La Conferencia Episcopal Venezolana a través de Baltasar Porras y otros jerarcas de la corriente Católica Apostólica y Romana han solicitado en el documento de la 83ª Asamblea Ordinaria de dicha institución, el cual destaca en su página web (www.cev.org.ve) el siguiente: ".los Obispos solicitamos al Señor Presidente de la República la concesión de medidas de gracia o indultos a los civiles y militares condenados o imputados por razones políticas, en el espíritu con que en época reciente se ha procedido en nuestra historia".
Ahora bien, olvidan los obispos que las propias palabras de Jesucristo enseñan que el perdón viene después del arrepentimiento. Entonces, ¿Cómo proceder a un perdón para quienes en Abril de 2002, promovieron un sangriento Golpe de Estado?. Golpe de Estado en el cual asesinaron a 19 compatriotas; cifra que aumentaría a más de 80 muertos en los días siguientes, precisamente cuando Hugo Chávez había sido derrocado del poder. ¿Cuáles fueron las acciones que solicitaron Baltasar Porras y los demás obispos, en contra de los derechos humanos que eran descaradamente violados en contra de Rodríguez Chacín, Tarek William Saab, el Gobernador del Táchira y el propio Presidente de la República?. Las acciones de estos jerarcas fueron observadas por los venezolanos, cuando el hoy fallecido, Monseñor Velasco, acompañaba a la jauría de golpistas firmando el Decreto de Disolución de los Poderes Públicos, es decir, el asesinato de la democracia.
Asimismo, durante los días aciagos del sabotaje en contra de Pdvsa, en los meses de diciembre de 2002 y enero de 2003; una elite autollamada "meritocrática" nos dejaba sin combustible, sin alimentos y sin medicinas; a la par que Carlos Ortega "decretaba" que no había navidad. ¿Cuál fue el mensaje de esta misma cúpula eclesiástica? Ninguna. El silencio era cómplice ante un país que era atormentado por una "cadena de mensajes" a través de las televisoras privadas, con severos daños psicológicos en contra de millones de niños, niñas y adolescentes. ¿Qué respondió la cúpula de la Iglesia Católica, mientras eran cerradas las escuelas, violando con ello el Derecho a la Educación? ¿Qué dijo Baltasar Porras, cuándo muchos compatriotas, incluyendo niños morían por las consecuencias directas que originaba el paro de Fedecámaras, la CTV y los golpistas de Pdvsa? La respuesta era clara y sencilla. Profundizar la crisis política y lograr la salida de Hugo Chávez de la presidencia de la República.
A casi tres años, después del comienzo de tanta barbarie; Baltasar Porras vuelve a la palestra pública a interceder por las "víctimas" de estos hechos. Así tenemos que el arrepentimiento de quienes dirigieron tales hechos, está plenamente comprobado: Carmona Estanga, asilado en Colombia.
Molina Tamayo asilado en El Salvador. Carlos Fernández huyendo en los Estados Unidos. Carlos Ortega quien inicialmente estaba asilado en Costa Rica, hoy junto con González González y otros generales golpistas se encuentran en la "clandestinidad". Dónde está Isaac Pérez Recao, presunto dueño del arsenal encontrado en los días posteriores al 11-A, quien junto con otros militares, entre ellos "El Cuervo" habrían promovido atentados terroristas en contra de la embajada de España. Todos estos señores son prófugos de la justicia venezolana y debe ser el pueblo quien decida el destino final de estos individuos; una vez que el Tribunal Supremo de Justicia imponga la sanción correspondiente de acuerdo con la Constitución y nuestras leyes.
No puede Baltasar Porras, ni mucho menos esta cúpula de obispos, intentar, utilizando la palabra de Dios, decirnos que esta es la vía para la reconciliación de los venezolanos. Ese es el camino al infierno. Sólo Dios y el pueblo tenemos la última palabra. Pidamos a Dios para que algún día puedan redimirse.
