Sr. Francisco…
Esta réplica al compatriota Francisco…, fue respondida en el mes de marzo de 2008 a raíz de un artículo sobre la reencarnación publicado en aporrea.org (…La reencarnación hoy, de los traidores de ayer). Por tanto, vista la importancia que reviste hoy en día el escabroso tema de la reencarnación, considere pertinente sacar a la luz lo que le respondí el 25 de marzo (réplica que la hice no por aporrea.org sino por la misma vía: correo de internet) al compatriota Francisco… (Y al que por razones obvias no doy su nombre completo).
Veamos lo que le respondí al compatriota Francisco…
He leído con mucho interés el correo enviado por usted y que acabo de abrir hoy Viernes Santo 25 de marzo 2008, a la 1:50 pm. Y, realmente me contenta mucho que se haya interesado en lo que digo y expongo en ese artículo, y a la vez acepto con interés y mucha humildad la crítica constructiva que hace sobre el particular.
En tal sentido debo aclararle lo siguiente: 1) No soy metafísico; 2) No soy espiritista y 3) No soy médium. Esta aclaración obedece al sesgado interés que causo en usted el referido artículo y a su incómodo señalamiento. Ya que de antemano sabía que lo que quería decir y parangonar, iba a causar cierto escozor y confusión. De modo, que ante tal señalamiento me siento en el deber de aclararle lo que quise decir, a fin de que se entienda lo que traté de exponer en ese sucinto escrito sobre la “La reencarnación hoy, de los traidores de ayer”…
Primero debo decirle que respeto y creo en todas las corrientes espirituales sin distingos de credos, razas, lenguas, color o ideologías, de cualquier índole o género. Soy muy respetuoso de lo que predican y practican desde su propio nivel de evolución espiritual, los indígenas de amazonas, los aborígenes australianos, los médium africanos, los taoístas asiáticos, los cristianos (protestantes o evangélicos), las santidades hindúes, los musulmanes o los judíos. Y en fin, soy un confeso creyente de todo lo que me rodea (tierra, agua, aire, fuego, éter o prana). Y también creo en el Padre (Creador), el Hijo (Individuo) y en el Espíritu Santo (Atma o alma).
No soy comunista ni he sido reseñado o registrado como adeco o copeyano; no soy marxista, ni soy leninista o confeso socialista. No, Sr. Francisco, soy simplemente un humilde ciudadano venezolano nacido a orillas del Río Padre (El Orinoco) en un pueblito a quien toponímicamente se le llama ‘Cabruta’ y el que apenas aparece reseñado en el mapa de Venezuela, al sur del estado Guárico. Y por si fuera poco, llevo a mucha honra en mis venas, o mejor dicho en mi ADN, la sangre y raíces originarias indígenas de los que poblaron este pedazo de tierra llamada Venezuela.
Soy un creyente y consuetudinario practicante de la verdad y la justicia; sea ésta llamada o etiquetada como capitalista, socialista, marxista, comunista, leninista o castrista. Sí, señor Francisco, predico, practico y defiendo esa misma verdad por la que murió Cristo, Guacaipuró, Miranda, Bolívar, Sucre, Martí, Che Guevara, Gaitán…, y, más recientemente, el camarada Reyes. Todos ellos mártires del mundo con estilos diferentes y distintos pareceres, pero con los mismos ideales de justicia, igualdad, amor, paz y hermandad.
Ahora vayamos al punto que nos atañe, amigo Francisco… Y veamos si entiende lo que trataré de decirle con mayor acierto en esta corta réplica… Mire… cuando dije que aquellos apátridas venezolanos que fueron los traidores de ayer y firmes aliados del otrora sanguinario imperio español, me refería a que esos mismos traidores del otrora ayer, son hoy en un nuevo cuerpo los mismos traidores que rastreramente se han aliado –una y otra vez— con la máxima expresión de la protervia en este planeta, es decir, ayer lo fueron con el imperio español y ahora lo son con el nefasto imperio norteamericano… ¡Se han transmutados en el tiempo, pero son los mismos ofidios de tiempos ha…!
Así es, amigo Francisco, son esos mal nacidos venezolanos de degenerada estirpe criolla los mismos traidores que viven a tu lado como familiares, vecinos o compañeros de trabajo, y son los mismos apátridas metamorfoseados que ves a diario en televisión y que otrora gritaban ¡Viva España!, ¡Viva Morillo! ¡Vivan los Realistas! ¡Muera Miranda, traidor!, ¡Muera Bolívar el dictador!, ¡Muera Sucre! Y son también los mismos que hoy gritan a todo pulmón ¡Fuera Chávez!, ¡Fuera zambo maldito!, ¡Fuera tierruos, pata en el suelo…! ¡Abajo el tirano! etc., etc.
Sí, son ellos, repito, los mismos lacayos que han nacido una y otra vez durante más de 300 años, sin que en ellos se haya operado un “cambio de conciencia o salto espiritual” durante ese ciclo de nacimientos y muertes. O no han aprendido nada en ese ir y venir del mundo material (denso, tierra) a los mundos inmateriales (cielo o paraíso), que los hiciese proclive a un cambio o transformación y a un cabeceo de conciencia hacia arriba, y que aceptarán como un hecho natural que en este mundo somos y nacemos todos iguales, con los mismos derechos, las mismas prerrogativas sociales y las mismas oportunidades de vida… El Creador no ve diferencia alguna entre unos y otros. Para Él, todos somos iguales…
Y por si fuera poco camarada Francisco, somos, más allá de eso de lo que le acabo de referir, una copia al carbón de lo que es el PADRE Celestial…. Me explico…, somos en constitución y hechura, una imagen fiel y exacta (clon) de lo que es el CREADOR. Sí, ese mismo Creador que hizo posible todo lo que usted desde su imaginación ve en este mundo denso llamado tierra, o lo que está más allá de este mundo, hasta donde alcanza la vista del insondable e infinito espacio exterior. ¡Somos y estamos hechos desde cada átomo o ADN de nuestra envoltura física, una imagen perfecta e indivisible con la del PADRE Celestial!!! No hay equívocos o media tintas que hagan pensar que no sea así!!!
Yo, más que nadie quiero que los cambios se comiencen a sentir en este pedazo de nuestra Madre Tierra llamada Venezuela, pero sabemos que es una ardua lucha que no se ha de lograr de suerte y porrazo. Porque no es fácil cambiar los preconceptos y falsos paradigmas de 500 años de ignominias, tropelías y crecientes injusticias; que en honor a aquella irreverente sentencia dicha por Albert Einstein, ya sabemos que…, ‘es más fácil destruir un átomo que un preconcepto’.
De modo, que no nos queda otra que seguir dándole la pelea a la maldad y a las injusticias, aún a costa del sacrifico de las vidas humanas que se inmolen en el camino. Ya que nuestros mártires y luchadores sociales muertos por la perversa canalla, como legado y conciencia de lucha no fueron más que leales patriotas de una noble causa, y como tal –parafraseando al siempre eterno trovador del pueblo, Alí Primera— ‘no pueden llamarse muertos’…
Compatriota Francisco, cuando me refiero a los cambios que se deben operar en una sociedad, o mejor dicho en el pueblo, me refiero a los cambios de conciencia que se deben operar en el Ser, y eso es lo que está ocurriendo hoy en día y a pasos agigantados en todo el planeta… Hay un despertar de conciencia global que se está operando con mayor fruición en la conciencia de los pueblos de este continente, y con mayor énfasis en aquellos países hermanos que decidieron darle una patada por el trasero a los sempiternos colonialistas imperiales.
Se preguntara ¿por qué esa ventaja en este continente? Pues, porque sencillamente y sin caer en excesos chauvinistas, la diferencia con el resto de otros continentes estriba en que tenemos a nuestro favor y por la gracia de la divina Providencia un legado de honor y justicia dejado desde tiempos de nuestros ancestros indígenas, y más reciente en la historia, la destacada y excelsa gesta escrita con letras de oro por nuestros gallardos libertadores.
Tenemos, camarada Sierra, los venezolanos, un corazón tan inmenso como el universo… prohijado de amor por el prójimo y desposeídos y por los excluidos y olvidados.
Compatriota Francisco, como se ha podido dar cuenta, yo en lo personal soy un confeso creyente de la Palabra de Dios; que no es otra que la palabra traducida en la verdad más pura y excelsa. Y si la palabra de Dios es la palabra del pueblo, pues, con sobradas razones estoy con la ‘palabra y el sentir’ de ese inmaculado pueblo. Sí, estoy incondicionalmente con la acepción y el más alto sitial de la “palabra” hecha cierta por el pueblo, como pensamiento coagulado. O sentirme incondicional aliado de la ‘palabra’ y de la más excelsa ‘verdad’ por la que murió Jesús el Cristo, Buda, Mahoma, Sorocaima, Martí, El Che, Alí Primera, etc., etc. Y me considero además, amigo Francisco, un combativo soldado al servicio de todo lo que tenga que ver con justicia, equidad, hermandad, verdad, amor, paz y no violencia.
Con la violencia, camarada Francisco no se consigue nada. Al enemigo (o maldad) tenemos que combatirla en el terreno de las ideas, en el terreno de la confrontación de ideologías, en el terreno de la verdad y en el terreno de lo justo y lo pacífico. No caigamos en la trampa que nos plantea el enemigo, de responder a la trampa de la violencia con más violencia, no. Mírese en el espejo de un prohombre como el recordado Mahatma Gandhi, quien con la no violencia hizo capitular la oprobiosa bota colonialista de más de 300 años del otrora poderosísimo imperio inglés. Con ello hizo posible que la resistencia pasiva de 50 años de lucha en la India diera sus frutos, y lograr que la India (agosto 1947) declarara su gloriosa Independencia y se autoproclamara como país libre y soberano.
Si los hermanos de lucha de otras épocas, amigo Francisco, pudieron derrotar a los otrora imperios Otomano, Godo, Romano, Español, Inglés... Hoy por hoy, también vamos a derrotar y vamos a sacarnos de una vez por todas, los grillos de la opresión y los yerros de las cadenas que nos cercenan el pensamiento y nos vuelven eunucos de conciencia.
Hoy estamos librando con el imperio norteamericano y sus adláteres, una guerra pacífica de carácter asimétrico con un líder social de postín (Hugo Chávez Frías) que empuja con justicia y amor esta revolución bolivariana, y que sí las tiene bien puestas y bien rayadas… Derrotando en cada escenario de lucha a esos enemigos de la luz, representado y tutelado por el oprobioso y más poderoso imperio norteamericano del que se tenga razón en este planeta, ¿y qué ha pasado? ¡Nada, nada, nada…! ¡Ahora nos respetan, amigo Francisco! Y al punto, de que a ese imperio lo estamos derrotando los soldados del bien (revolucionarios imbuidos de justicia y de ideas progresistas) que han abierto los ojos y se encuentran atrincherados y esparcidos por todos los continentes de este planeta (África, Asia, Medio Oriente y Latinoamérica, por decir lo menos…)
Recuerde una cosa más, camarada Francisco, lo que pronuncio en su tiempo el compatriota Simón Bolívar: “nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza”, De esa inapelable sentencia que Bolívar dijo en su tiempo, se infiere que al enemigo hay que derrotarlo con más educación, con más beneficios sociales, con más suma de felicidad posible, y confrontarlo desde la lucha de las ideas y hacer que nos respeten ; sin darle tregua ni hoy ni mañana, ni pasado…, ni dejar de contraatacar o responderle.
La lucha es larga y sin descanso, y por fortuna tenemos a nuestro favor el viento o despertar de conciencia planetaria, que no es otra que la voz del pueblo que ahora sí se escucha y que ahora sí tiene caja de resonancia en todos los rincones del mundo. Es, a todas luces, la elevación espiritual de conciencia que se ha estado operando con gozo en todos los pueblos más desfavorecidos de la tierra. Con el fin de que esa esclavitud del hombre por el hombre, llegue a un punto sin retorno y de nunca jamás...
En el cielo, compatriota Francisco, ya se gano esa pelea. Y ahora esa lucha que estamos librando acá contra los señores de la mentira, la falsedad, el odio, la lujuria, la corrupción y contra el más oscuro y oprobioso individualismo, es imperativo ganarla y defenestrarla para siempre.
¡OJO! La lucha no es solamente contra el imperio norteamericano, no. La lucha además del imperio norteamericano es contra los que están detrás de ese imperio, valga decir: Canadá, Europa, Japón, Australia y países de Oceanía.
Gracias por la lectura y la crítica al artículo, y me perdona por lo extenso de la réplica…Y quedo de usted a sus gratas órdenes de un humilde camarada que busca despertar con sus escritos, los niveles de conciencia espiritual de los ciudadanos de a pie…
Patria, Socialismo o Muerte!
Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!
Nota: Léase otros artículos vinculantes que he publicado en aporrea.org y que serán de mucha ayuda para que se entienda un poco, desde mi corta capacidad de análisis, lo que trato de explicar y dar a entender. (Publicados por aporrea.org el 10 y 11 de agosto de 2007)
¿Es revolución política o revolución espiritual? Parte I
¿Es revolución política o revolución espiritual? Parte II
joseagaporam@gmail.com