Obama subliminal

Llama poderosamente la atención el mensaje subliminal que Barack Obama, en sus presentaciones públicas, envía a través de la vestimenta de su familia. El 4 de noviembre, día del triunfo, en la manifestación de Chicago apareció con su familia vestida integramente de rojo y negro, los colores que, a través de los años, han representado el cambio, la revolución.

El movimiento que lideraba mi padre en Colombia, el dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán, y la organización por él conducida, la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), tenían como bandera el negro y el rojo, significando: negro = muerte al pasado y rojo = revolución al porvenir. El Movimiento Sandinista también ostenta esos mismos colores, así como el 26 de julio, que en Cuba derrocó a Batista, y así sucesivamente. Los movimientos revolucionarios, al menos en América, han exhibido el rojo y el negro para significar su voluntad de cambio..

Cambio es el lema de Barack Obama. Su consigna de campaña era “sí podemos cambiar” y su frase de apertura al discurso proclamando la victoria fue: "el cambio ha llegado a América". Los vestidos de su familia así lo proclamaban.

Pero no es la única vez que Obama y sus asesores de imagen lo llevan a emplear un color emblemático en la vestimenta de su familia, significando así unidad y armonía en torno a una idea. Cuando venció a Hilari Clinton en la consulta interna del Partido Demócrata, su familia se vistió de blanco, como lo hizo el día del padre. En otras ocasiones vistieron conjuntamente de tonos azules, o grises, o rojos. Todo premeditadamente estudiado, ya que bien sabido es que los colores son vibraciones que ejercen determinados y precisos sentimientos sobre nuestro subconsciente y que los conductores de masas saben que no basta conquistar la razón: hay que politizar los sentimientos, ya que ellos subyacen en nuestra constitución psicológica que es, a la postre, la que maneja nuestra conducta individual y colectiva.

Cualquiera que demuestre interés en el asunto podrá consultar la galería de fotografías de Obama en Google.

Pero no es sólo el manejo de los colores lo que demuestra la sofisticación de Obama en sus métodos de comunicación y organización de la campaña.

Dijo, una y cien veces, “esto no se trata de mi, sino de ti” y fue así como organizó la más amplia campaña participativa que haya conocido la historia de la política mundial. Leer su página web es una invitación a unirse a una campaña que es de cada ciudadano y no del candidato, y el resultado fue que en Chicago, el 4 de noviembre, la gente gritaba en coro “sí pudimos”, a diferencia de los festejos que se hicieron en la Costa Pacífica colombiana, donde predomina la raza negra, donde la gente gritaba “Obama, Obama” porque no habían captado el lema que se constituyó en columna vertebral de la propuesta del hoy presidente electo de los Estados Unidos y que preside su página web, donde le habla “al otro”, a ti y no a un grupo, diciendo: “Te pido creer, no solamente en mi capacidad de cambiar la manera de hacer política en Washington, sino en tu propia capacidad para hacerlo”.

Además, Obama ha asimilado los paradigmas que actualmente prevalecen en la cultura, no sólo norteamericana, sino mundial y que han venido forjando los escritos sobre superación personal, liderazgo y realización, que se centran en la importancia de la iniciativa individual y la participación en grupo. Es por ello que la campaña de Obama se ha ganado la voluntad de la gente, y principalmente de la juventud, porque ha sabido escuchar genuinamente el querer colectivo. Es un cambio absoluto, que pasa del llamado “full marketing” hacia la participación y la comunicación personalizada. “No se trata de mí, sino de ti”, ha dicho Obama y, así como su triunfo ha significado una victoria sobre el racismo, también, y en forma que le dará un giro total a la historia de la humanidad, es un paso hacia la institucionalización de una Democracia Directa, que habrá de sustituir la desastroza Democracia Representativa, fruto de la concepción burguesa y estructura propia del capitalismo.

Por el sendero que menos se preveía, la humanidad va camino de una Democracia Directa, forma de estado propia del socialismo sustentado por la Teoría de la Complejidad, que es la que le da fundamento epistemológico a la participación de todos. Los hechos son tozudos, decía Lenin y, talvez sin proponérselo, Obama políticamente le está abriendo las puertas a la Democracia Directa, al socialismo y a la Teoría de la Complejidad. No es para mañana, pero el proceso ha echado a andar.

glorigaitan@yahoo.es


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Gloria Gaitán


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