Las leyes de la circulación general de mercancías sólo rigen allí donde el proceso de circulación del capital forma una serie de actos de circulación simples, no donde éstos constituyen etapas funcionalmente determinadas del ciclo de los capitales industriales individuales.
Para poner esto en claro, lo mejor es examinar el proceso de circulación en su conexión ininterrumpida, tal como aparece en las dos formas:
Como serie de actos de circulación en general, el proceso de circulación (ya lo consideremos como M -— D — M o como D — M D), sólo representa las dos series contrapuestas de metamorfosis de mercancías, cada una de las cuales encierra la metamorfosis opuesta por parte de la mercancía ajena o del dinero ajeno que se contrapone a ella.
M — D por parte del poseedor de mercancías es D — M por parte del comprador; la primera metamorfosis de la mercancía en M —- D es la segunda metamorfosis de la mercancía que se presenta como D; y a la inversa, en D — M. Por tanto, lo que se ha dicho acerca del entrelazamiento de la metamorfosis de la mercancía en una fase con la de otra mercancía en otra fase es aplicable a la circulación del capital, siempre y cuando que el capitalista funcione como comprador y vendedor de la mercancía y, por tanto, su dinero corno dinero frente a una mercancía ajena o como mercancía frente a un dinero ajeno. Pero este entrelazamiento no es a la par expresión del entrelazamiento de las metamorfosis de los capitales.
En primer lugar, D -— M (Mp) puede representar, como hemos visto, un entrelazamiento de las metamorfosis de distintos capitales individuales. Por ejemplo, el capital-mercancías del fabricante de hilados de algodón, o sean los hilados mismos, es sustituido en parte por carbón. Una parte de su capital reviste la forma de dinero y se invierte luego en forma de mercancías, mientras que el capital del productor capitalista de carbón reviste la forma de mercancías, invirtiéndose, por tanto, en forma de dinero; el mismo acto de circulación representa aquí las metamorfosis contrapuestas de dos capitales industriales (pertenecientes a dos distintas ramas de producción) y, por tanto, el entrelazamiento de las series de metamorfosis de estos capitales. Sin embargo, como hemos visto, el elemento Mp en que se invierte D no necesita ser un capital-mercancías en sentido categórico, es decir, una forma funcional del capital industrial, no necesita haber sido producido por un capitalista. Es siempre, de un lado D — M y del otro M — D, pero no es siempre un entrelazamiento de metamorfosis de capital. Además, D — T, la compra de fuerza de trabajo, no es nunca entrelazamiento de metamorfosis de capital, pues la fuerza de trabajo, aunque sea la mercancía del obrero, no se convierte en capital hasta que se vende al capitalista. Por otra parte, en el proceso M' — D' no es necesario que D' sea capital-mercancías transformado; puede ser la mercancía fuerza de trabajo convertida en dinero (salario) o un producto creado por un trabajador independiente, por un esclavo, un siervo o una comunidad.
En segundo lugar, tratándose del papel funcionalmente determinado que desempeña cada metamorfosis dentro del proceso de circulación de un capital individual, no rige ni mucho menos la norma de que representa la metamorfosis opuesta correspondiente en el ciclo de otro capital, siempre y cuando que partamos del supuesto de que toda la producción del mercado mundial se desarrolla por cauces capitalistas. Por ejemplo, en el ciclo P . . . , puede ocurrir que el elemento D' que convierte en dinero el elemento M' sólo sea, por parte del comprador, la realización monetaria de su plusvalía (cuando se trate de mercancías que sean artículos de consumo); o que en D' — M (T+Mp) (donde, por tanto, el capital entra acumulado) sólo sea, para el vendedor de Mp, la reposición de su desembolso de capital. Y puede asimismo ocurrir que no entre para nada en su circulación de capital, como sucede cuando deriva hacia su inversión como renta.
Por consiguiente, no son simples entrelazamientos de metamorfosis de la circulación de mercancías, comunes a los actos de la circulación del capital y á los de cualquier otra circulación de mercancías, los que indican cómo se sustituye mutuamente en el proceso circulatorio —tanto, con respecto al capital como con respecto a la plusvalía —las distintas partes integrantes del capital global de la sociedad, de que los capitales individuales no son más que otros tantos elementos de funcionamiento independiente; esto requiere otro tipo de investigación. Hasta ahora, los autores se han contentado con pronunciar a este propósito algunas frases que, analizadas de cerca, se ve que sólo contienen ideas vagas, basadas exclusivamente en los entrelazamientos de metamorfosis pertenecientes a la circulación de mercancías en general.
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Venezuela, 04 de noviembre de 2010