Aníbal Vásquez: un héroe civil del 27/N que hará bastante falta si los gringos nos invaden

Sí, Aníbal Vásquez, aún con la voluntad intacta de alcanzar el cielo, por supuesto, exponiendo el pellejo para asaltarlo con las armas en la mano tal como asumió desde siempre, se nos fue en el peor de los momentos; por un lado para el pueblo que es su patria, pues, hoy padece con creces el atrevimiento de seguir acompañando la lucha emancipadora heredada de 100 años atrás. Para él, porque la irreverencia que lo caracterizó hasta el final de sus días, terrenales dirán alguno/as, le fue mancillada por propios y extraños, sirios y troyanos, confesos y oportunistas, infiltrados y antipatrias de magnates en la revolución chavista, con la plena y única intención de aislarlo, lamentablemente, lograron vencerlo, es tan así que seguramente no tendrá quien le cante "Los que mueren por la vida…".

Aníbal "El Chamín", viviendo en el Barrio Central de Valencia, sumado al esfuerzo organizado de los colectivos políticos y sus amigos en RUPTURA-PRV y Bandera Roja-CLP, guió sus primeros pasos revolucionarios a la imagen y semejanza da la muchachada venezolana que se empeñó en convertir la rebeldía juvenil en la sabia que nutre a los frondosos y recios árboles al tono del clarín patrio, cuyos frutos en secuencia histórica, caen para alimentarnos de bolivarianismo permanente. Allí, luchando, convencido y dispuesto sin recular, le tocó lidiar y enfrentar a los malandros con serenatas subversivas y a los gobiernos adecopeyanos con tomas de oficinas y trancas de calles, mientras, ambos malhechores en cohabitación coital, acogotaban hasta la saciedad a los habitantes su barrio, quienes mantuvieron en pie de lucha, esperanzados y actuando para deslastrar la vida comunitaria.

Al saber de las asonadas militares de año 1992 no desaprovechó el ánimo ni la oportunidad esperada. Se incorpora inmediatamente porque entiende que no quedaba otro chance de dar al traste con aquellos gobiernos hambreadores y entreguistas de entonces y bastante antes. Conociendo el resultado del 4/F. y la continuidad anunciada por el Jefe de la rebelión, con la misma entereza se incorpora directamente, esta vez para arriesgarse con más profundidad y desprendimiento al 27/N. Su objetivo operacional fue formar parte de la columna guerrillera que comandaron Elegido Sibada "Magolla" y Dimas Pettit, encargados de tomar el peaje "La Peñita" ubicada en Yare, estado Miranda, cuyo misión era contrarrestar las reacciones gubernamentales ante el plan de liberar al Comandante Chávez de la cárcel durante la operación rescate. Dada la experiencia de los combatientes y la disciplina asumida la operación fue todo un éxito, pues, esta permitió la retención y desarme de un centenar de funcionarios militares y policiales, lo que permitió que Aníbal, le colocara la recámara a su fusil, porque a la hora del reparto antes de la acción solo quedaba uno que no la tenía, aun así, El Chamín, mostrando su arrojo y disposición de lucha revolucionaria una vez más, no dejó de participar a pesar del alto riesgo que significaba esa situación.

Llega Hugo Chávez al gobierno y empieza el burocratismo a apoderarse de la escena y casi de inmediato asoma su cara la adeca corrupción muy a pesar del esfuerzo del propio Comandante; Aníbal, junto a otros tantos civiles participantes del 27/N. se inquietan y lanzan las alertas desde el Movimiento Civil, organización popular nacida y conformada por militantes del Barrio Central y comunidades aledañas, igual, casi de inmediato y sin mayores explicaciones, se les cataloga como los disidentes pertenecientes al Grupo de Occidente. Nunca escuché a alguien decir de quienes se trataba y tampoco me interesó averiguar qué carrizo fue ese Grupo de Occidente.

Aparecen los desencuentros, críticas y observaciones que el mismo presidente Hugo Chávez advertía para su erradicación; Aníbal, ni corto ni perezoso, hizo las suyas y se unió al General Efraín Visconti, quien siendo uno de los jefes del 27/N. mantenía la misma insistencia. Esta coincidencia permitió romper temporalmente el aislamiento permitiéndole al Chamin, como siempre comprometido ante el empuje revolucionario, a organizar debates y jornadas diversas para llamar la atención crítica ante las desviaciones y conductas indecorosas de funcionarios de partidos y gobiernos, sin descaro, en nombre del chavismo. Los resultados fueron los mismos, los burocráticos y los corruptos al final vencieron, y con ello, el inmerecido e inhumano aislamiento que no pudo o no quiso contrarrestar el General Visconti, reapareció, esta vez con más desconsideración hacia Aníbal, quien a merced de la terrible y mortal diabetes sin medicamentos con suma excesiva de depresión ante la impotencia de no poder seguir el camino, más la presión familiar y "amigos" que le reprocharon su terquedad al seguir empeñado en mantener intacta su irreverencia, eso sí, estos no pueden saber ni entenderán que esa irreverencia suya se convirtió en el bien más preciado que Aníbal Vásquez, sí se llevará al más allá, porque esta acción emancipadora le permitió demostrar que en definitiva, El Chamín es un victorioso.



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Gustavo C Vásquez


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