Donald Trump, mientras pacta con dios, se revuelca con el diablo

Teodoro Roosevett, ex presidente de EEUU, decía: “habla con suavidad, pero lleva siempre un buen garrote”. Mientras que Donald Trump, en una mano lleva un hacha y en la otra un garrote. Nos sorprendió la visita de este personaje, a una iglesia. Estando allí, hizo según sus apreciaciones “un pacto con dios para no continuar deportando a miles de inmigrantes ilegales”. Ha dicho que no deportará a los inmigrantes latinos que están en su territorio; solo a los venezolanos o aquellos que hayan cometido un delito. “Si llegaste a este país a producir, no se le deportará y habrán leyes que los favorecerán”. Esto es a rajatabla lo que ha expresado, mientras se encontraba en las cuatro paredes del templo, en los momentos que meditaba con dios.

Pero dejemos esto hasta aquí y vayamos al encuentro  con Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, un criminal de guerra que en 15 meses ha llevado a cabo un genocidio sin precedentes en la Franja de Gaza, que en cifras conservadoras, totalizan 60.000 víctimas. En el encuentro sacó a relucir  una declaración sobre los planes que tiene  con la población de Gaza, donde pretende ponerle mano luego de haber sido prácticamente destruida. Ahora Trump`quiere colarse en el centro del debate mundial, anunciando el destierro masivo de gazaties. Ha dicho que lo que hay allí “es un desastre, un verdadero desastre” y esa reubicación desvasarían cualquier apreciación, que indudablemente implicaría una limpieza étnica. Ha pensado en trasladar a esa población a Egipto o a Jordania.

En 1948, cuando los colonizadores, llevaron a cabo la expulsión de Palestina de gran parte de su población, se van a quedar en pañales, ante la artera propuesta de Trump. Si a esto se le agrega, las explosivas  declaraciones donde pretende  ponerle mano al Canal de Panamá, o echarle mano a Groenlandia, o meterse en Ucrania. Para apoderarse, según ha dicho Trump, porque “tiene  tierras tremendamente  valiosas, en términos de tierras raras, en términos de petróleo y gas y en términos de otras cosas”.

Hemos dicho que Trump con Venezuela ha mostrado el hacha y el garrote, en cada una de sus manos. En República Dominicana, a través del halcón de la guerra Narco Rubio, incautó un segundo avión en su reciente viaje a ese país, perteneciente  al Estado venezolano. Esta acción es un acto de piratería, impuesto por el imperio, pisotea como le da la gana cualquier resquicio legal. Al parecer  la política de Trump hacia Venezuela, estira y encoge. Por un lado envía a un emisario, como Richard Grenell, para lograr  algunos objetivos que le favorecen y con la otra enseña el garrote.



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

 Luisroa519@gmail.com

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