Desde la confrontación cotidiana y su inmensa proximidad al dolor del pueblo herido y enfermo, ha nacido una confrontación laboral que ilumina desde la dignidad el oscuro panorama nacional. Enfermeras y enfermeros en lucha por el Salario Constitucional, el que cubre la Cesta Básica, pero sobre todo por la dotación de hospitales y centros de salud de lo que es necesario tener para la realización del acto médico: desde agua y jabón para limpiar y desinfectar los espacios, hasta la tomografía axial computarizada que sea necesaria, pasando por los reactivos en los Bancos de Sangre, los catéteres, la gasa, el algodón, la comida de los que se quedan hospitalizados, la esterilización de los quirófanos, en fin, esa parte del derecho a la salud, que significa curarse cuando se está enfermo o herido.
La contundencia de su enfrentamiento se transparenta en el anuncio de su determinante decisión de lucha y presión contra el gobierno patrón: ¡la renuncia colectiva y unánime a sus puestos de trabajo!
Enfermeras y enfermeros han aclarado que no es sólo el salario la razón de sus luchas, sino su compromiso con el dolor y el sufrimiento de los pacientes. Hoy por hoy, el salario de un trabajador o trabajadora de la salud no paga ni el costo de transporte a sus puestos de labor, y es irrelevante en cuanto a costear la comida, o sea, la reproducción misma de la fuerza de trabajo. Trabajar, asistir a la jornada diaria, es perder la posibilidad de utilizar ese tiempo para intentar resolver los problemas básicos de la vida, realizan una labor por la que no se recibe ni el costo del pasaje para ir a trabajar y de todas maneras encontrarse con que es imposible hacerlo pues no están dadas las mínimas condiciones para llevar a cabo su misión. Es desde esta injusta situación que enfermeras y enfermeros han alzado su voz de lucha.
El gobierno, juzgándolos a ellos por su propia condición, pensó que podría quebrar su decisión con bonos y cajas de Clap; pero se encontró con una posición gremial clara y firme: la lucha es por el concepto constitucional del salario y por la urgente dotación de hospitales y demás centros de salud, por medicamentos, materiales y enseres necesarios para atender al pueblo venezolano.
En cuanto al salario, las enfermeras y los enfermeros simplemente piden igualarse sobre la base de las tablas salariales aprobadas al personal militar: si se podía cumplir con los miembros de la FANB y se les permitió acceder y acercarse al Costo de la Canasta Básica ¿por qué no se puede cumplir con las enfermeras y enfermeros que están exageradamente en peores condiciones salariales?
¿Es acaso más importante el trabajo de los y las militares que el trabajo que realizan enfermeras y enfermeros?
En la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución nos solidarizamos con la justísima lucha de este combativo gremio a quien le reconocemos lo que son hoy en Venezuela: Una Luz en la oscuridad.
Caracas 20 de julio de 2018.