Fuga inducida y saqueo de talentos deportivos

“…El robo de cerebros ha sido el peor problema de los países pobres desde el punto de vista tecnológico y económico, y el robo de talentos deportivos lo ha sido desde el punto de vista patriótico y educativo…” Fidel Castro

Hoy, el mudo del deporte enfrenta un acelerado proceso de privatización, marcado con una  tendencia mayor a la profesionalización de sus atletas como mercancías. La compra- venta y robo de los deportistas o el éxodo de atletas nacionales hacia las poderosas naciones va en aumento. La carrera  del imperialismo o la ahora llamada globalización, no tiene freno y cuenta con el apoyo de la transnacional más poderosa del deporte: el C.O.I. En nuestra patria la realidad no es diferente, notamos con mucha preocupación cómo este fenómeno va cobrando cada vez más fuerza, la práctica “inducida o éxodo”  hacia otros estados del país para competir en los juegos deportivo nacionales es algo “normal”, se les ofrece a los niños y jóvenes talentos deportivos: carros, viviendas, becas y dinero, a cambio de que compitan por cierto estado o región. A estos deportistas se le sigue vendiendo una concepción mercantilista del deporte, se les esclaviza a intereses ideológicos y políticos contrarios al socialismo y al final, lo que se aprecia es la reproducción (consciente o producto de la alienación) de los antivalores de clase que constituye el credo de las sociedades y estados capitalistas.

Pero el problema se agrava cuando estos atletas  nacionales emigran o comienzan su éxodo  hacia las grandes potencias deportivas. Entonces, vienen a la mente algunas interrogantes sobre el futuro deportivo: la identidad nacional, el sentido de patria de nuestros niños y jóvenes  en estos tiempos de revolución  y de nuevos paradigmas en el ámbito deportivo, ya que seguimos observando con preocupación que la expatriación continúa y cada vez más creciente de nuestra juventud hacia países que les brindan las oportunidades que aquí no alcanzan. Seguimos revelando preguntas: ¿Es una salida voluntaria o inducida por el mercantilismo deportivo?; ¿Existen en el país mercenarios que se encargan de reclutar a las promesas deportivas (ofreciéndoles villas y castillos) desmembrando a nuestras selecciones nacionales?; ¿Cuánto le cuesta al Estado la preparación de estas jóvenes promesas deportivas y por qué no regulan este mercantilismo y ponen coto a tan horrible espectáculo?; ¿Por qué las potencias deportivas propician la fuga de los talentos deportivos y luego los nacionalizan?; ¿Por qué roban nuestros talentos deportivos, después de los sacrificios y los gastos en que se incurren para formarlos? Y, por último, ¿Por qué violan constantemente nuestras leyes?; ¿Quiénes los amparan?

Los Estados que emprenden la caza de talentos deportivos para lograr sus propósitos, muchas veces recurren al desconocimiento de las leyes  nacionales que protegen a los niños, las leyes laborales y de emigración. Muestra de ello es lo que está pasando en la Comunidad Europea, y en los Estados Unidos, que se están nutriendo constantemente de atletas que emigran en ocasiones hasta con documentación falsa. Para nadie es un secreto como las grandes compañías o transnacionales deportivas (equipos de fútbol profesional, las Grandes Ligas, las federaciones, el C.O.I y las llamadas “potencias deportivas”) propician las fugas de niños y jóvenes talentos  para sus franquicias con el mayor descaro.

La compra y venta de deportistas por parte de estas “potencias”, es una nueva y peligrosa manifestación capaz de destruir la esencia misma del deporte. La visión revolucionaria nos permite adelantarnos y detectar estos fenómenos negativos que hoy siguen asaltando nuestro deporte y cómo logran deformar los principios educativos, formativos de salud, recreación y bienestar para todos que impulsa el socialismo. En este sentido, es el Estado venezolano quien está en la necesidad y en la obligación de atender y cambiar el viejo paradigma de su deporte. Es preciso pensar en la contribución que proporciona esta actividad en la construcción del hombre nuevo, ese sería el papel fundamental de la institución deportiva, la de crear centros formativos de verdaderos deportistas-ciudadanos sanos y útiles a la patria.

Recordemos de nuevo que el deporte también es un aparato ideológico del estado. Por ello, la concepción revolucionaria del desarrollo deportivo estaría apoyada en la primicia de la masividad con calidad humanista, trasformadora, revolucionaria y liberadora, así como en los valores éticos y morales de sus dirigentes, entrenadores y deportistas.

pedro_garciaa@yahoo.es



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Pedro García Avendaño


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