Después de lo expuesto en mi anterior artículo sobre la Medicina Sistémica, parte del reto lanzado sería escuchar, quizá en un Colegio de Médicos o un sitio neutral, jamás en una Academia de Medicina porque sería enlodarla de “brujería sistémica”, a algunos médicos de esos que aparecen en las antiéticas cuñas de televisión testimoniando prácticamente milagros, defender los disparates i trivialidades que expone en un libro de lujosa portada, con el retrato del genio en uno de sus ángulos, como si fuera Bill Gates en una obra suprema de computación i con numerosos esquemas inventados sin fundamento alguno (aunque los recuadros en verde exponiendo E= I+O i luego las combina) es un lejano recuerdo (para miradas incultas) de aquella célebre fórmula de Einstein E=mc2.
Invitar a esos médicos, repito, con el libro Sistemics LA REVOLUCIÓN DE LOS ADAPTÓGENOS EN LA SALUD, en mano, para que expliquen qué de científico, experimental i de investigación, encuentran en ese mamotreto, obviamente escrito por un audaz que no sabe absolutamente nada de medicina, ofreciéndome para ser el abogado del diablo, porque tengo experiencia médica de más de medio siglo, más de 40 años en la filosofía, con especialización en Filosofía de la Ciencia i docencia en Medicina por 33 años, i más de 25 en Filosofía. Cuando en la medicina científica, los adelantos tecnológicos i de conocimientos están llegando hasta los predios de la ingeniería biomédica, desentrañando el genoma humano para modificar o curar enfermedades genéticas o hereditarias; cuando los transplantes i la cirugía laparoscópica son portentosos; cuando el tratamiento del cáncer ya garantiza curación diagnosticado a tiempo; cuando se persigue con éxito combatir al Sida i otras virosis extrañas i fatales, i cuando en lo teórico, se está llegando a las matemáticas fractales i hai prodigiosas síntesis del conocer en la ciencia, mediante la conjunción i aportes de muchísimas otras disciplinas, este pirata comerciante, ha protagonizado el retorno de los brujos, para con yerbas i su disparatado triángulo de la salud, pero anunciando desfachatadamente que, “al fin tenemos una esperanza” i nos va a proporcionar un potencial de supervivencia sin efectos secundarios, aportando cientos de recetas como en un libro de cocina. Por cierto, curando el cáncer en menos tiempo que un catarro, i hasta diciendo que basta para ello con solamente dos variedades de sus “plantas superiores”.
Realmente no puedo imaginar cómo jóvenes profesionales de la medicina, que tienen frescos sus nuevos i portentosos conocimientos, pueden prestarse para esta farsa con la salud, porque hasta mucha gente de pueblo, se ha percatado de ser todo ese aparataje neoliberal, simplemente un negocio para explotar la credulidad de muchos i la desesperación de otros ante el temor a la muerte. Para mí no existe diferencia, excepto en recursos, propaganda i posibilidad de conformar clínicas lujosas, con los brujos de antaño que solamente recetaban yerbas i las combinaban con algunos medicamentos mui conocidos. Los brujos de ayer, se valían de recursos burdos como esconder parlantes detrás de las cortinas, i escuchar la voz de José Gregorio Hernández recetando; examinar la orina con una vela o con un viejo aparato de rayos X en desuso, ver en placas recogidas en los hospitales, cómo los oxiuros o las amibas, correteaban por los intestinos del paciente; cómo los brujos distinguían las mordeduras de serpientes i tenían monumentales éxitos con las no venenosas, o cómo justificaban o evadían los fracasos, cuando las venenosas mataban al paciente. Eso, afortunadamente ya es un pasado en el cual nadie cree ni se engaña. I eso sucedió en casi todo el mundo. Sin embargo, los brujos ya no se dejan llamar así, pero entran en muchas profesiones, entre ellas la medicina en primer lugar, para el mismo fin que perseguían los de antes: vivir de los temores i los dolores ajenos, solo que ahora con extraordinario empuje publicitario, como este libro que comienza anunciando el descubrimiento del único tratamiento efectivo contra el dengue, conocido en el mundo, a base de dos plantas adaptogénicas i la creación de un método terapéutico basado en 42 “plantas superiores”, otros logros i una bibliografía pobre i parcializada que raya en lo ridículo. Este señor es más ignorante de lo que uno pueda imaginar, pues hasta lo que llama Testimonios Verídicos, son una noticas distintas en su forma de expresión, más breves que las declaraciones que tomaban los escuálidos a la salida de los centros de votación. Lo cierto es que el mediocre librito es inferior hasta comparado con esas publicaciones resumidas que hacen algunas revistas del hogar i para citar una gran muestra de lo falso de la publicación, bastaría con leer el capítulo 18 (si esas dos o tres hojitas pueden llamarse un capítulo), en el cual trata de “adaptógenos versus medicamento convencional” donde demuestra que no tiene la menor idea de lo que es un medicamento “convencional”. Si este pirata, hubiese comprado el gran Vademécum Farmacológico Venezolano, de formato grande de lujo, i hubiese leído la amplia introducción de 64 páginas, titulado Prescripción Racional de Fármacos, al menos hubiese tenido alguna idea al respecto, ignorando sin embargo, lo que se necesita aprender en Farmacología i en Terapéutica Médica i Terapéutica Quirúrgica, más la famacología necesaria en los Centros de Cuidados Intensivos i en las distintas especialidades, para convencerse de ser algo como comparar un alambique clandestino, con una gran empresa licorera en Europa, por ejemplo en Escocia. El remate de lo ridículo i ofensivo a la inteligencia, es el capítulo 24 donde expone las combinaciones de adaptógenos para el cáncer i la conclusión con 314 fórmulas magistrales con adaptógenos, algo así como el libro de cocina de Doña Petrona. Realmente Ministro de Salud i Desarrollo Social, Dr. Francisco Armada; pida que le presten este libro –no lo compre porque es perder dinero en basura− pero entérese de que clase de fraude es esta medicina sistémica del ingeniero Olalde i sus seguidores, donde lamentablemente hai médicos que pasaron por la Universidad, pero la universidad no pasó por ellos. Es lamentable que periodistas, quienes deberían en su profesión estar al tanto de los adelantos de la ciencia i entre ellas la que más necesitamos en la vida, como es la ciencia médica, los vea haciendo propaganda por los medios publicitarios, i entre ellos, a la linda Mari Pili Hernández, ahora Vice Ministra, más comprometida entonces, con no propiciar este negocio con la salud que, obviamente es inmoral i contra la ética profesional de los médicos. Repasen la Lei del Ejercicio i el Código de Deontología que, aunque deficientes i depasados en muchos aspectos, al menos guardan la esencia de eticidad que debe adornar a la profesión médica. Aquí no estoi inventando nada; los disparates están escritos bien claros, en este lamentable adefesio de libro (un libro Mantilla –no por malo sino por elemental− o lo que la gente llama una “cartilla del gato”), el cual es uno de los tantos eslabones de las credenciales de este audaz ingeniero, haciendo negocios i cometiendo delitos. Tienen la palabra, todas las instituciones que mencioné al comienzo del artículo anterior; tienen la palabra también, los médicos que se estimen científicos honestos i sientan la necesidad imperiosa de cuidar a la más bella i humanitaria de las profesiones humanas; la Medicina que no tiene apellidos.