Es realmente asombroso el alto grado de cinismo y de iniquidad del gobierno de los Estados Unidos cuando le declara al mundo todo que se siente sumamente preocupado porque Venezuela adquirió 100 mil fusiles y unos cuantos helicópteros en Rusia, pues teme que ese armamento termine en manos de guerrilleros y grupos terroristas. Agrega, además, que su preocupación se acrecienta porque está convencido de que esa compra se hizo de modo nada transparente.
Sobre lo primero, pues lo único que atinamos a decir es que su afanosa conducta guerrerista y de muy alto grado de agresividad lo llevan a sostener argumentos falaces que no tienen ningún sustento y que se inscribe en su larga tradición de generar miedo, terror y alarma al mayor, hacia el objetivo de crear conflictos armados para vender armas, por una parte y por la otra, para dominar y controlar a otros pueblos que sean de su particular interés. Para no irnos muy lejos, veamos dos ejemplos emblemáticos: 1) La guerra de Vietnam la inició aduciendo un ataque de Vietnam del Norte a dos de sus fragatas en la bahía de Tonking, lo que, pocos años después, el propio Congreso norteamericano demostró que eso jamás ocurrió y, 2) Su invasión a Irak la precede con el alegato de que el gobierno de Sadam ocultaba armas químicas y uranio enriquecido para la fabricación de armas nucleares, así como que sus servicios de inteligencia le aseguraron que tenía vinculaciones muy estrecha con Osama Bin Laden, todo lo cual, como hoy es ya sabido en cada rincón del orbe, no era cierto.
Sobre lo segundo, pues que cada ladrón juzga por su condición. En los actuales momentos cursan por ante los tribunales federales varias demandas incoadas por la ONG "Centro para la Integridad Pública de los Estados Unidos", debido a que la Secretaría de Defensa y el Pentágono se niegan a suministrar datos sobre los contratos del Gobierno en Irak, pues expertos de esa organización pusieron al descubierto "que casi un tercio de los integrantes de la Junta de Políticas de Defensa, que reúne los principales asesores civiles del Pentágono, tuvieron vínculos con contratos por más de $ 76.000 millones de dólares firmados en 2001 y 2002" (IPS del 12/02/05)). Sobre este tema ha sido abundante la información que los medios alternativos y alguna prensa comercial ha publicado desde que se inició el conflicto en Irak, acerca de que Dick Cheney, actual vicepresidente yanqui, fue presidente de la compañía Halliburton, quizás la firma comercial más favorecida en esas contrataciones, sin que tuviese que enfrentarse a competidores en una licitación.
De manera que más allá de estar tratando de confundir y mal poner ante la comunidad mundial el desempeño del gobierno venezolano de Hugo Chávez, quizás el mayor demócrata que ha tenido Latinoamérica, pues en seis años ha ganado con creces ocho procesos electorales consecutivos desde que asumió el poder en 1.999, para nadie es un secreto que la estrategia del gobierno norteamericano es mermarle credibilidad, desestabilizarlo y por esa vía destruirlo. Le incomoda que Venezuela sea gobernada dentro del marco de sus derechos soberanos, sin tener que entregarle cuentas a terceros países y en la dirección de otorgarle la mayor prioridad a la justicia social y al desarrollo fundado en sus propias riquezas y capacidades, así como en las alianzas de cooperación con todos los países del mundo, sin excepción, colocando por delante los intereses de su pueblo y los valores de la paz y la solidaridad. Washington no admite que gobierno alguno de los países de su patio trasero opte por no obedecer a sus imposiciones y caprichos.
Este nuevo ataque del imperio nos revela que sus objetivos de intervenir en los asuntos internos de nuestro país, no cesarán hasta lograrlo. Queda claro con este tipo de declaraciones, las cuales son reiterativas, que está muy dispuesto a generar una matriz de opinión que lo habilite para implementar todo tipo de mecanismos internacionales para bloquearlo económicamente y por esa vía invadirlo con la anuencia de la OEA e instalar un gobierno de títeres, como lo intentó en abril/02 y como lo ha logrado a sangre y fuego en algunos otros países del mundo, como lo fue en Afganistán, en Irak, en Haití, en Grenada y en Panamá, para sólo mencionar los más recientes.
Frente a esa infundada preocupación, nada convincente y ridícula en extremo, hay que decirle en muy alta voz al gobierno del señor Bush que no pierda el tiempo preocupándose por lo que no le compete, pues en su país sí es verdad que abundan los males y situaciones de altísima gravedad como para que se angustie con sobradas razones, de manera que enfile todos sus esfuerzos para superarlos y remediarlos, pues, como veremos, son realmente alarmantes:
1) Tiene el más alto índice de infantes que mueren por armas de fuego;
2) Tiene el mayor número de personas consumidoras de estupefacientes;
3) Ocupa el primer lugar, muy lejos del que le sigue, como el país que tiene en el mundo el mayor número de empresas y corporaciones multinacionales involucradas en estafas cuantiosas;
4) Es el mayor productor de residuos de alto peligro;
5) Es el mayor contaminante de la atmósfera y uno de los pocos países que se niega a suscribir el tratado de Kyoto;
6) Tiene históricamente el abstencionismo electoral más alto del mundo;
7) En el tema de las violaciones ocupa el primer lugar, superando en 300% al país competidor que es Canadá;
Registra el mayor número de madres menores de edad;
9) Tiene el record inigualable de ejecuciones por delitos cometidos antes de cumplir la mayoría de edad;
10) Ocupa el primer lugar como el país que registra los más altos índices de suicidios de niños y jóvenes menores de 15 años;
11) Acusa el mayor número de muertes por accidentes de tránsito;
12) 40 millones de estadounidenses tienen un nivel de lectura de tercero de primaria y para no extendernos más, pues se nos haría interminable esta nota, relatamos lo que personalmente vimos y logramos comentar con docentes de la Universidad de Nueva York en el verano del 2.003: En esa ciudad, reputada desde el punto de vista económico como la más importante del planeta, abundan los indigentes, para los cuales no existen programas de reinserción sobre la base de la ayuda solidaria gubernamental para sacarlos de ese estado de la mayor miseria, sino que a través de operativos frecuentes los recogen en caravanas de autobuses y luego los van dejando fuera de los linderos de la urbe, a distancias no menores a los 50 kilómetros. Ellos regresan a la ciudad después de varios días de deambular por caminos y senderos sin que nadie les ofrezca ayuda alguna, sino que más bien son objeto de los mayores maltratos y vejaciones. Instalados de nuevo en las calles de la gran ciudad, recuperan
(?) la vida, pues disponen sin dificultad en cada esquina de los depósitos de basura donde la gente echa las sobras de las comidas y bebidas en empaques parcialmente cerrados que usualmente consumen en las cadenas de comida rápida y al llegar la noche duermen en los portales de viejas edificaciones y a veces, con suerte, en algún recodo menos incómodo, pero que por momentos ha sido olvidado por los que todo lo tienen. Y luego, el ciclo se repite incesantemente para cada uno de esos seres, hasta que la muerte les llega, la mayoría de las veces de forma violenta, para liberarlos de ese mundo al que jamás pertenecieron.
Increíble pero cierto todo lo que hemos relacionado para un país que pretende erigirse en modelo de exitosa e inigualable felicidad y, para peor, ductor y gendarme del mundo.
Al margen de que esa política de Washington de fabricar y reiterar mentiras de todo calibre para tratar con ello de abortar nuestro proceso de cambios revolucionarios que avanza con éxito arrollador y, además, en paz, no tendrá éxito alguno, es preciso decirle al State Departament que cualquier intento real que pretenda adelantar hacia ese objetivo, se encontrará con la férrea voluntad de un pueblo dispuesto hasta dar su vida para defenderlo.