El Secretario del Tesoro Paulson y el Presidente Bush han pedido al Congreso, apoyados por los líderes Demócratas en ese ámbito, 700 mil millones de dólares de rescate a Wall Street y a las instituciones financieras.
En los últimos años estos bancos han cosechado miles de millones de dólares en préstamos y especulaciones sobre hipotecas, valores y otros papeles financieros, virtualmente sin capital que cubra sus apuestas. Con la caída en el mercado de la vivienda, las deudas financieras de Wall Street se fueron a las nubes, el valor de sus propiedades se evaporó, y están agobiados por los billones de dólares de esa deuda.
Paulson, Bush y el liderazgo del Congreso de los EE.UU. le piden al contribuyente que compre la deuda privada sin valor de Wall Street, cargando a la generación actual y las futuras de los EE.UU. con ese fardo.
Paulson / Bush y los líderes del Congreso sostienen la falsedad de no rescatar a los estafadores de Wall Street daría lugar al colapso del sistema financiero. De hecho, casi 200 de nuestros principales economistas de las universidades más prestigiosas rechazan el rescate Paulson. La verdad en este tema es que a lo que conduciría la retención de esos fondos, sería a la caída del sistema financiero especulación-estafa--evasión, el papá de la actual debacle económica.
El Gobierno Federal puede y debe utilizar los cientos de miles de millones de dinero público para instalar un mecanismo nacional de control público sobre el sistema bancario y las inversiones, bajo la supervisión de representantes electivos. El colapso del sistema financiero hoy en bancarrota es a la vez una amenaza y una oportunidad: El colapso de este sistema corrupto ha llevado a la pérdida de puestos de trabajo y congelamiento del crédito y los préstamos; el establecimiento de un nuevo sistema bancario de propiedad pública ofrece una oportunidad para financiar lo prioritario para la inmensa mayoría del pueblo norteamericano: la re-industrialización de nuestra economía, una programa universal y nacional de salud, asegurar y ampliar la seguridad social en el próximo siglo, la reconstrucción de nuestra infraestructura en decadencia y muchos otros programas esenciales para el estilo de vida americano.
El problema no es la falsa alternativa de rescate de Wall Street o el caos y colapso financieros: La verdadera elección es entre la subvención de estafadores o el establecimiento de un sistema financiero público responsable, sensible y equitativo.
Diez razones para oponerse al rescate de Wall Street
1. En una economía de mercado los capitalistas justifican sus beneficios por el riesgo a perder que se asumen. Los jugadores no pueden quedarse con lo que ganan y que sus pérdidas las paguen los contribuyentes. Tienen que asumir la responsabilidad de sus malas decisiones.
2. Gran parte de la deuda venenosa o basura se basa en prácticas fraudulentas - instrumentos financieros opacos que no guardan relación con los bienes reales pero que generan enormes comisiones. Rescatar a los estafadores sólo alienta más estafas.
3. El Tesoro de los EE.UU. compraría papeles sin valor, los bancos privados conservarían todos los bienes de valor. Compramos los limones, y ellos van en Cadillacs.
4. La posibilidad del Tesoro de recuperar cualquier valor por sus compras de deudas incobrables es casi nula. Los contribuyentes serán empapelados con papeles de deuda para los cuales no hay compradores.
5. El efecto a largo plazo de este rescate será duplicar la deuda pública y recortar los fondos de la seguridad social, la educación y los programas de salud pública, mientras que el aumento de la carga fiscal de las generaciones futuras.
6. Tanto el dólar devaluado como la deuda pública reducirán su atractivo en el exterior, aumentando el costo de las importaciones y resultando así una espiral inflacionaria que socavará aún más el nivel de vida de los trabajadores.
7. La canalización de fondos hacia Wall Street los desvía de lo que nos sacaría de esta recesión que se profundiza.
8. Con el rescate se profundizará la crisis financiera, ya que, de acuerdo con el Director de la Oficina de Presupuesto del Congreso, hará evidente el hecho de que muchas instituciones pueden estar acarreando muchas más "deudas envenenadas» y poner de manifiesto que esas instituciones no son solventes. En otras palabras, el Tesoro y el Congreso liberarían a las instituciones insolventes de sus deudas de dudoso cobro.
9. El rescate tiene por objeto facilitar los préstamos, pero el problema no es el crédito sino (como lo ha demostrado la Oficina de Presupuesto del Congreso) la insolvencia de las instituciones financieras. La solución es crear instituciones financieras solventes.
10. El rescate ignora totalmente las necesidades financieras de 10 millones de propietarios de viviendas que enfrentan las ejecuciones, quiebra de las pequeñas empresas que se enfrentan a la reducción del crédito, y la pérdida por los trabajadores de sus puestos de trabajo y planes de salud para sus familias debido a la recesión.
Alternativas al rescate de Wall Street
La rapidez con que el Tesoro y el Congreso han dispuesto de esta gigantesca cantidad de los fondos públicos pone en evidencia la mentira de su argumento de que los programas para las necesidades populares no pueden ser financiados, o la necesidad de reducirlos. De hecho, invirtiendo U$S 700 mil millones en la salud y la educación de los trabajadores aumentará la productividad, la apertura de los mercados y ampliará el poder de compra de los consumidores, lo que conduce a un círculo virtuoso aumentando los ingresos públicos y eliminando los déficit presupuestales y comerciales.
Los fondos públicos invertidos en la industria manufacturera, la construcción, la educación y la atención de la salud crean verdaderos productos de valor de uso y eso tiene un efecto multiplicador sobre el resto de la economía en lugar de acabar en los bolsillos de los multimillonarios que especulan e invierten en fusiones y compras en el exterior.
Inadvertidamente, la Tesorería y el Congreso han puesto que manifiesto que la financiación federal está disponible para reconstruir la economía de los EE.UU., garantizar la vida y salarios dignos y proporcionar la atención de la salud para todos, si queremos elegir funcionarios electivos que están comprometidos con las necesidades de los trabajadores de los EE.UU. y no con multimillonarios de Wall Street.
(Traducción F.M.)