Considero que el camarada Haiman El Troudi, ministro del Poder Popular para el Transporte Terrestre, es uno de los ministros-as más efectivos que tiene el actual Gabinete de nuestro Gobierno, sin desmerecer el gran esfuerzo de otros ministros y ministras revolucionarios. Quizás por ser un ministerio de logros visibles (vías de comunicación, obras viales, medios de trasporte masivo, entre otros) su desempeño es mucho más evidenciado que la de otros ministerios, aunque ello no le resta méritos, sino todo lo contrario, pues se percibe en la calle con los avances en esta materia que este sector de la acción gubernamental ha tomado un rumbo de crecimiento y desarrollo necesario en la Venezuela que exige mejoras sustanciales en materia de transporte terrestre y movilidad ciudadana.
Sin embargo, como en toda gestión gubernamental hay elementos de la política de transporte terrestre que deben ser revisados, siempre con ánimo crítico revolucionario y constructivo. Nos vamos a referir en esta ocasión, y sabiendo que ese no es su razón de ser pero si por su potencialidad de ser vehículo, al papel que puede y debe jugar este ministerio en la política comunicacional del Estado. Por ser competente en materia de transporte terrestre puede y debe servir de promotor para el despliegue de una comunicación alternativa al servicio de la liberación, de la ampliación de mensajes comunicacionales al servicio de la construcción de la sociedad socialista que aspiramos y que sea contra hegemónica a las estrategias comunicacionales del capitalismo y sus antivalores.
Siempre se ha dicho que la comunicación es uno de los talones de Aquiles de nuestra Revolución, y es por ello el papel importante que deben jugar todos los entes públicos, sin ser medios de comunicación en el sentido convencional, para adelantar una política comunicacional verdaderamente revolucionaria y transformadora de consciencias. Por ejemplo, los espacios públicos de las autopistas y carreteras del país, y de los medios de transporte masivo implementados por el Estado como los metro-buses, el ferrocarril y los metros subterráneos en todas las ciudades son, a mi juicio, altamente claves. Por las vías terrestres circulan prácticamente todos los habitantes del país, y por los medios masivos se transporta seguramente mucho más de la mitad de los ciudadanos venezolanos. De allí que los mensajes comunicacionales al servicio de la sociedad nueva y liberadora, en estos espacios y medios de transporte, tenga que jugar un rol primordial en la lucha contra la sociedad de consumo capitalista y sus mensajes publicitarios alienantes: individualismo, competencia, lucro, mercancía, desigualdad, deshonestidad, pitiyanquismo, armamentismo, patrones de belleza física, sexismo, racismo, xenofobia, entre muchos otros. No es posible que a estas alturas del desarrollo del proceso bolivariano en el poder, sigamos viendo las autopistas y grandes carreteras plagadas de grandes e innumerables avisos, vallas y anuncios que reproducen todos los principios de la sociedad consumista y de sus anti valores que atentan contra cualquier esfuerzo por crear consciencia acerca de valores positivos de una nueva sociedad humana, solidaria, justa, equitativa, libre y autónoma, no sexista, no racista, no xenófoba, etc, etc.. Las estaciones del metro así como sus vagones, por lo menos en Caracas que es el que transporta más pasajeros diariamente, están aún impregnados de avisos del gran cine hollywoodense con sus películas promotoras del american way of life, de anuncios de academias educativas privadas que además de mercantilistas son de dudosa calidad, de propaganda para consumir comida chatarra (Wendys, Pollos Arturo, etc) hartamente conocidas como generadoras de enfermedades, de presencia de promotores de establecimientos/seguros de salud (Rescarven) que conciben la salud como un negocio, etc. Es decir, estamos permitiendo que los tanques ideológicos del capitalismo tengan un espacio privilegiado para su reproducción con nuestro apoyo y beneplácito. No queremos pensar que se permite su presencia abusiva por meras razones financieras, porque pagan una especie de canon de arrendamiento, pues eso sí sería lamentable.
Propongámonos recuperar esos inmensos espacios viales y esos medios masivos de transporte en emblemas de la guerra comunicacional contra los antivalores capitalistas, promoviendo los valores de la vida, del amor, de la igualdad, de la soberanía, en fin, de la construcción del Socialismo Bolivariano. No se trata por supuesto que los inundemos con propaganda exclusivamente de nuestros logros del Gobierno revolucionario, lo cual ya existe pero de forma muy débil, limitada, poco estética y nada novedosa. Se trata más bien de utilizar las vías de transporte terrestre y los medios masivos en grandes espacios para la difusión de mensajes liberadores. Las iniciativas por ejemplo de promover la figura de grandes pintores nacionales (caso Armando Reverón) en el Metro de Caracas, o la colocación de esculturas de gran formato en las grandes vías públicas de la capital son una prueba pequeña de ello, pero ante la multitud de otros mensajes en contrario la guerra es totalmente desigual.
Este tipo de iniciativa debe contar por supuesto con la participación de otros entes públicos y organizaciones sociales que la hagan posible, ministerios de Cultura, Información y Comunicación, Comercio, Educación, Ciencia y Tecnología, Salud, etc, así como de colectivos culturales y organizaciones del Poder Popular que deben y pueden aportar ideas acerca de los mensajes que respondan a sus necesidades y sueños societales.
Atrevámonos a convertir a estos inmensos espacios de circulación terrestre y a sus medios de transporte en grandes territorios liberados para los verdaderos valores de humanidad de la nueva sociedad, en todo el territorio nacional. Llamemos a un gran concurso público de ideas que cuente con el aporte de valores nacionalistas, con innovación, estética, eficiencia económica para llevarlos a cabo y con participación popular.
Una gran contribución a la transformación de la vida de nuestros compatriotas es tanto ofrecer soluciones viales y medios de transporte cada vez mayores en cantidad y calidad, como contribuir a la transformación cultural y de pensamiento de todos los que transitamos a diario por toda nuestra geografía nacional, que favorezca el No Retorno de nuestro proceso revolucionario.
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