Dedicado al hombre más democrático del mundo: George Terrorista Bush

Cuando brille la luz de la libertad en Cuba

Estábamos reunidos con unos campesinos analizando los artículos que el presidente propone modificar, cuando un campesino de una casa vecina se nos acercó para decirnos que en su televisor estaba hablando el hombre que Chávez llama Mister Ranger. Decidimos hacer un pare en la actividad de reflexión para ir a escuchar el discurso del más grande terrorista que conoce la historia humana hasta este momento: George W. Bush. Si uno fuera un fanático antiimperialista y actuara por el recurso del odio personal, diría que a través de la pantalla del televisor salía un olor a azufre insoportable. Pero es un deber escuchar los discursos, especialmente, del más importante vocero que tiene en este tiempo la globalización capitalista salvaje, para que algunas adversidades anunciadas no nos agarren por sorpresa.

 El cinismo conduce a la arrogancia, y ésta a lo grotesco y la insensibilidad completa del alma. Produce indignación observar cómo un cínico, hablando en nombre de la democracia y la libertad, se burla del dolor ajeno, y produce tristeza ver cómo el sufriente se presta y se hace cómplice de su burlador. Bush hizo sentar a unas personas muy cerca de él, y entre las cuales se encontraba una dama que tiene un familiar preso en Cuba, y sin ningún respeto por el sufrimiento sincero de esa dama por su familiar que vive un momento difícil como lo es estar en cautiverio en Cuba o en cualquier parte del mundo, le explotó hasta la saciedad su dolor, y mientras la dama dejaba caer lágrimas por sus mejillas, el cínico se reía de los aplausos que premiaban sus aprovechamientos oportunistas. Sencillamente, es terrorismo ideológico burlarse de otro ser humano aun cuando sea un enemigo en combate o vencido, y más lo es, cuando se trata de un dolor, que en el caso de la dama que estamos mencionando sólo sanará en el momento en que su familiar obtenga su libertad al salir de la cárcel. Ahora, eso es competencia del Estado cubano que es quien sabe con exactitud la causa por la cual está detenido ese familiar de la dama que Bush presentó al mundo como víctima del gobierno de Cuba sin explicar las razones por las cuales se le ha juzgado. Definitivamente: el señor Bush es cínico. Luego hizo levantar de su asiento a otra dama que también dejaba caer lágrimas por sus mejillas por no saber cuándo podrá volver a Cuba. Bush, el cínico, seguramente creyó que estaba matando todo un gobierno de pájaros con dos tiros.

 El señor Bush prometió villas y castillos a los cubanos, garantizó que muy pronto caerá para siempre la Revolución y arrastrará al abismo a sus dirigentes, sentenció que en poco tiempo va a brillar la luz de la libertad en Cuba, habló de los presos por expresar sus críticas a la Revolución, ofreció hacer circular millones y millones de dólares en los bolsillos de los cubanos sin que pasen por las manos de los dirigentes del Estado, juró que el gobierno de Estados Unidos sufre y llora por el sufrimiento y el llanto de los cubanos, recordó que toda la historia de Estados Unidos es la de la libertad y de la solidaridad franca y sincera con las demás naciones del mundo, auguró nuevos vientos de alegría para los cubanos en la isla anunciándoles tomar medidas más drásticas de bloqueo. ¡Qué barbaridad!

 Un campesino que prácticamente no sabe leer ni escribir, pero sí sabe escuchar y diferenciar lo malo de lo bueno, nos preguntó: “¿Ese carajo como que tiene cuatro bolas?”. Hubo risas, pero no de burla sino de sano entendimiento al lenguaje del que tenido por ‘ignorante’, ya sabe en demasía que Estados Unidos –tal como funciona o actúa hasta este momento- significa guerra, muerte, desolación, llanto, dolor, tristeza, pobreza, esclavitud para la mayoría de la humanidad.

 Bush, habló como si fuera dueño del mundo, y los acólitos le aplaudían como si fuera un Dios. Bush ha sido predestinado por el divino imperialismo capitalista para plagar de miseria, muerte y dolor no sólo a la América, sino a casi todo el mundo entero. Hay que ser de azufre para tener una mentalidad tan terrorista, cínica y salvaje como la que le hace brillar la luz del esclavismo al señor Bush. Hay que tener neuronas de acero para dar discursos políticos como los que pronuncia el señor Bush en auditorios cerrados y protegidos por miles de miles de gendarmes y donde ni un solo respiro es de libertad verdadera.

 En su perverso discurso prometiendo libertad para el pueblo cubano y no estabilidad del gobierno revolucionario, el cínico nada dijo del pedazo de Guantánamo que mantiene invadido y ocupado siendo eso una descarada violación al patrimonio territorial cubano; nada dijo de los centenares de presos políticos que mantiene en Guantánamo y que son cotidianamente torturados, lo cual ha sido denunciado por el expresidente Carter; nada dijo de los miles de miles de muertos inocentes que las fuerzas mercenarias estadounidenses producen en Irak alegando que combaten contra el terrorismo; nada dijo de las sucesivas condenas de la aplastante mayoría de los países miembros de la ONU al criminal bloqueo que mantiene contra Cuba por más de cuatro décadas; nada dijo del repudio que en casi todo el mundo tiene que padecer cada vez que sale de Estados Unidos en visita oficial hacia otra nación; nada dijo de la repulsión que siente casi la absoluta mayoría de los cubanos hacia el imperialismo estadounidense y, especialmente, contra él mismo.

 Lo cierto es que el cínico está tirando brazadas de ahogado y patadas de ahorcado. El mundo entero sabe a ciencia cierta que ni Bush ni otro Presidente que lo sustituya se atreve o tiene el coraje de dar la orden de invadir a Cuba. Si algún mandatario estadounidense, por una razón de degeneración total de neuronas hamburgueseanas o ianas, se le ocurriera ordenarla ya completamente perdido todo síntoma del sentido común, se cumpliría al pie de la letra en menos de veinticuatro horas un estallido internacional aquello que el Che decía: crear uno, dos, tres, diez, muchos Viet-nam, y, sépalo el imperialismo estadounidense, les llegaría ese momento muy temprano de a Dios luz que te apagaste.

 ¡Ah!, lo que sí dijo el cínico fue: ¡Viva Cuba Libre!, pero todo el mundo sabe que es con coca cola y no con agua.



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Freddy Yépez


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