¿Homófobos ¡temblad!?

Próximo a celebrarse el 17 de Mayo el Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia y Transfobia, Venezuela se queda atrás en el camino hacia la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como en la adopción de niñas y niños por parejas homosexuales y el reconocimiento de la identidad de las personas transexuales.

Argentina y, más recientemente, Brasil reconocieron estos derechos a la comunidad de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales -GLBTI-. En el país de la revolución en cambio, cada día mueren más personas producto del odio a la comunidad sexo-diversa.

La lucha por las reivindicaciones sociales de los históricamente excluidos debe ser bandera revolucionaria de cualquier movimiento que se considere transgresor del sistema capitalista. En la Venezuela bolivariana, los colectivos sexodiversos combaten a diario para que se les reconozca la libertad y la igualdad de derechos. Mientras, se les mata por atreverse.

En el país no existe la pena de muerte para personas GLBTI, como si existe en Mauritania, Somalia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Yemén e Irán; tampoco se les aplica electroshock como se hacía en países progresistas antes de 1990 cuando la homosexualidad era considerada una enfermedad mental; sin embargo, la cultura machista venezolana juega a la muerte cuando se dan de baja a transexuales, homosexuales como delito de odio.


Venezuela, 6 de mayo de 2011. Diversos activistas del colectivo GLBTI se apostaron en la avenida Libertador de Caracas para protestar por el asesinato de 2 personas transexuales.

Las víctimas contaban con 18 y 39 años de edad. Según informaciones de la asociación civil Venezuela Diversa, más de 4 sujetos con arma blanca acabaron con la vida de las trabajadoras sexuales.

“La única manera de aminorar la muerte de estas hermanas venezolanas es que se les garantice el derecho al trabajo, en contra de la cultura patriarcal y capitalista que les obliga a venderse sexualmente”, dice Rumy Quintero, representante de la Organización Divas de Venezuela.

Sin embargo, hasta el momento en el país el derecho a la identidad de estas personas está negado. Quintero agrega que para “la comunidad trans aun persiste la práctica de una identidad falsa, contraria a la autopercibida”.

Esta realidad parece una política de Estado, salvo en algunas instituciones que empiezan a caminar rumbo al reconocimiento legal de la comunidad GLBTI. Tal es el caso del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería -Saime- donde “una se puede tomarse la foto como realmente es, con la imagen actual; pero todavía no se nos reconoce una nueva identidad, aunque el sexo no se establezca como parámetro para registrar los documentos de identificación nacional y, a pesar de los artículos 20 y 46 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela -CBV-”, agrega Rumy.

En los apartados a los que hace referencia la líder LGBTI, toda persona tiene el derecho a su libre desenvolvimiento y al respeto de su integridad física, psíquica y moral.

Rumy considera como denigrante y difamante el hecho de saberse mujer y tener que asumir otra identidad. “Menoscaba los derechos de una como persona”, asegura. Esta situación afecta, no sólo la psiquis de estas personas, sino su vida social. “Por esta razón no nos dan trabajo”. Así que algunas recurren a la mercantilización de su cuerpo.

En abril de 2011, diversos colectivos GLBTI sostuvieron un encuentro internacional latinoamericano con especialistas en materia de registro civil de 8 países, como parte de las actividades en reconocimiento de la diversidad de género y la influencia del cambio legal de nombre -por difamación o cambio de género- en el desenvolvimiento social de las personas afectadas.

Asímismo, estos colectivos han elevado sus exigencias a instituciones como el Consejo Nacional Electoral -CNE- y la Asamblea Nacional -AN-, quienes dieron esperanzas de solucionar, al menos, el tema de la identidad.

En febrero de 2011, las redes GLBTI y otras agrupaciones hicieron entrega a la AN diferentes exigencias sobre la sexodiversidad para ser incluidos en la agenda de la plenaria venezolana. Todavía no hay discusión sobre el tema, pero la recepción de sus demandas “por el compañero Soto Rojas es un adelanto”, arguye Quintero.

Las agrupaciones GLBTI, apoyados por movimientos feministas de los cuales forman parte, demandan la inclusión de las personas de sexo-género-diversa en el artículo 21 de la CBV, que dice que “todas las personas son iguales ante la ley”.

El artículo 21 de la carta magna no abarca a la comunidad GLBTI. Estas personas tienen los mismos deberes, pero no así los mismos derechos. Igualmente, requieren incorporar el concepto de NO-discriminación de género-diverso en todas las leyes del Estado venezolano.


Según cifras no oficiales del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, “entre 9 y 11% de los venezolanos son homosexuales y de 15 a 20% de la población es bisexual. Otras cifras nos revelan que una de cada cuatro familias tiene un miembro homosexual”. Es decir, un 30% de la población venezolana es discriminada.

Por tradición, venezolanas y venezolanos hemos sido criados en el hedor de la superioridad machista, bastión del capitalismo y como consecuencia conviven la desinformación y las posturas intolerantes de personajes de ambos bandos políticos, que se mofan unos de otros haciendo alusiones a sus preferencias sexuales.

A propósito de mi artículo ¿Puede ser homofóbico un revolucionario? un supuesto militante del PSUV-Zulia me escribió “Ya sea por voluntad divina, por falla evolutiva, genes defectuosos o lo qué sea, ustedes existen. Pero pertenecen a la estera de lo anómalo (...) La homosexualidad es una aberración. Es una enfermedad de lo peor, porque carcome el cuerpo moral de la Patria. El "matrimonio" entre estos desviados es un verdadero asco. Y sólo pensar en verlos "criando y educando" niños provoca náuseas (...) Entiendo que sí de Chávez dependiera, estas perversiones ya fueran un hecho. Él mismo y su peste socialista es una grotesca perversión (...) ¿Porqué no se conforman con relacionarse sólo entre ustedes? (...) Apártense de la gente normal y decente. No la contaminen”.

Ante opiniones como estas, ¿se puede hacer algo para garantizar los derechos de estos colectivos? ¿Algún día temblarán de miedo los homófobos al ver una parejita homosexual con hijos? ¿Dejarán de ser piezas del museo de la pornografía las lesbianas y trans de la Libertador?

Como en otros países latinoamericanos, en Venezuela no hay un censo oficial sobre estas poblaciones. No sabemos con exactitud cuántos son, pues el hecho de “salir del closet” representa un acto de valentía, debido a que están expuestos a la discriminación y reacciones violentas por parte de las instituciones tradicionales que conforman el estado, llámese familia, iglesia, militares, entre otras.

Pese a ello el Gobierno Bolivariano atiende a la población vulnerable a través de organizaciones del Estado. Rusilenia De Sousa, representante del Viceministerio de Protección Social del Ministerio de las Comunas en Venezuela explica que existe un programa de atención a los grupos vulnerados, que se dedica al desarrollo de 2 temas: la orientación sexual de estas personas y a los trabajadores sexuales, formando y sensibilizando sobre el tema de la sexo-diversidad, la tolerancia y los Derechos Humanos. Como parte de este proyecto de investigación-acción también realizan jornadas de atención médica-psicológica en sitios como el Belinda Álvarez, ente que forma parte de la Misión Negra Hipólita y atiende a la comunidad sexo-diversa en situación de calle.

Poco a poco, en el mundo se alzan las voces a favor de los discriminados por la historia, porque cada vez somos más. El 11 de mayo la AN aprobó una Ley contra la discrimianción racial. Aristóbulo Isturiz conminó al país a “aceptarnos como somos” y lo que somos es muy amplio, somos DIVERSOS.

Durante todo junio se realizarán marchas del orgullo gay en Venezuela. El 3 de julio será la final, en Caracas, desde la estación del Metro Miranda hasta la Zona Rental de Plaza Venezuela. Que pertinente sería celebrar este mes con la discusión del tema en la AN o estos colectivos ¿tendrán que hacer como en México, amenazar con publicar una lista de altos representantes polícos y religiosos que forman parte de su comunidad? Homófobos, transfóbicos y lesbofóbos ¡temblad!



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Indira Carpio Olivo

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