Cuando una madre se preocupa por la salud de su hijo o de su hija, cuando alguien se preocupa por la salud o la situación económica de un familiar o amigo cercano, es válido y hasta encomiable, porque hay una demostración de afecto y de sensibilidad hacía ese otro, que necesita solidaridad para salir de la circunstancia en que se encuentra.
Pero hace mucho ruido cuando una desnaturalizada madre, que abandona a sus hijos a su suerte o un irresponsable padre, sin principios éticos ni morales, exponen su preocupación por el hijo o hija de alguien o por un vecino o desconocido que atraviesa por una situación difícil, porque evidentemente por mucho adorno que le coloquen a lo expresado, el mundo que les rodea sabe, que se trata de hipocresía y que más que solidaridad, lo que lanzan son dardos envenenados, porque es su naturaleza.
Es lo que se nos viene a la mente cuando encontramos en los diferentes medios las expresiones de los representantes o voceros del terrorista planetario, que dicen estar preocupados por la situación de Venezuela, o por la situación en Bolivia, Nicaragua, Siria, Irán, Corea del Norte o cualquier otro país, con gobiernos de signo progresista que no están solicitando permiso a Washington, para establecer relaciones diplomáticas o comerciales con otro país, o que no solicitan permiso para vender sus productos a otros que no sea el "amo del planeta".
Imaginemos por un instante cual puede ser la preocupación de Estados Unidos de Norteamérica, por los derechos humanos, por la alimentación o la salud en la República Bolivariana de Venezuela, cuando es precisamente ese monstruo asesino de la humanidad que se ha propuesto como meta "hacer chirriar la economía venezolana", tal como lo hicieron con la economía chilena, en 1973, durante el gobierno de Salvador Allende. Esa arremetida criminal, culminó con el asesinato del primer presidente socialista en Suramérica electo en comicios libres y democráticos, para dar paso a la dictadura más sangrienta en la historia del continente, que bajo las ordenes del general Augusto Pinochet durante 17 años impuso el terror mediante la práctica de tierra arrasada.
Afortunadamente en nuestro país, pese a los esfuerzos de la Casa Blanca, a través de sus esbirros de la CIA y demás agencias criminales, los Estados Unidos no han logrado poner de su lado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, gracias a su inquebrantable moral y compromiso, con el pueblo. Tampoco han logrado hundir al país en la violencia como lo han hecho con Libia, Irak, Ucrania y actualmente a Siria, que la tienen bajo fuego, conjuntamente con la Unión Europea.
Las brigadas de paramilitares y los guarimberos de la CD-MUD, financiados a través de la USAID y demás fachadas que actúan en el país como ONGs, han sido neutralizadas por la valiente y eficaz acción de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana y profundamente chavista. Los lacayos que manejan la manufactura y distribución de alimentos, que en principio tuvieron algún éxito con el acaparamiento y especulación, están siendo derrotados por la alianza cívico-militar y la inteligencia social, que están dando la batalla contra la guerra económica. Esto es lo que tiene preocupado a USA, el fracaso de sus títeres.
¿Puede tener moral para hablar de derechos humanos, un estado forajido donde los afroamericanos son cazados diariamente por la policía, "como fuesen lapas, picures o ardillas". Donde los ciudadanos de origen latino, asiático, africano o blancos pobres, mediante el arresto arbitrario constituyen la mercancía ideal para sustentar el sistema de esclavitud carcelaria, a través de los penales privados, donde los internos son sometidos a trabajo forzado sin remuneración?
¿Tiene moral para hablar de democracia y referendo revocatorio, un estado forajido donde el pueblo no elige presidente, sino que cada cuatro años montan un realty show, para nombrar al arlequín de turno del Pentágono y las Transnacionales en la Casa Blanca, mediante unas elecciones de tercer grado y donde nadie puede protestar? ¿Tiene moral, un estado, que ha convertido un territorio ilegalmente secuestrado, como Guantánamo, legítimamente cubano, para convertirlo en una cárcel extraterritorial, donde se tortura a los prisioneros hasta la muerte o hasta hacerles perder la razón? ¿Porque el premio nobel de la paz y sus voceros no hablan de Oscar López Rivera, el independentista Puertorriqueño, que es actualmente el preso político más antiguo del mundo, con 35 años en una prisión gringa por el solo hacheo de haber alzado la voz para exigir la independencia de su Borinquen querida, que al igual que Guantánamo está ilegal y vilmente ocupada por el terrorista planetario?. Por eso es que, con el perdón de esos singulares animalitos, cuando oímos a Kirby, Kerry, Obama y sus lacayos en el mundo, hablando de preocupación por la situación de Venezuela, se nos viene al momento, la expresión popular para despachar a los hipócritas y felones: La preocupación de la ratas.