Al momento de redactar este artículo ascendía a 2 mil 949 el número de compatriotas repatriados desde Brasil (2365), Perú (190), Ecuador (185), Colombia (115), Argentina (86), República Dominicana (5), Chile (2) y Panamá (1).
El Plan Vuelta a la Patria, concebido por el presidente Nicolás Maduro cayó como una bendición entre quienes emigraron a esas naciones –y seguramente a otras-, alentados por la inoculación de la desesperanza recibida sobre todo a través de una hábil manipulación mediática (incluyendo redes sociales), que la contrarrevolución artera impulsó desde su plataforma desestabilizadora. Conviasa, línea sobre la que descansa la responsabilidad del seguro retorno de ellas y ellos, nunca fue tan valorada por quienes ahora presurosos y presurosas abordan sus aeronaves con las más bellas de las sonrisas.
Con cautela, mucha cautela diría, he sido receptor de "celos" desprendidos hacia quienes de nuevo están entre nosotros y nosotras. No critico sus observaciones. Las entiendo por el contrario, pero hasta donde me ha sido posible he tratado de "equilibrar" la balanza con argumentos que tal vez en próxima ocasión relacione por esa misma vía.
Por ahora solo diré que he celebrado cada aterrizaje. En cada unión del asfalto de la pista de Maiquetía con la goma de los neumáticos de los aviones, he sentido el brotar del más puro sentimiento venezolanista que aplaude el retorno de la familia que nunca debió partir. Igual me ha ocurrido con quienes, en el caso de Brasil, se han devuelto vía terrestre.
Dicha emoción se eleva a la máxima potencia cuando, incluso desde el suelo que dejan atrás, declaran "regreso a la Patria, voy a mi Patria, de nuevo a la Patria", en lugar de "mi país". ¡Ya saben que tienen Patria!, y más nunca la abandonarán.
Qué grande eres Comandante Hugo Chávez: "Patria, Patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi sol. Patria, Patria querida, tuya es mi vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amor".
¡Chávez vive…la lucha sigue!