La candelota de Cisneros

A veces, de tanto andar apagando candelitas a uno se le pasan las candelotas. ¿No le ha ocurrido a usted? Bueno, al Gobierno podría estar pasándole, al menos vistas las cosas desde afuera: los altos funcionarios, comenzando por el Presidente, salen diligentemente a responderle a cualquier hijo de vecina que mande un tuit estúpido (valga la redundancia), pero el poderosísimo e influyente empresario Gustavo Cisneros Rendiles lanzó un comunicado lleno de claves y señales y nadie se ha ocupado de contestarle como se merece.

Entender los significados del mensaje del magnate radicado en República Dominicana, señor feudal mediático a escala hemisférica, es crucial para la revolución y también para la contra, claro. Nadie debería olvidar que en 2002 el supermillonario fue, como se diría en la zaga de El Padrino, el capo de todos los capos, aunque luego hayan puesto al tal Carmona a tomarse juramento a sí mismo.

Nadie debería obviar el hecho de que la Organización (denominación del holding empresarial) ha sido desde tiempos inmemoriales una especie de embajada alterna (usemos el término, ya que está de moda) de Estados Unidos en Venezuela. Nadie debería olvidar que Cisneros es el mismo empresario que de la noche a la mañana, dejó en la estacada a la Pepsi-Cola (la marca que forjó su emporio) y comenzó a vender Coca-Cola así, como si nada.

¿El que Cisneros califique la situación nacional de insostenible y diga que tiene que sobrevenir una nueva configuración política, significa acaso que el viejo lobo vuelve a sus andanzas? ¿Está dando por cancelado esa especie de pacto de no agresión que el comandante Chávez y el acaudalado empresario en persona suscribieron luego del referendo revocatorio de 2004, en un almuerzo palaciego que alcanza ya ribetes de leyenda urbana; pacto que aparentemente fue ratificado por Nicolás Maduro, en un encuentro -no tan mítico, pero encuentro al fin- el año pasado?

¿Qué implicaría ese cambio? ¿Volverá Venevisión a dirigir la guerra comunicacional, tal como lo hizo en abril de 2002, cuando un remilgado presentador -sabiéndose guapo y apoyao- se jactaba de que el país había amanecido con nuevo presidente?

En sintonía con la campaña global desarrollada contra el gobierno constitucional de Venezuela, el comunicado habla de represión, de restricciones a la libertad de prensa, de persecuciones políticas y pare usted de contar, y concluye proponiendo una mediación internacional a cargo del Vaticano. Va aún más lejos y plantea que el papel de árbitro lo haga la Conferencia Episcopal, en la que supuestamente confiamos todos en Venezuela En dos palabras, el comunicado de Cisneros es pura candela. Y nadie ha hecho el amago de apagarla.



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Clodovaldo Hernández


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