El Estado se propone cancelar algunos importantes pasivos financieros, a través del ciudadano Presidente de FOGADE (Fondo de garantías de depósitos y Protección bancaria), Abogado Jesús Cabrera Infante.
Según informa la prensa nacional y regional (por ejem., El Carabobeño, 18/11/2002, p. A-3), serían cuatrocientas mil *familias* (sic) beneficiarias con este jugoso regalo de San Nicolás, quienes en conjunto recibirían en efectivo antes de la próxima devaluación monetaria aprox. 18 millardos de bolívares.
Fogade planea la habilitación de cajas ad hoc para mayor facilidad y prontitud en ese *justiciero* pago de una deuda aparentemente prescrita, y sobre la cual, además, aconseja que dichas familias soliciten al máximo tribunal de la república la reconozca con abono de intereses caídos, posiblemente con los mismos elevados y agiotistas intereses que estos mismos ahorristas contribuyeron a catapultar con sus ahorros de marras.
Recordemos que la banca involucrada en esa estafa y en ese espumero financiero premiaba, a manera de anzuelo, a quienes más les depositaban con mayores tasas mientras más altos eran sus ávidos depósitos.
De manera que con todo el respeto y justicia que pudiera privar y asistir en esa masa de estafados, creemos que la prioridad que el distinguido jurista y Presidente de Fogade, Abogado Jesús Caldera Infante, le está imprimiendo a ese pasivo no se corresponde, de ninguna manera y por ninguna razón, con otras deudas que tiene el Estado, más viejas, más justas y a favor de familias, si a ver vamos, más necesitadas.
Hablamos de los ex funcionarios públicos a quienes el Estado les debe sus prestaciones desde el año 1975; hablamos, de aquellos acreedores de pagos atrasados por parte de administraciones pasadas y presentes, a quienes lo poco que el Estado les ha reconocido lo ha hecho a través de unos bonos, hoy en la cartera de la Caja de Valores de Caracas, y cuyos valores reales y adquisitivos de hoy y de mañana ya están apartados muy por debajo de su valor inicial y nominal, y que seguirían depreciándose mientras el Ministerio de Finanzas continúe con su política devaluacionista tendente a favorecer a los productores de dólares.
Esperamos que estas modestas observaciones lleguen al estimado Presidente de Fogade, persona que ha demostrado una sindéresis y calidad humana a toda prueba, de cara a que reconsidere esta decisión suya hasta tanto se resuelva el caso de otros pasivos del Estado que obviamente deben gozar de mayor prioridad.
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