LA MAPANARE Y EL BOLIVARIANO GÜEVÓN
INTROITO
Esta es una fábula del siglo XXI. Que bien pudiera ubicarse en la época cuando existían gallinas que ponían huevos de oro. Y Unicornios. Y Hadas Madrinas. Pero por lo que he estado viendo y sintiendo es perfectamente aplicable aquí en esta República Bolivariana de Venezuela.
LOS OFIDIOS
Son un tipo de serpientes. Venenosas. Las mapanares, o cascabeles, son extremadamente venenosas. Su cerebro es muy pequeño en comparación con el resto del cuerpo. Son en esencia máquinas para matar, comer, reproducirse y morir. Por supuesto, nadie sabe si las mapanares piensan en las culebritas que tendrán, cómo las mantendrán, etc. Ellas ponen sus huevos, y las crías que se las arreglen solas. Sobrevivirán las más sortarias. Y por eso es que dicen que las mapanares no tienen sentimientos. Y como son de sangre fría, los humanos extienden esta característica pero al revés: si un humano no tiene sentimientos de bondad lo llaman reptil, culebra, capaz de matar a sangre fría. Es decir, sin sentimientos de culpabilidad. Se puede decir con mucha certeza que los fascistas matan por placer. Y por supuesto no tienen sentimientos de culpabilidad. Ejemplos de fascistas tenemos a Leopoldo López, Enrique Capriles Radonsky, Enrique Mendoza, Albis Muñoz y demás directivos de Fedecámaras, los militares que se alzaron en la plaza Francia de Altamira, el pollo de Carabobo y su padre, los dueños y directivos de la TV privada venezolana, los dueños y directivos de El Nacional, El Universal, 2001, Tal Cual, etc. La gran mayoría de los dirigentes de la oposición. La mayoría de la gente que vive en las zonas ricas de Caracas y algunas ciudades del interior. ¿Me copiaron la idea?
Esos son mapanares.
EN EL BOSQUE
Una vez iba un bolivariano por el bosque y de repente Zás!! saltó una mapanare y trató de clavarle los comillos (el paro empresarial y cetevista de diciembre del 2001). El bolivariano, totalmente desprevenido, se asustó y le dio una patada pero no la mató por lástima, pero la ubicó por que tenía una mancha negra en la frente. Dejó que huyera al bosque y se dijo “pobre culebrita. A lo mejor tenía hambre” Y la perdonó. Algunos meses después, el 11 de abril del 2002 de nuevo en el bosque, esa misma mapanare lo agarró en la pantorrilla. Afortunadamente el bolivariano llevaba unas botas de esas de caucho como las que usan los guerrilleros de la FARC. Los colmillos atravesaron la tela de guayacán y la goma de las botas, y apenas rasguñaron la piel. Pero inyectó algo de veneno y el bolivariano quedó fuera de combate por 47 horas. Despertó el día 13 de abril, y la culebra que estaba esperando que el bolivariano se pudriera, se cagó y huyó hacia el bosque. Y este bolivariano güevón en vez de perseguirla y matarla se dijo “pobre culebrita. A lo mejor tenía hambre”. Pero le extrañó que esta mapanare fuera tan mal agradecida. En diciembre del 2002 y enero del 2003 la culebra atacó con más saña: paró PDVSA, y para variar agarró al bolivariano desprevenido (¿no es güevón, pues?) Afortunadamente la gente del pueblo, rápidos como el rayo zás!! le tiró un machetazo a la culebra y casi le arranca la cabeza a la mapanare. Pero cometieron la torpeza de no matarla, porque el bolivariano güevón se puso a llorar y decía “déjenla, que ella ya debe haber aprendido la lección…”
PIEDAD
Como pudo la envolvió en su camisa y le juntó la casi suelta cabeza con el tronco, y se la llevó a su casa. El Pastor del pueblo la dijo que si la cuidaba y la salvaba, en cualquier momento uno iba a ser retribuido. Y este güevón se lo creyó (el pastor era el cardenal Rosalio Castillo Lara, na guará).
HOSPITAL DE CAMPAÑA
En la casa el bolivariano le preparó una camita a la culebra. Después que le limpió las heridas, como pudo las cosió. Y aprovechó para curarle otras heridas menores de otras batallas. Con un gotero le daba leche de chiva, y todos los días le untaba crema de cacao en la herida. Pero la culebra no reaccionaba. Y el bolivarianito rezaba y le pedía a su Dios que la ayudara. La arropaba, la limpiaba, le daba comida. Le ofreció una cuevita en su patio trasero. Les dio préstamos, les condonó deudas, les perdonó todos los pecados. Recuerden: cuando lean culebra o mapanare en realidad lean Fedecámras, Conindustria , etc.
FINAL FELIZ
Cuando por fin la culebra despertó el bolivarianito la levantó y la besó, y en eso la mapanare sacó los colmillos y se los clavó en el cielo de la boca. De allí al cerebro no hay más que un salto. Y el bolivarianito decía “pero que mapanare tan mal agradecida” mientras se moría.
CODA
Sigue así Chávez . Lo que falta es que pongas a Albis Muñoz Vicepresidente de la República, a Carlos Fernández Cónsul en Miami, a Juan Fernández Presidente de PDVSA, y a Néstor González González Ministro de la Defensa (después de ascenderlo a General en Jefe, por supuesto). El pueblo no entiende cómo después que estos carajos casi te matan, tú los llames a la reconstrucción. Esos carajos son como las culebras. No tienen sentimientos. Ver a Juan Barreto y a Freddy Bernal casi abrazados con los dos alcaldes fascistas Leopoldo López y Enrique Capriles casi me dio nauseas. Nojoda. A José Vicente abrazado con Albis Muñoz y Lope Mendoza. El coño de la madre. Qué arrechera ¿Verdad que provoca tirar la toalla? Al carajo la Revolución Bolivariana.
LUIS RIVERO BADARACCO.
Maturín, 17 de noviembre del 2004.
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