Joaquín: Sacrificar al cordero después de Semana Santa
Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, se quejaba en abril de 2010, ocho años después del coup d'État en nuestro país, que la hermana República de Colombia no daba respuestas sobre la extradición de Pedro “El Breve” para que respondiera ante la justicia venezolana, solicitud que fue hecha desde el año 2006. Resulta necio intentar aquí explanar argumentos que están de sobra para justificar esta solicitud. Habían pasado hasta entonces cuatro años y de Colombia solo el silencio.
En esa oportunidad mencionó los casos de otras personas que han sido requeridas por Venezuela, “como Luis Posada Carriles, por la voladura del avión cubano en 1976; Carlos Andrés Pérez, por los sucesos conocidos como El Caracazo, y Eligio Cedeño, por irregularidades en el caso Microstar.” decía entonces la Fiscal a la prensa. Y Colombia, bien gracias. Y EEUU, bien gracias. En ambos casos el Derecho Internacional sirve para ir al baño y limpiarse con él o más probablemente para cagarse en él.
Hoy, absurdamente, se detiene a un revolucionario, Joaquín Pérez Becerra, a quién le tocó ver morir (no de muerte natural) a miles de dirigentes de la Unión Patriótica, por un genocidio sobre el cual el estado colombiano no ha respondido ante ninguna justicia, ni nacional, ni internacional y menos celestial. A quien le tocó ver morir a su esposa y seres queridos, quien de puro milagro logró salvarse de esta masacre que fue bautizada como “el baile rojo”. Nombre que aún tiene dolientes en miles de viudas y huérfanos en la hermana República de Colombia. Dolientes que siguen esperando esa justicia que sí resulta acelerada cuando de revolucionarios se trata.
¿Se puede seguir jugando al buen vecino, sin generar ningún impasse, a costa de traicionar nuestra conciencia? Mientras el gobierno colombiano se caga en cualquier ley, principio, o lo que sea, simplemente por que sólo hace lo que le conviene a sus intereses y a los intereses de sus amos, los EEUU y sus adláteres.
No seamos un Judas más, no sacrifiquemos al cordero después de Semana Santa.
tonyboza@gmail.com