Pega Betulio, pega Betulio...

En los tiempos de la cuarta, la vida era muy entrenida, alegre y divertida, jamás faltaba un esparcimiento que nos hiciera olvidar que vivíamos al pies de un barranco movedizo, de una quebrada, a expensas de la lluvia y el viento. Claro, con el corazón partío pensando en un deslizamiento, para recoger así, los poquitos macundales y enterrar a nuestros muertos. A pesar de aquel poquitín de sufrimiento, vivir en Caracas provocaba, daba gusto, lo llenaba a uno de contento. A la hora de comprar los bastimentos todo era baratisisisisimo, bastaba comprar medio de leche, un real de huesos, tres lochas de manteca, un real de azúcar, un paquete de la harina de Lorenzo, perros a cagar y zamuros para Barlovento. Y si de trapos y guachicones se trataba, se compraba en Pepe ganga o en bulevard de Catia, que abundaban las ofertas con promociones a buen descuento.

Como les decía vivir en Caracas era «más mejor» con muchísimo confort, con nevera, televisor, radiecito en la mesita con su respectivo pañito de pabilo y para las plagas y el calor, un buen ventilador. Vaya que vida, ya no había que jalar machete ni jalarle las bolas al patrón. Las noticias y radio novelas por «Rumbos» y «Contiente» nos entretenían, con Rosita Vázquez y Martín Valiente. Y, si, del  televisor se trataba: sábado con Henry Altuve, los hermanos Vallenillas, la gran Lila Morillo y el polifacético Amador. Los Domingos cerraban con las carreras de caballos que remataban nuestros empobrecidos bolsillos por la expoliación. Y si querías hacer turismo citadino, también salía barato, te embarcabas por un buen rato en el autobús de la circunvalación.

Ajá, querido amigo, se preguntará usted que tiene que ver toda esta relafica con Betulio González, nuestro flamante campeón Marabino, quien se fajaba bien duro, con orgullo y con pundonor. Pues mucho, ya verá.

Nuestro pueblo, amoroso de su gente, de sus deportista donde quiere que se  encuentren, como motorista, velocistas, pugilistas, pedestres como ecuestres, siempre nuestro pueblo apoya hasta reír, llorar, rabiar hasta mostrar los dientes.  Se acuerda usted de Betulio González, aquel flamante campeón «Mosca» triplecoronado, cuando en uno de sus combates se hizo más famoso todavía, no por ganar la corona, sino por caer patas arriba. Se acuerdan... Durante la transmisión de la pelea, el «narrador de la verdad» a cada momento emocionado nos decía:-Pega Betulio, pega Betulio, pega su derecha, vuelve a pegar Betulio, ahora pega la zurda, vuelve a pegar la zurda...¡¡¡Señores se cayó Betulio!!!

-Cóoooomo??? .-Como es la vaina?? fue el grito que estremeció en las casas de todos los venezolanos con aquel sorpresivo nockaut que recibió el nuestro...la gente no entendía, los comentarios iban y venían:-Ese narrador de la verdad como que estaba borracho ese día. -Será que Betulio se vendería. -Sera que esa pelea estaba podrida. -Será que Betulio se confiaría.  Mientras que Rafito Cedeño, el apoderado, y paisano de Betulio, no perdió nada y la barriga le creció más pa´ arriba. ¡Qué frustración popular nos embargó esos dias!...Pero como este pueblo es jodedor, aquella refriega en guachafita se convirtió a pesar de que nos dolía.

Hoy, no queremos mas frustración popular, No queremos otro Nokcaut, otra comiquita ni guachafita, queremos que nuestro campeón Nicolás Maduro, se ponga serio, se meta en el gimnasio, que entrene desde antes de salir el sol, que se ajuste el carzón, apriete bien los puños, fije duro sus pies al piso y comience a repartir pescozón: coñazos a la banca, coñazos a la especulación, coñazos a la burocracia, coñazos a la inflación, coñazos a los entreguistas, vende patrias y al ladron...Sólo así contará con nuestro gigantesco apoyo que lo convertirá en un autentico y legendario campeón
 

mc_hernanb@yahoo.com



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