Más de un burócrata se habrá asustado con el título del artículo. Nos mueve a esta reflexión nuestra dignidad como venezolanos y hastiados de tanta impunidad interna y externa. Compatriotas nuestros han sido humillados en el aeropuerto español de Barajas, atropellando elementales derechos humanos y un grosero reto a la majestad presidencial profiriendo descalificativos a nuestro presidente. Y no pasa nada. El embajador Isaías Rodríguez fue llevado a un paseíto al mencionado aeropuerto y el ingenuo(¿?) se creyó lo que le mostraron, claro, fue todo preparado para engañar al más gallego de los súbditos, que ya es mucho decir. No entendemos por qué el diplomático no se reunió con los afectados y emitió una protesta como corresponde, al menos pidiendo serias explicaciones y rectificaciones. Tal vez su tiempo ocupado en escribir poemas no se lo permite.
Después los españoletes siguen con el cuento chino de los etarras que adiestran terroristas en suelo patrio y el propio Rodríguez Zapatero pide explicaciones al gobierno venezolano y éste no da muestras de vida. Segundo strike cantado por el centro del plato. ¿Y el canciller Maduro? Misterios.
Además de la soberanía nacional también debemos posicionar la soberanía en el plano internacional. Contra el imperio asesino yanqui se emiten innumerables reclamos, epítetos, descalificaciones y amenazas pero ante la cavernaria monarquía española nada de nada. Y el soberano pone mucha atención a esos detalles que nos producen mucha rabia por la impotencia de no poder hacer nada desde nuestras tribunas.
El camarada Eduardo Samán se destacó por la sobriedad y atino en sus decisiones, de conducta recta y sentimientos totalmente venezolanistas. Tuvo la “osadía” de tocar altos intereses económicos conectados al gobierno nacional y fue sacado de escena. Un lunar en la gestión de nuestro líder, engañado (pensando lo mejor) por esos anillos de poder que tienen mucho peso en Miraflores. Esa infortunada decisión contra Samán nos ha costado muchos votos perdidos en el limbo de la abstención y en el callejón del voto castigo. No nos explicamos por qué algo tan obvio no es corregido por el presidente Chávez. Cada quien que asuma su responsabilidad. A Samán le aplicaron una erre, la erre de retroceso. Esos errores se pagan caros. Y debe volver al gabinete como revolucionario que es, no como embajador pues desperdiciaríamos su enorme potencial.
Necesitamos embajadores y ministros comprometidos con el proceso bolivariano de total soberanía o de lo contrario seguirán volviendo los asesinos y lacayos adecopeyanos ya instalados en varias gobernaciones claves y alcaldías. No podemos seguir por ese camino pantanoso. La frase "no volverán" se esfumó. Que lo divino y lo humano acompañen a nuestro presidente para que pueda corregir entuertos que bordean barrancos. Ojalá.
