El no reconocer la importancia que se le ha conferido al deporte en los últimos diez años, comenzando por proporcionarle un rango constitucional, pasando por la creación del Ministerio del Poder Popular para el Deporte, la fundación de la Universidad Iberoamericana del Deporte, construcción de instalaciones deportivas de alto nivel competitivo, así como el aumento gigantesco de los recursos destinados a esta actividad física y toda la atención integral que se le ha dado a nuestros deportistas, es querer tapar el sol con un dedo; es aplicar la política del avestruz, es decir, meter la cabeza en un hueco para no ver nada. Ésa es la conducta enfermiza de la oposición venezolana, la de no reconocer ningún logro de este proceso y su pueblo.
Nuestras estrellas deportivas que nos están representando dignamente en los juegos olímpicos de Beijing, son víctima de una campaña malsana y siniestra por parte de estos venezolanos hermanos y los medios de desinformación que los tienen desquiciados. Dicen cualquier cantidad de disparates, como por ejemplo: que esto ha sido un gasto muy grande para el país, que fueron a Beijing de turismo, que no estamos a la altura de esta competencia deportiva, que ojalá no ganen ninguna medalla, que ha sido un fracaso y una derrota humillante para Venezuela, entre otras cosas. Apuestan al contrario para que no saboreemos el triunfo de una medalla y así jugar a la baja autoestima de nuestro pueblo; descalifican a nuestros talentos deportivos señalándolos de flojos y mal preparados. Estos señores demuestran una total ignorancia sobre la actividad física y el deporte, en fin se trata del mismo grupo, ése que prefiere la bota gringa en nuestro país, que la independencia y la libre autodeterminación de nuestro pueblo.
Olvidan estos apátridas, que fue precisamente durante los últimos cuarenta años que ellos gobernaron, que nuestro deporte y sus viejas estructuras se demolieron por la incapacidad de sus dirigentes, donde privaba una concepción del deporte medallero, populista y mercantilista, estimulándose de una manera exagerada la corrupción y el deporte profesional, ese que reúne todos los rasgos típicos de las categorías y estructuras de la sociedad capitalista, como son: explotación del hombre por el hombre, apropiación de la plusvalía y la contratación “leonina”, donde el atleta era tratado como una mercancía y se le vendía al mejor postor y luego se desechaba como una basura cualquiera cuando no rendía lo invertido en él. Estos medios de desinformación facinerosos también olvidan que 109 atletas titanes se enfrentaron previamente en torneos internacionales a destacados deportistas de otras latitudes y lograron su clasificación a Beijing con sudor, esfuerzo y sacrificio; que esta generación de oro, porque así hay que llamarla , es muy joven, le falta experiencia , pero le sobra pundonor, vergüenza y dignidad. Valores éstos que le faltan a esta oposición mezquina y vende patria que juega a la descalificación y derrota de nuestros jóvenes deportistas, para con ello atacar y hundir al presidente Chávez y su política deportiva de reconstruir, potenciar y dignificar esta actividad física tan importante para nosotros.
Esta oposición es terca y bruta; nunca aprende, todo se le devuelve en su contra. Ya al pueblo no se le engaña tan fácilmente y menos a sus atletas. En función de lo antes dicho y a pesar de las críticas de fondo que tengo con algunas de las políticas deportivas implementadas en los últimos 10 años, es decir la no transformación y radicalización del deporte, estoy con nuestra digna representación deportiva. ¡Adelante muchachos! así no ganemos ninguna medalla, lo más importante es un pueblo activo y saludable, dispuesto a defender sus logros y en eso ustedes son un ejemplo a seguir contra todas las adversidades; de eso se trata el deporte. Sea cual sea el resultado de Beijing (recordemos que nos enfrentamos con lo más granado del deporte mundial) no puedo dejar de participar en este juego: no tomar partido es dejar que el proceso revolucionario continúe sin nuestra contribución. Y en este match (como en todos los proyectos donde algo trascendente está en juego), lo importante no es competir, sino ganar, y a eso apostamos.
Antropólogo-Sociólogo
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