
1811 Juán Evangelista González se alzó con los peones de haciendas del
Sur del Lago (El Parral, Ceuta y Bobures). En 1817 ponen presos a los
conspiradores traicionados en Cotorrera, otra vez Juán evangelista
González, Antonio Benito Finol, Diego
Espina y sus dos hijos, Agustín Barrios, José María Perich que querían
volar el polvorín de Maracaibo ubicado en la actual avenida el Milagro
en donde está la plaza Sucre y el palacio Arzobispal. También en el 17
el gobernador Correa enfrenta por cerca de un año y con un ejército
dirigido por el capitán José Rosario Tales en La Ceiba
se aplaca el alzamiento de Vicente Torres. Toda intentona era castigada
en forma brutal. En 1819 muere en Maracaibo el último Capitán General
de Venezuela y exgobernador de la provincia de Maracaibo, Francisco
Miyares. Mujeres de la talla de Domitila Flores, Ana maría Campos y
Josefa Matos, se unen a intentonas independentistas en representación
de las mujeres.
El
28 de Enero de 1821 (día de la zulianidad) se ingresa la provincia de
Maracaibo a Venezuela, el teniente coronel Francisco Delgado gobernador
y el general Rafael Urdaneta jefe militar, sopretesto que ahora se
pertenecía a la Gran Colombia,
se quitaban la subordinación máxima de Caracas. “Así sí no gusta”
dijeron las oligarquías ante la mediación de Rafael Urdaneta, tan es
así que el gobernador que estaba por parte de los españoles queda.
El
24 de julio de 1823 se desata la batalla final, la definitiva, la
batalla del Lago de Maracaibo. Para el año 1824 llegan por primera vez
dos cónsules, el primero Robert Southerland de Inglaterra y
posteriormente Abraham Nones de estados Unidos. Años después un hijo
del primero, Jorge Southerland sería militar y presidente (gobernador)
del Estado Zulia. La Cosiata da cuenta de la unión bolivariana de naciones.
En la época de la Contrarrevolución
se le pone mano dura a Maracaibo por su actividad portuaria y la
subordinan al puerto secundario de Puerto cabello, terciándola. La
respuesta fue de grandeza efervescente con la inversión de
infraestructura y formación literaria. Venancio Pulgar jefe militar
queda con el interinato de la presidencia del Zulia y a las pocas
semanas se encarga Jorgito Southerland, juntos apropiados del falso y
antiguo orgullo separatista maracaibero, declaran la independencia del
Zulia, como una república independiente. El movimiento se convierte en
suicida, Guzmán lo aplasta cómodamente y castiga al Zulia con más
controles que incluye la enajenación de La Ceiba-Motatán, reasignándola a Trujillo, puerta de enlace terrestre del Zulia con el centro del país.
Luego viene el período petrolero, Gómez quita el presupuesto de la Universidad
del Zulia con consecutivo cierre. Los distritos petroleros los divide a
conveniencia de las empresas petroleras y sumisamente concede otras
ventajas. Desde entonces, existe el “fenómeno Panamá”
que se fue quedando como una baraja debajo de la manga. Hoy por hoy, se
suman unas personalidades de las clases privilegiadas, ostentosas del
poder político, otros bolsas con falsos orgullos, haciendo actividades
para ganar prosélitos ((http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&LEMA=pros%E9lito) Del lat. tardío prosely̆tus, y este del gr. προσήλιτος). 1. m. Persona incorporada a una religión. 2. m. Partidario que se gana para una facción, parcialidad o doctrina),
con pancartas y grafitos. Recuerdo claramente en la avenida Los Haticos
un graffiti a mano alzada que rezaba “El Zulia Independiente”, más abjo
en otro color y letra replicaban: “con la verga”. Estos son
proimperiistas, sus lacayos y gregarios que contraponen a un pueblo al
cual yo pertenezco que le gusta ir a la Puerta, a San Cristóbal, a Barquisimeto, Caracas, Oriente, a todo el país, a trabajar, a
pasear, a visitar a su familia o a su novia, quienes no están dispuestos a perder a su Venezuela y a su gentilicio.
Quien
no sabe su historia cae en la trampa secesionista, quien está
interesado en ser cabeza de ratón en el rabo del león conspira. Los
demás caen por estar en el grupo o pa´ ver qué agarran. Un caldo de
cultivo siempre ha existido el olvido y el castigo, convertidos ambos
en desatención. La vocación del pueblo es de unidad venezolana y
bolivariana. La vocación de las oligarquías económicas gubernamentales
son rentales, comerciales, administrativas, pueden administrarles la
región al imperio, a cambio un buen pago, una buena mascada, una buena
propina.