Mensaje a los “revolucionarios trasnochados” que tratan de imponer los intereses del sueco-colombiano Pérez Becerra ante los interese de nuestra Patria. Después de entonar nuestros “revolucionarios”, como cualesquiera neófitos en política, un himno ripioso muy IV republicano, himno que podía leerse en cualquier manualejo de los tiempos puntofijistas, pasan a distinguir autarquía de democracia, diciéndonos que aquella es “la ordenación propia que bajo la soberanía corresponde a los izquierdistas trasnochados de botiquín, en virtud de la habitual posesión y uso de todas las razonables libertades”. ¿Entienden, camaradas, lo que van diciendo? Pues yo sólo entiendo que para esta “izquierda”, medidora de palabras, las libertades razonables no son propiedad, sino posesión y uso. Lo de propiedad, es decir, el derecho absoluto de usar y abusar, lo reservan sin duda, para el señor Becerra. ¡Y aún no se creerán absolutistas estos camaritas¡
Luego nos dicen que no hay que confundir “la libertad civil, derecho nativo de todos, y la libertad política, derecho adventicio de los capaces, con el imperio soberano, deber y derecho de aquellas imperiosidades complejas y eminentísimas, que no se disciernen, ni se eligen, sino que se presumen razonablemente, y se aceptan de la historia que las engendra y cría, y con la tradición las perfecciona, educa y arraiga, etc.”.
Aquí te quiero, escopeta, digo señores de la izquierda trasnochada.
Dígannos ustedes quien posee la medida de capacidad para aquilatar quienes han de gozar ese derecho adventicio, y sobre todo dígannos si el pueblo organizado en conjunto, no es una superioridad, la más compleja y eminente que puede ser, puesto que abarca y supone a las demás en su seno, y si el pueblo no ha engendrado y criado la Soberanía Nacional.
Pues qué, ¿el pueblo no tiene derecho a su autarquía como cada quisque?
Tienen los señores de esa “izquierda” una idea de Venezuela muy sui generis, quiero decir muy integrista. Es historia la historia del puntofijismo, es tradición la tradición de aquellos tiempos y, ¿no lo es acaso la historia y vida de la Revolución?
Las cosas cambian según la historia, y la historia misma según la cual cambian está sujeta a evolución. Bien se ve, que ustedes son los que llaman eruditos y profundos a los puntofijistas y plagiario y superficial a quien defiende los intereses de Venezuela y su pueblo.
Crean esos señores que si el pueblo, ese pueblo odiado, ese pueblo de que con tanto desprecio han hablado todos los intelectualistas y pesimistas, desde Uslar acá, si ese pueblo ha conquistado el poder, es porque se ha confundido con el no pueblo, y porque hoy vale tanto o más como los restos del puntofijismo y esa rara izquierda, restos que no son más que pendejos de la sociedad y órganos atrofiados.
Tales defensas de un puntofijismo ideal, que en el fondo lo es hecha a imagen y semejanza de quienes lo patrocinan, han sido siempre achaque de todos los espíritus especulativos o huraños que viven fuera del aire fresco y rudo de la realidad ¿Qué derechos políticos pueden salir de unas cabezas así, ontológica? Puro romanticismo sin consistencia, idealismo nato, retorica y pasatiempo de sofistas, y forraje para el discípulo.
No cabe más ciencia del derecho político que una ciencia histórica, la que resulta del estudio de la evolución política en la historia; no es posible más Venezuela que la que nos han dejado estos detritus ridículos que se pagan de motes, jeroglíficos y alcornoques genealógicos, o de perros de muestra y caballos de carrera.
La realidad recompensa a quien humilde y sin perjuicios se acerca a ella y castiga con mano dura a quienes pretendan o desfigurarla o imponerla ley, y la pide arrogantemente adorno para idealismos y digresiones para tesis abstractas. La historia es la tesis, señores “izquierdistas”, y la tesis de ustedes es una disgresioncilla eventual y pasajera.
Se han ido ustedes a digresionar por la historia con una tesis política, formada en su mollera por condensación de abstracciones y entidades de razón, y la historia les ha resultado rebelde. Estos señores han tenido la conciencia científica recta y no han querido desfigurar la historia, buena obra que les dará fruto.
¡Ah!, señores de la “izquierda”; a priori no pueden hacerse más que hipótesis, las tesis las da la historia y lo que ustedes hacen de tomar su propia creación por tesis y la realidad por hipótesis pasajera, o es exceso de ceguera, o exceso de soberbia y confianza en la propia razón. ¡Ah, la razón, señores trasnochados, la razón! ¡El enemigo Chávez, la madre de la tesis, la enemiga de la historia, la que se rebela contra toda censura! ¡Son ustedes unos racionalistas!
Para estudiar política no es el mejor camino encerrarse con Kant y Rousseau en “nuestra oscura y retraída existencia” sino que hay que bañarse en corrientes de vida, anegarse en historia y cobrar, fuerzas en el contacto con el pueblo, que es lo más vulgar y plebeyo.
Así es el castigo. Mientras esos señores acaban con tristeza en que no veremos el día de libertad porque las cosas no van por donde ellos creen que debieran ir, yo exclamo: ¡sursum corda!, porque queriendo yo que vayan por donde van, van por donde yo quiero que vayan. Hay que tener, además de resignación, fe en el Comandante Chávez.
¡Gringos Go Home!
¡Libertad para Gerardo! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre. Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net