Monroísmo en el vecindario

Un fantasma recorre Nuestra América, el fantasma de James Monroe.

Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, es la agente encargada de apuntalar la diplomacia de la recolonización. Su puerto de entrada preferido es Colombia, la cual ha "visitado" con una frecuencia inusitada.

En sus periplos de diplomacia militar, se paseó por Panamá y Guyana, y antes ha pedido a varios países del área, donar el armamento de fabricación rusa al ejército ucraniano, con la promesa de sustituirlos por equipos yanquis. La belicosa "embajadora" es portavoz de la preocupación de su gobierno por la presencia comercial ("maligna") de China, en particular en el triángulo sureño con significativas reservas de litio.

Según la Generala Richardson, "Colombia es líder y exportador de seguridad en la región"; una afirmación muy cínica a la luz de la historia reciente: narcotráfico, paramilitarismo y mercenarios, son los "rubros" principales de esas "exportaciones", cuyas "externalidades negativas" ha sufrido el pueblo colombiano con millones de víctimas, y los países vecinos asediados por la criminalidad y desestabilización que estos negocios implican.

Mientras, en Perú -en medio de brutal represión al pueblo-, la clase política aprobó en junio de este año el ingreso de fuerzas militares estadounidenses, y en Uruguay se dio luz verde a un tratado militar bilateral de peligrosas implicaciones. La arremetida es demasiado evidente. El imperio norteño no tiene más que ofrecer, sólo chantaje ideológico y las presiones que acostumbra contra los débiles.

En este contexto la Armada de Colombia envió un mensaje geopolítico hostil (por decir lo menos), al conmemorar el Bicentenario de la Batalla Naval de Maracaibo atribuyéndose una plagiaria autoría del histórico acontecimiento; más aún, la efeméride quedó manchada de monroísmo al centrar la "fiesta" en unos ejercicios UNITAS en el Mar Caribe, liderados por Estados Unidos. Nada de esto es ingenuo: páginas oficiales del Estado neogranadino (Banrep, por ej.) están repletas de manipulaciones sobre la absurda pretensión de la oligarquía santanderista en nuestro Golfo de Venezuela (el caso "Caldas" fue una jugada crítica de esos intereses).

La carambola monroísta se ha ido urdiendo sistemáticamente:

- "Convenio de cooperación y asistencia técnica en defensa y seguridad entre los gobiernos de la República de Colombia y el de los Estados Unidos de América" (30 de octubre de 2009), que permitió la instalación de siete bases militares estadounidenses en territorio colombiano.

- El expresidente Álvaro Uribe Vélez aseguró el 14 de agosto de 2012, que le "faltó tiempo" para ejecutar un ataque militar contra Venezuela.

- Colombia entra como "socio global" de la OTAN, durante el gobierno de Juan Manuel Santos, el 31 de mayo de 2018 (dos meses antes de dejar la Presidencia).

- Otro hito a considerar en la estrategia estadounidense de reposicionamiento en el continente podemos ubicarlo en Esmeraldas, Ecuador, cuando el sábado 27 de enero de 2018, las instalaciones de la policía sufrieron un atentado con coche-bomba. Se estrenaba el gobierno lacayo de Lenin Moreno, que traicionó la Revolución Ciudadana, y al día siguiente del suceso, la policía colombiana junto al FBI asumieron la investigación. Todo indica que la explosión fue una acción encubierta de la CIA y sus esbirros locales. Ya vemos en lo que ha degenerado la situación ecuatoriana, gracias a las "exportaciones" colombianas.

El historial de crímenes gestados por Estados Unidos, con instrumentos como la CIA, el Comando Sur y la Escuela de las Américas, van desde los golpes de Estado en Guatemala (1954) y República Dominicana (1965), las invasiones a Granada (1983) y Panamá (1989), hasta la Operación Cóndor que impuso el terrorismo institucional y la violación masiva de Derechos Humanos en casi toda Suramérica.

II

El pueblo venezolano tiene muy frescas las heridas causadas por el imperialismo y las oligarquías desde el vecino territorio colombiano:

- Resolución Octava del Banco de la República de Colombia (gobierno de Pastrana) que permitió el cambismo fronterizo triangulado con mafias en Estados Unidos para destruir el bolívar como signo monetario.

- Decretos delincuentes que fomentaron el robo de la gasolina venezolana para comercializarla sin ningún tipo de control dentro de Colombia (gobierno de Uribe)

- Incursión de paramilitares colombianos para generar caos delictivo y desestabilización (guerra psicopolítica ejecutada por el uribismo por órdenes gringas)

- Extracción de alimentos y medicamentos para desabastecer el mercado nacional.

- Asesinato de oficiales de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana por paramilitares en zonas fronterizas (2015)

- Organización y entrenamiento de grupos terroristas contra Venezuela (Chinácota, Cúcuta, La Guajira, etc…)

- Operaciones de "bandera falsa" para problematizar las relaciones binacionales, desacreditar al Gobierno de Venezuela, pedir aplicación de sanciones en OEA y otros foros multilaterales.

- Servir de guarida para todos los criminales que han incurrido en actos terroristas contra el pueblo y el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.

- Convertir a Bogotá en "sede" de un supuesto "gobierno interino", hecho sin precedente entre las bufonadas cometidas por un político fascista y mediocre, como el sub-presidente Duque.

- Promoción del Grupo de Lima como actor visible del cerco diplomático contra Venezuela.

- Asociación del gobierno de Duque con políticos delincuentes para robar activos venezolanos como Monómeros.

- Lanzamiento de operaciones de invasión mercenaria desde territorio colombiano (Gedeón y otras)

- Jugarretas como las del concierto en Cúcuta para invadir territorio venezolano con fines golpistas.

- Tráfico de armas y explosivos para cometer magnicidio contra el Presidente Nicolás Maduro y otras autoridades nacionales de Venezuela.

El triunfo de Gustavo Petro en 2022 trajo un cambio positivo en las relaciones diplomáticas, que ambos pueblos celebramos. Pero la oligarquía es la misma, y el propio Presidente Petro está siendo víctima de un ataque feroz por tratar de gobernar con dignidad y vocación social.

III

La Revolución Bolivariana sigue estando en el ojo del huracán, por constituir, junto a Cuba y Nicaragua (ALBA), el núcleo duro de la soberanía y la emancipación de Nuestra América; también por los inmensos recursos energéticos de que disponemos y la ubicación geoestratégica como corazón de la gran región andina-caribeña-amazónica. Nunca perdamos de vista esta realidad.

La sumisión pitiyanqui que caracteriza a las elites –incluidas las militares- de algunos países latinoamericanos, es resultado de un largo proceso que se inició en el marco de nuestra Guerra de Independencia, especialmente cuando los Estados Unidos desplegaron la primera conspiración internacional para truncar el Proyecto de Simón Bolívar. En diciembre de 1823, tras la capitulación hispana por la derrota sufrida en la Batalla Naval del Lago Maracaibo, y ante la llegada del Libertador Bolívar al Perú (1-09-1823), el naciente imperialismo se abocó a destruir la obra bolivariana a través de acciones encubiertas, intrigas y la utilización de traidores dispuestos a servirles a cambio de satisfacer sus ambiciones mezquinas.

De esto se trata la proyección de la Doctrina Monroe a doscientos años de su promulgación. La hegemonía gringa, potenciada con el suicidio del socialismo soviético, pasó del éxtasis por la "caída del Muro de Berlín", al despecho por la irrupción de poderes alternativos en un mundo multipolar. Tan escasos de creatividad, tan anquilosados espiritualmente, no se les ocurre otra opción que recrudecer el acecho contra el que consideran su "patio trasero", como lo han rumiado las "bestias rubias" generación tras generación.

La tarea de enfrentar la recolonización imperialista en marcha, exige una viril diplomacia política que plantee con firmeza las verdades históricas, y se proponga construir la unidad de los pueblos en defensa del irrenunciable derecho a la autodeterminación, la independencia económica y la emancipación social.

Es en Nuestra América mestiza, nuestra Abya Yala originaria, con la fuerza moral de las Libertadoras y los Libertadores de esta Patria Grande, donde el imperialismo genocida, el que lanzó dos bombas atómicas para intimidar a la humanidad, puede ser derrotado para siempre.

En la República Bolivariana de Venezuela tenemos el deber de sostener la causa antiimperialista a todo trance. No perder de vista el monroísmo en el vecindario, y en la propia casa.

Yldefonso Finol

En conmemoración de la Batalla de Boyacá (7-08-1819), culminación de la Campaña de la Nueva Granada que comenzó con el Paso de los Andes, otra obra maestra del Libertador Simón Bolívar.

Sólo la verdad histórica forma pueblos libres.



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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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