El queso siempre ha sido el manjar predilecto de las ratas y con tal de alcanzar su disfrute son capaces de arriesgar sus vidas y quedar en el intento. En el caso que nos ocupa, existe un apetitoso queso que ha despertado la codicia de las ratas en el universo y que les ha llevado a movilizarse en busca de alianzas para capturarlo a toda costa para lo cual están enamorando a sus pequeños parientes marsupiales en los predios de la presa elegida.
El apetecido lácteo a que nos referimos no es otro que la República Bolivariana de Venezuela y sus inmensas riquezas petroleras, auríferas, piedras preciosas, materiales estratégicos y la mayor reserva de acuíferos y biodiversidad, que le convierten en el reservorio de riquezas naturales más importante del universo y codiciado por el imperio capitalista y sus serviles de la vieja Europa para tratar de sortear la crisis estructural que lo sacude y garantizar la continuidad de su depredadora existencia.
El Secretario de Estado de la administración de Donald Trump Rex Tillerson, en su doble rol de ejecutivo de la Exxon Mobil y jefe de la diplomacia del coloso norteño, se movilizó por centro y sur del continente en busca de gobiernos mercenarios para armar su plan de agresión contra la República Bolivariana de Venezuela, contra quien tiene sobrados motivos para detestarla, en primer lugar por la aplastante derrota que en el plano jurídico sufrió su criminal organización, en el intento por robarle al suramericano país y a su pueblo 20 mil millones de dólares mediante una querella por supuestos atropellos del estado contra sus intereses, cuando el presidente Hugo Chávez, haciendo uso del derecho como ciudadano para defender la soberanía de su país rescindió los contratos leoninos, que en la IV República gobiernos títeres habían suscrito con las mafias internacionales del petróleo en perjuicio de la patria.
El segundo motivo, es cumplir el mandato del complejo militar, industrial y comunicacional, que no es otro que preparar las cabezas de playa de los países vecinos del centro y sur , cuyos gobiernos están en manos de sindicatos del crímen y que obedecen a ciegas las directrices de la Casa Blanca.
De allí su reunión con el colombiano Juan Manuel Santos, pupilo del fundador de las Autodefensas Unidas de Colombia, Alvaro Uribe Velez, con quien concretó la movilización de fuerzas militares a la frontera con Venezuela y un "corredor humanitario" en su territorio para "apoyar" a los desplazados venezolanos como parte del combo para la injerencia en Venezuela, que contempla la gestión de 60 mil millones de dólares con el FMI, para "rescatar" a Venezuela, una vez derrocada la revolución bolivariana, mediante el golpe militar, el magnicidio o la ocupación militar, para lo cual ya está activada la ayuda del Comando Sur.
Otro tanto ha logrado articular con el inefable Michel Temmer, jefe del cartel de Brasil que depuso con artimañas a la legítima presidente Dilma Roussef. El gobierno de este oscuro personaje desplegará militares en la frontera con Venezuela, utilizando también el argumento de los "desplazados" venezolanos. En este paquete no podía faltar el títere de Guyana, agente de la Exxon Mobil
En esta jugada están muy activos el cartel de Lima, la mafia corrupta del PP en Madrid y su capo Mariano Rajoy, digno y leal heredero de Francisco Franco, el sanguinario más feroz del siglo XX en España, la gusanera miamera capitaneada por Marco Rubio y la caterva de sicarios de la Unión Europea.
Toda esta conspiración contra la soberanía venezolana y su pueblo se configura con las sucesivas declaraciones de los tarifados voceros de diferentes mafias anunciando que no reconocen a la ANC, al CNE, al TSJ y hasta al mismísimo presidente constitucional, como si fuesen ciudadanos venezolanos. Todo esto con el apoyo incondicional de la mediática nacional e internacional y la apátrida derecha nacional. Frente a esta patota se impone la consciencia patriótica. Independientemente de que estemos o no de acuerdo con el gobierno, debemos apostar a la unidad y cerrar filas en defensa de nuestra patria porque no olvidemos que los roedores del mundo están unidos por un queso.