El sábado 26 de octubre se ha constituído una de las federaciones que más darán que hablar en Venezuela: la Federación de Trabajadores y Trabajadoras del Sector Automotriz, Autopartes, Carroceras y Conexas. Es decir, todas las empresas dedicadas al sector, en sus diferentes componentes y especialidades. 700 delegados representando cada delegado 100 trabajadores o fracción de las principales fábricas de todo el país, unas 25. Entre ellas: Ford, Toyota, Chrysler, Iveco, Encava, Mitsubischi, Firestone, Pirelli, Good Year, Esposito, Enveta, Filtros Wix, Road Track, Tuboauto, GPI, Macusa, Mamusa, Gabriel, Clover, Aerocav, Tessco, Ocimetal, Super Autos, Mavidel, Metalsa.
La constitución de esta federación ha sido un trabajo arduo de casi diez años, cuando ya se intentó constituir en 2006 venciendo la división, la represión, el amarillismo sindical y también, hay que decirlo, las resistencias, dificultades y desconfianza puestas por el propio gobierno revolucionario chavista.
El nacimiento de esta federación ha sido pues todo un desafío. Como señaló ya el Secretario de Chrysler, Christian Pereira, sólo el día antes recibieron amenazas anónimas de que iban a impedir el acto con armas en la mano, ya que “iban contra el gobierno”. Cosa que chocaba con la realidad de un acto que empezó con el canto del himno nacional y la voz de Chávez, así como la tarjeta de entrada que traía la foto de Maduro.
La industria automotriz en la revolución
Lo que se jugaba el sábado era muy importante. El sector de la automotriz siempre ha jugado, en todos los países, no sólo el papel de motor económico sino también del sindicalismo de clase, de la organización independiente de la clase obrera. Y Venezuela no es una excepción, sino una confirmación. Ello explica pues los intentos de sabotear, de ignorar ese acto y el hecho que, a pesar de haber sido invitadas todas las autoridades, desde Maduro, el alcalde chavista de Valencia y la Ministro de Trabajo, sólo fuera una delegación de segundo nivel de éste último.
La revolución bolivariana está en una encrucijada. El gobierno habla de “guerra económica” contra los trabajadores y el pueblo. Sin embargo no acierta a poner orden en la economía, a castigar y erradicar los que roban 22.000 millones de dólares de la renta petrolera, a los que provocan o agudizan el desabastecimiento de artículos de primera necesidad y las colas que generan amplio malestar social. Y, como bien se dijo en las intervenciones de los oradores del congreso, ese sabotaje de la revolución se hace no sólo desde la derecha burguesa y patronal, sino también gracias a que desde dentro del PSUV y el gobierno hay quienes saquean el país en su propio beneficio y privilegios, sin que les importe la situación de la gente trabajadora y pobre.
La respuesta de crear esta federación es pues una necesidad ante los tiempos de crisis actuales y ante los más graves que seguramente se avecinan. La caída en la venta de automoviles y, en cambio, la subida de la importación en la misma o mayor proporción de vehículos de alta gama, no se explican si no hay una complicidad entre los monopolios y sectores de la administración que sacan tajada de esas importanciones. Como señaló Pereira:
“La respuesta a la actual crisis y al futuro no puede ser sólo reivindicativa, que debe serlo también y seguiremos defendiendo las condiciones de vida, de trabajo y de salud de los trabajadores. Pero la respuesta es también política. Los problemas de nuestra sociedad y de la economía son políticos. Por ello los trabajadores hemos de ser políticos. Y hemos de aspirar a dirigir este país para construir el tipo de sociedad que queremos para todos, un tipo de socialismo sin privilegios”.
Chistrian Pereira, Presidente elegido de la Federación
El sábado en el teatro abarrotado de Valencia en el ambiente electrizado de las intervenciones se notaba que se asistía a un hecho histórico. Las intervenciones de los conductores del acto, del secretario general de Chrysler, Cristian Pereira, del secretario general de Ford, Gilberto Troya, de Stalin Pérez asesor de los estatutos y de Toyota, el compañero García, así como la presencia de dirigentes históricos del sindicalismo como Mogollón de la industria textil, fueron un ejemplo de cómo el sindicalismo de nuestros días no puede rehuir el debate y los problemas considerados como temas de “gobierno económico” o de “régimen democrático”. Al revés, la envergadura de los ataques del capital, incluídos los que se hacen dentro de un proceso de revolución democrática como la bolivariana, exigen que la clase trabajadora de un paso al frente y no deje en manos de burócratas ni burgueses las soluciones que se necesitan para salir adelante. El representante del Ministerio de Trabajo tuvo una intervención tibia. Se notaba que estaba allí por compromiso. Se declaró él mismo “clase trabajadora y no obrera, para no ser excluyente” y dijo que que el estado venezolano era “obrerista”. Pero a renglón seguido adoptó un tono de riña, como si las luchas o críticas obreras podían beneficiar a la oposición escuálida.
El control obrero, garantía de una economía al servicio de la sociedad
Precisamente eso es lo que no entienden quienes están en puestos políticos o económicos, cómodamente sentados y que no quieren ni escuchar al pueblo: que sólo los trabajadores pueden llevar a término, de manera radical y decidida, aquellas medidas que el propio gobierno de Maduro proclama, pero que luego la burocracia gobernante, sus propios ministros y cuadros, son incapaces de aplicar. Una de ellas, como el Congreso determinó que va a luchar por aplicar, es el control obrero. Es decir, que los sindicatos controlen las divisas que se entregan a las empresas para las importaciones y que sean utilizadas realmente para lo que se pidieron y no para especular con los dólares y generar inflacción. O discutir con las multinacionales y el gobierno si realmente es necesario las importaciones de coches caros cuando hay una lista enorme de espera de los coches medianos y pequeños, y un montón de empresas auxiliares cerradas por falta de trabajo. “¿Por qué no se mete mano a esta situación? ¿Por qué el gobierno no se apoya en la clase trabajadora para aplicar lo que dice y deja que quienes dirigen empresas y ministerios campen a sus anchas con su ineptitud y sus negocios? ¿El candidato a alcalde del PSUV quiere ganar las elecciones y ni siquiera asiste a uno de los actos obreros más importantes que se realiza en Valencia? ¿Tiene miedo a discutir con la gente obrera?”
La unidad y democracia como método
El sumo cuidado con el que se ha fraguado esta federación se manifestó en la elección de la dirección: el Consejo de la Federación. En él están representadas todas las fábricas principales y todas las partes del proceso productivo. Esta paciente batalla de organización, de creación de un frente único y alianzas muy diversas, de acuerdos entre diferentes y a veces enfrentadas corrientes, poniendo por encima lo que une antes que lo que separa, es la que ha permitido superar viejas rencillas y enfocar un proyecto ilusionante para el presente y el futuro. De ahí que señalara el compañero de Ford que “el nombre mismo de la federación expresaba esa voluntad de integración y democrática: “unitaria”, y no “única”, que podría indicar exclusión de las fábricas o talleres que aún no están”.
Sólo dos fábricas importantes faltaron a este Congreso: Misubitsi y General Motors. Ello producto de complicados procesos internos en los que la represión patronal, con asesinatos de sindicalistas por sicarios incluídos, así como el despido de toda la dirección sindical para poner un sindicato amarillo con ayuda del gobierno, así como otras dificultades, no permitieron aún que participen en su constitución. Pero los líderes de esta federación ya están trabajando codo a codo con los trabajadores de esas fábricas para remontar la situación. Y para ello decidieron democráticamente dejar dos de las responsabilidades vacantes para representantes de esas fábricas, con el convencimiento de superar pronto ese hueco. Y, reconocido por toda la asamblea, el papel del sindicalismo de Chrysler, que asistió masivamente al acto, por sus formas y maneras unitarias y por su combatividad, han sido el motor del proceso.
El internacionalismo obrero estuvo presente
El discurso del aeseor de la fedreción compañero Stalin Pérez, muy aplaudido, mostró la necesidad del sindicalismo de estar en guardia ante el proceso contrarrevolucionario que quiere la burguesía y una parte de la burocracia aliada con ella. Alertó a que no ocurriera como en Rusia, donde el proceso de desmontar las conquistas revolucionarias fue hecho desde dentro, por un personaje que tenía su mismo nombre: Stalin. Y mostró “la necesidad de unirse a otros trabajadores del sector del automotriz y del mundo, como los de Europa, como los de Detroit en Estados Unidos, para combatir juntos al imperialismo y a sus monopolios que imponen producciones, pérdida de salarios y derechos, desastres medioambientales, y darle la vuelta pasando a controlarlos a ellos, incluso a discutir qué productos son los que hay producir, si son carros o son autobuses o trenes. Las fábricas pueden cambiar su producción, la industria del automóvil se adaptó para construir armamento durante la Segunda Guerra Mundial. Eran esos los intereses del imperialismo. ¿Porqué no se pueden adaptar las producciones ahora a lo que necesita colectivamente la sociedad y discutirlo? Hay prepararse para dirigir la economía de la sociedad”. El internacionalismo estuvo presente también con la presencia de un delegado sindical del estado español y con saludos llegados de Polonia, estado español y Detroit (USA).
Necesitamos dirigentes sindicales que sean también políticos
Pero el broche de oro fue puesto por el discurso de cierre del secretario recién elegido, Christian Pereira.
Frente a aquellos que acusan a la nueva federación de ser “antichavista”, planteó que los trabajadores del automovil tienen claro a quien deben votar, a los candidatos de PSUV. Pero a la vez denunció que tales candidatos están haciendo todo lo contrario del legado de Chávez, e incluso preparan algunas derrotas al atacar en muchos casos a los sindicatos, al aliarse con los patronos, al robar también al pueblo. O, sencillamente, al no asistir a actos como este, que era un motivo de orgullo y un hecho histórico en los anales de la organización sindical y política de la clase obrera venezolana. “¿Quién sabotea la revolución? Por supuesto la burguesía. Pero también esos dirigentes supuestamente “rojos” que atacan con mentiras a los trabajadores de las fábricas del automovil como si fueran unos corruptos por usar los “cupos” que tiene el trabajador para comprar coches, cuando los escandalosos márgenes de ganancias sin comparación en el mundo y el llamado mercado secundario o revendedores está dominado por los mismos concesionarios de vehículos y los empresarios ¿Porqué no vienen aquí a discutir esos problemas? ¡Aquí les podemos dar soluciones para cortar eso!”. Christian concluyó en la necesidad de preparase todos los trabajadores y trabajadoras, de formarse, de estar alertas y no dejar que los dirigentes de la Federación se desvíen, de exigir transparencia y democracia, y de cambiarlos y revocarlos cuando sea necesario. “Porque todos podemos cometer errores, pero se trata de que la clase trabajadora participe cada vez más y ocupe su auténtico lugar, que es dirigir la sociedad de manera democrática y para todos”. El teatro, puesto en pié aplaudiendo, expresó la emoción que da asistir a un momento histórico.
Nace pues no sólo una potente federación. Nace un nuevo tipo de sindicalismo de clase, independiente, solidario, democrático, transparente, y también con voluntad de dirección política. Las resoluciones aprobadas por unanimidad quedan como ejemplo de un nuevo tipo de sindicalismo de clase, más revolucionario y de lucha por el socialismo. La militancia sindicalista de Europa y del mundo debemos estar atentos a ese proceso, pues su experiencia puede ayudar a cambiar decisivamente el sindicalismo de pacto y gestión, apolítico y sin apenas movilización, al que estamos habituados hasta hoy y que nos muestra cada vez más que así vamos para atrás, de derrota en derrota. Este Congreso y la Federación Automotriz, la FUTAAC, están llamados a cumplir un papel decisivo en los próximos tiempos y son un ejemplo de cómo organizarse en cada ramo.
La Coordinación General de la nueva Federacion Automotriz juramenta sus cargos y fidelidad a la revolución y la clase obrera
28 Octubre 2013