Solo la justicia neutraliza la violencia

El viernes 20, mientras exponían los alumnos y trataba de concentrarme en evaluarlos, mi mente y mi alma dirigían los pensamientos hacia las más profundas reflexiones sobre la JUSTICIA y la PAZ. Aquella expresión de serenidad y contundencia que siempre vimos en el rostro de Danilo Anderson, nos hacía recordar los dos fieles de la balanza que lleva en sus manos la dama de ojos vendados que representa la JUSTICIA. Efectivamente, jamás vimos al fiscal valiente alentando odios, alzando la voz, así como tampoco lo vimos nunca desistir en sus posturas o claudicar ante el poder económico y/o político en los tantos y diversos casos que llevaba adelante. Así debe ser la JUSTICIA, serena y contundente: al hacerla cumplir hay que respetar los derechos de todos, pero siempre hay que hacerla cumplir.

La notoriedad del Fiscal Anderson se debió, no sólo a su coraje y su disposición de hacer valer el Estado Social de Derecho y de JUSTICIA, sino también a la avasallante impunidad y la desesperante inacción de nuestras instituciones. Los poderes Judicial y Ciudadano no han estado a la altura del momento histórico de quiebre con el pasado que vive Venezuela. Tampoco estuvo a la altura la Asamblea Nacional Constituyente que tuvo en sus manos el poder originario para recomponer el más injusto de nuestros poderes, el judicial. Y en estos años hemos visto pasar ante nuestros ojos impunemente libres a golpistas, terroristas, saboteadores, calumniadores mediáticos y corruptos de todas las tendencias. Y aunque en la Fiscalía hay decenas de fiscales, casi todos los casos delicados los asumía Danilo Anderson. Esta situación irregular ocurrió con la aquiescencia del Fiscal General y la complicidad de los colegas de Danilo. Tampoco quienes tenemos responsabilidad en el mundo de la comunicación hicimos lo debido para cuestionar la situación y procurar mayor eficiencia del Ministerio Público. Pocos dudan que de los receptores de tan “generosa” impunidad vino el plan para llevarse al Fscal que los asustaba con una sola palabra y una única práctica: JUSTICIA.

Al salir de la UCV, nos dirigimos a la Fiscalía a manera de impulso. Allí, agolpado a sus puertas, el pueblo, más que lamentarse, exigía lo único que exigen los pueblos dignos: JUSTICIA. El propio Presidente sintió la diferencia. Desde 1999 las multitudes le reciben con consignas políticas, al grito de ¡Chávez, Chávez!; la gente trata de tocarlo, de abrazarlo, le piden autógrafos, le entregan solicitudes y le hacen quejas individuales o grupales. Sin embargo, el viernes 20, en las afueras de la Fiscalía, el Presidente fue recibido por un pueblo indignado al grito de ¡JUSTICIA, JUSTICIA, JUSTICIA! Allí, entre la multitud y sus exigencias el Jefe de Estado fue recibido por el Vicepresidente y el Fiscal General, quienes también escucharon la consigna ¡Limpieza, limpieza, limpieza en Fiscalía! Y esas consignas no se referían exclusivamente a la necesidad de que se descubra y se capture a quienes planificaron y ejecutaron el asesinato de Danilo Anderson, sino también a la imperiosa e impostergable responsabilidad de nuestras instituciones para ponerle fin a este ambiente de impunidad generalizada (para los poderosos) que hemos vivido en los últimos años.

Ahora bien, más allá del atentado y sus fatales consecuencias inmediatas, la intención de los autores intelectuales, es decir, los terroristas, fue la de desestabilizar el país, sembrar el terror, la zozobra, la angustia, el miedo. La vía electoral es inútil para quienes quieren volver al pasado, toda vez que nuestro pueblo está comprometido con su presente y, más aún, con su futuro. Las muestras de acercamiento entre el gobierno y sectores que antes del 15 de agosto eran hostiles al orden constitucional, están dando sus frutos. Los terroristas, los jinetes de túnicas negras, no quieren que dichos frutos sean recolectados y mucho menos distribuidos equitativamente entre los venezolanos. Por esta razón, una vez que las investigaciones den con el paradero de los responsables del asesinato del Fiscal Anderson, no sólo se identificará y detendrá un grupo de asesinos, sino un grupo de terroristas, de desestabilizadores, de enemigos de la Patria.

El Pueblo, las grandes mayorías, tal como lo indica el Profesor Samuel Moncada, se ha convertido en la gran fuerza estabilizadora del país. Por ello, debemos dejar que las instituciones policiales y judiciales investiguen y atrapen a los culpables. No obstante, está en nuestras manos neutralizar las intenciones de los terroristas, no ceder ante su chantaje, no caer en provocaciones, no dejar que siembren en nuestras almas su odio y su miedo. El proceso revolucionario que vivimos nos exige ser protagonistas. Y ese protagonismo lo expresamos a través de la construcción indetenible de una Venezuela más humana, más igualitaria, más JUSTA. La respuesta del Pueblo debe ser la de avanzar, seguir trabajando, estudiando, organizándose y exigiendo el respeto de sus derechos. Exijámosle a nuestras instituciones que se pongan a la altura del Pueblo La inmensa mayoría de los Venezolanos, de todas las creencias y tendencias, rechazamos la violencia y abrazamos la JUSTICIA como único camino hacia la PAZ.. Danilo Anderson es ejemplo a seguir. Terminemos nosotros la obra del Fiscal valiente, e igual que él, actuemos con serenidad y contundencia.

dialogoabierto@cantv.net


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Jorge Arreaza M.

Ex-vicepresidente de la República. Ex-viceministro de Ciencia y Tecnología, y ex-presidente de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

 jorgearreaza@gmail.com      @jaarreaza

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