Contradicción y tiempo perdido, fue la opinión de algunos buenos camaradas quienes, de buena fe, así clasificaron la intención de la Revolución Bolivariana de ir a la batalla contra el imperio por un puesto como miembro No-Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Argumentados en la posición asumida en voz del comandante Chávez, por denunciar su Organismo de obsoleto, ineficaz y antidemocrático, buenos compañeros caen en el error de subestimar dicho espacio que, aun siendo una realidad estas aseveraciones, no deja de ser un importante espacio de lucha y denuncia contra el imperialismo y sus políticas hegemónicas.
Otros, la lacaya oposición “venezolana”, asumen los resultados de esta batalla, como una “victoria propia”. Acusan de pésima la diplomacia internacional del Gobierno Revolucionario. Vociferan jubilosos: “derrota de Chávez”, culpabilizando al Presidente por su verbo encendido y por sus denuncias que califican de “inapropiadas”. Pero no. Ellos están claro. Celebran por adelantado los objetivos del imperio de e vitar, a como de lugar, la entrada de Venezuela al Consejo de Seguridad.
Las posiciones dignas y coherentes con las convicciones profundamente humanistas y revolucionarias del Comandante Chávez, su verbo encendido, la denuncia justa desnuda al imperio frente al mundo y abre los ojos de los pueblos del mundo frente a la realidad, provocando el replanteamiento de la diplomacia imperial, bien, agudizando sus intimidaciones; tal como lo hizo el pasado con Pakistán y otros, al amenazarlos con regresarlos a la edad de piedra, o de forma más sutil; sobornando económicamente a los pueblos en otorgar o eliminar prebendas -migajas, exactamente-. Nos enfrentamos pues al mismo Diablo, y a él, debemos afrontarlo en su propio terreno, y esta es la verdadera razón por ir a la batalla de la ONU.
Para quienes aun dudan de la veracidad de cuando se denuncia al imperio por su intromisión, o para quienes desestiman las acciones del imperio contra la revolución, he aquí una verdadera muestra de agresividad, prepotencia y descaro. ¡El imperio arremete con todo y contra todos, y no es discurso!
A juicio de Noam Chomsky, intelectual y lingüista norteamericano, Guatemala, el otro candidato latinoamericano, "desde que fue intervenido por EEUU", en los años 50, "ha sufrido una gran represión por parte de sus gobiernos".
"Aquellos que favorecen en la votación a Guatemala están apoyando el genocidio, la tortura y las muertes ocurridas en ese país".
Podemos concluir que, hoy, para las diferentes representaciones diplomáticas acreditadas en la ONU, fue más fuerte el miedo y el chantaje imperial, que la dignidad y la conciencia. Nuestra diplomacia revolucionaria es acertada.