A propósito del anuncio hecho por Estados Unidos y cuatro de sus aliados, todos en proceso de recomposición y reacomodo de las fuerzas políticas internas, con tendencias hacia la bipolarización, es conveniente reflexionar y colocar sobre el escenario del análisis internacional breves ideas partiendo de algunas posiciones expresadas en la carta anunciante, difundida desde la capital parisina.
En la misiva se reconoce públicamente que sin una acción coordinada para hacer “los ajustes necesarios” en sus países y en el sistema mundial, persistirá el riesgo de “un crecimiento débil y de una nueva crisis'.
Esta nueva crisis, sin duda, como la actual, surgirá en el seno del núcleo del capitalismo monopolista y se expandirá por sus ramificaciones dependientes de los que aún mantengan esos vínculos con el centro.
Encabezada por el presidente estadounidense Barack Obama, la carta también está firmada por los jefes de gobierno de Canadá, Francia, Gran Bretaña y Corea del Sur (Norteamérica, Europa y Asia), algo que recuerda la otrora comisión trilateral de los años 70.
En la misiva se afirma la necesidad de continuar trabajando por “los objetivos comunes” ya que 'las tensiones actuales ilustran los riesgos que persisten para la economía mundial y la estabilidad financiera' y que por eso 'el primer objetivo es recuperar un crecimiento sostenible y creador de empleos'.
Tales frases altisonantes vienen escuchándose de una u otra forma, desde hace un buen tiempo atrás. Incluso, en los prolegómenos de esta gran crisis global los comentaristas “expertos” en economía y finanzas al estilo de CNN, no escatimaron palabras para hacer loas al “espíritu emprendedor” como factor de éxito, a la privatización como clave del empleo y el desarrollo, y a las fabulosas empresas que impulsan el libre mercado como las hadas madrinas del futuro, y hasta colocaron de modelo a esas empresas de excelencia que hoy sucumbieron y echaron a la calle a miles de trabajadores para salvar sus finanzas, todo permitido por los gobiernos capitalistas.
Y mientras hacían todo ello, los medios de comunicación de la red imperial han tratado de menospreciar o negar los avances de la Venezuela bolivariana o de la Cuba revolucionaria donde contrariamente a lo que sucede en EEUU, el desempleo se reduce, se echan las bases del desarrollo integral del país y se coopera solidariamente con su entorno de naciones.
¡Que ladren los perros, que nosotros cabalgamos! ha exclamado con justeza Hugo Chávez, el líder bolivariano y martiano seguidor del Che y de Fidel que atinadamente ha convocado a unirse a los trabajadores del mundo en la V Internacional, los verdaderos productores de la riqueza humana, y ha puesto a reflexionar a la burguesía mundial aferrada a un modo de vida insostenible, pero también ha hecho renacer muchas esperanzas que imperceptiblemente avanzan desde lo más profundo de los pueblos, que definitivamente son quienes hacen la historia.
Hoy, con repudiable cinismo, CNN vuelve a abocarse a confundir a sus televidentes y ha comenzado a resaltar ambiguamente las opciones cooperativistas, aunque siempre bajo la supervisión empresarial de alguna ONG o algunas variantes sociales, con un lenguaje antes recriminado, para salir adelante, y ocultan o se abstienen de hablar del chivo expiatorio Madoff o de la debacle financiera de la Lehman Brothers o de los grandes depósitos, recibidos del gobierno, en las cuentas bancarias en apuros, luego repartidos inmoralmente el fin de año como 'utilidades' de las empresas para sus directivos.
Para nadie es un secreto que en el capitalismo, cuando se produce 'un crecimiento sostenible' y se 'crean empleos', en nada puede compararse con el desarrollo integral y armónico que verdaderamente necesitan y exigen los pueblos.
Sólo habría que analizar el sistema carcelario de EEUU con la más alta tasa mundial de detenidos o en proceso judicial y de presos asesinados o suicidados; la situación inestable en el sistema educativo estadounidense con la más alta tasa de hechos violentos y armados en sus aulas; y las crecientes desigualdades sociales y políticas entre inmigrantes y ciudadanos estadounidenses para comprender que sólo crecimiento y empleos no desarrollan las naciones, ni la pueden sostener.
Sin embargo, obsérvese que aún continúan haciéndose los discursos y las declaraciones sin penetrar en las verdaderas causas de la crisis capitalista en cada uno de los países que la han generado, que al relacionarse como lo hacen subordinadamente a los Estados Unidos es lo que provoca la debacle mundial financiera, económica y social que hemos presenciado en las grandes potencias capitalistas desde el 2007.
Con este llamado de EEUU y los cuatro aliados, se hace un urgente pedido a los otros integrantes del G-20 presuponiendo que las ayudas a los bancos no han sido suficientes para la reanimación económica. Es una especie de chantaje o extorsión que no todos estarán dispuestos a aceptarlo.
El llamado coincide con un informe dado a la publicidad también hoy, del FMI sobre la economía de Alemania, “la locomotora europea”, como suelen llamarla los medios de prensa occidentales, en el que presenta para el país europeo un crecimiento inferior al estimado, es decir de 1,2% y del 1,7% para este y el año siguiente, lo cual se traduce en una prolongación de la crisis alemana con los consiguientes efectos sociales y políticos.
'Nos queda trabajo por hacer para restablecer la solidez del balance de ciertos bancos internacionales y evitar que el sistema sea vulnerable pero que sea capaz de financiar las necesidades vinculadas a la recuperación económica', dicen en la carta que no hace distinción respecto a otros países que como China, Brasil o la India han continuado su crecimiento a pesar de la crisis.
'Sin una acción coordinada para hacer los ajustes necesarios, persiste el riesgo de un crecimiento débil y de una nueva crisis' previeron los cinco convocantes antes de entrar a detallar varios objetivos que comenzarían por reforzar las reglas internacionales “sobre capital y liquidez de los bancos” desde ahora hasta el 2012 y reforzar las infraestructuras de los mercados financieros con nuevos mecanismos de compensación que reduzcan los riesgos de contagio, según reportó el despacho, previniendo que la crisis continúe expandiéndose y profundizándose.
La alerta publicada y difundida, con vistas a la reunión cumbre de junio, raya en el más crudo pragmatismo y apela a ir “más allá de las simples posiciones de principio' sobre la liberalización del comercio y contra el proteccionismo en aras de hacer posible un acuerdo en la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Precisamente, una de las críticas de China hacia EEUU es que este ha incrementado las medidas proteccionistas en detrimento de China y niega en la práctica la liberalización del comercio. Otros planteamientos similares ha hecho Brasil y muchos de los integrantes del Grupo de los 77.
'Es hora de que los jefes de Estado y de Gobierno del G-20 reafirmen su compromiso en favor de los objetivos de reformas ambiciosas en los que nos hemos puesto de acuerdo', recordaron en la carta, con cierta lógica alarmante pero también haciendo gala de ignorancia al hablar de “reformas ambiciosas” que no son innovadoras y mucho menos viables socialmente.
Más de 50 millones de personas sin trabajo ilustran el panorama europeo-estadounidense, 15 de ellos en la zona del euro, lo que representa el 10% de la población económicamente activa, el peor índice desde 1998, y el 9,7% en EEUU. Todo ello significa que más de 250 millones de habitantes (niños, ancianos, amas de casa) están afectados por el desempleo capitalista, los que se unen a las otras decenas de millones no contemplados en la denominada Población Económicamente Activa (PEA) que andan en la pobreza y la miseria.
A la cabeza del paro en la zona del euro está España con un índice del 19,5%, casi el doble de la media de sus otros socios, y afecta en especial a los jóvenes españoles menores de 25 años, entre los cuales un 44,5% no tiene trabajo. Sin embargo, España se ha convertido en el 8vo exportador mundial de armamentos con jugosas ganancias para las transnacionales productoras y comercializadoras, vinculadas todas ellas al complejo militar-industrial-comunicacional imperial.
La insistencia de estos cinco potentes países en la regulación de las finanzas mundiales representan nuevos auxilios al derrochador y especulador capital financiero transnacional, lo cual está siendo mundialmente rechazado por los pueblos organizados y muchos gobiernos que ahora colocan el énfasis en el consumo nacional y la producción interna o regional, en planos de mayor igualdad para mantener un nivel adecuado de reproducción social.
La estrategia de EEUU es involucrar a las potencias aliadas y a las emergentes, en el marco del G-20, en sus planes de corto y mediano plazo que le permitan recuperar los espacios perdidos sin que su competidor más cercano, China, se le acerque peligrosamente como para propinarle un jaque mate.
Por ello, su posición respecto a China pudiera parecer ambigua pues si bien tienen sus objetivos políticos definidos respecto a China, en ellos también se contemplan a las restantes potencias, jugando su papel en beneficio de su patrón del norte, muchas de las cuales tienen una relación amistosa y hasta estratégicamente aliada con China, ante la confrontación que supone desintegrarse del sistema imperialista encabezado por EEUU, la única forma de salir adelante y dejar de ser emergente para convertirse en una potencia consolidada.
El G-20 está formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Corea del Sur, Sudáfrica, Turquía y como vigésimo miembro la Unión Europea, presidida por España en el primer semestre de este año y formada por 27 países europeos.
En las complejas condiciones económico-financieras actuales de las grandes economías de Europa y de EEUU, y las tendencias asiáticas o latinoamericanas de afrontar la crisis global con mayor integración regional, resultará poco probable que la próxima cumbre del G-20 hayan muchos objetivos comunes que conduzcan a acuerdos sustanciales entre tan diversos actores.
Mientras EEUU no llegue a acuerdos integracionistas duraderos y de largo plazo en las regiones americanas, tanto hacia el norte como hacia el sur, “la espada de Damocles” siempre penderá sobre su destino. Y nunca se podrá llegar a esos ansiados acuerdos manteniendo políticas belicistas, de invasiones y ocupaciones hacia otros pueblos, aunque estén en la lejana euroasia, debido a que ese tipo de confrontación resulta incompatible con la filosofía y la religión de la liberación presente en los proyectos integracionistas de los países latinoamericanos y caribeños que cada día son más apoyados por sus pueblos.
Pero aún abandonando tales políticas belicistas, los gobernantes de EEUU tendrían que echar a un lado sus obstáculos internos, que son bastantes, para tratar a sus vecinos más cercanos, como es el caso de Cuba, como sujeto internacional de iguales derechos, y transformar sus visiones de doble moral con que pretenden relacionarse, sobre todo, con América Latina y el Caribe, lo cual parece ser cada vez más inalcanzable debido a la propia crisis por la que atraviesa EEUU y que están creando las condiciones, a los grupos de la extrema derecha, para que vuelvan a ocupar los más altos cargos del estado federado en las próximas elecciones.
Una Europa cada día más desvinculada de EEUU, quien hace seis décadas aprovechó sus debilidades para convertirse en la primera potencia capitalista; una Asia en franco proceso de integración regional montada sobre dos grandes pilares económicos, financieros y tecnológicos antes distanciados también por EEUU como son China y Japón; y una América Latina pujante y decidida, principalmente por la voluntad de sus pueblos y capacidades de sus líderes más independentistas, ante los cuales se estrellarán esos otros mediocres que desean seguir subordinados a los EEUU, es el panorama que tanto Barack Obama como los Clinton, o Mc Cain y Sara Palin tienen ante ellos. Es la cruda realidad, con sus necesidades y casualidades, con sus hechos fortuitos, según ha recordado el fiel marxista Valdés Vivó recientemente en su libro Libertadoras.
En esas tres grandes masas continentales las tendencias son parecidas, todas tienen sus particularidades y singularidades, pero tienen generalidades que no son precisamente las mismas de hace tres décadas. Los pueblos están echando a un lado, de forma cada vez más creciente, a los políticos corruptos y ambicionados del poder unipersonal, y están buscando líderes francos, honestos y solidarios, colectivistas, que inexorablemente no son los que asumen posiciones capitalistas.
Lamentablemente, los medios de comunicación privados, al servicio de los grupos de poder económico, continúan retardando la historia, sea en EEUU o en Perú, Colombia, Togo, Nigeria, Tailandia o Italia, pero aún así, sin poder revertirla, y más temprano que tarde tendrán que subordinarse a los intereses nacionales o desaparecer.
Los próximos cinco años serán todo un tiempo crucial donde podrán definirse algunas tendencias internacionales de forma más clara, porque la acumulación de cambios en los últimos cincuenta años provocará, de un momento a otro, un nuevo cambio, cualitativamente superior en el desarrollo de la humanidad, y en cada país se expresará de forma particular y singular. La tarea es identificarlas y actuar dentro y sobre la base de ellas.
Fuente: ABN
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