Que mientras quede un hombre muerto, nadie se quede vivo. Pongámonos todos a morir, aunque sea despacito, hasta que se repare esa injusticia.
Roberto Fernández Retamar.
-¿Eres Omar?
-Si.
El visitante, un katsa (1), alzó la mano derecha en un segundo. Desenfundó su Beretta, calibre 22. Liberó el gatillo.
Un metal traspasó el craneo del fedayín (2), segando el olivo que era.
Otro, arrancado del sembradío.
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Empezaban los años ochenta del siglo que acaba de concluir. Transcurría la guerra entre el Líbano e Israel, en aquel lejano y desgastado medioriente que tanto nos cuesta entender.
Los asesinatos a los líderes medios en el Líbano estaban a la orden del día. La nación de David se enfrentaba con sus vecinos por la larga ocupación a la que hasta la fecha somete, de manera criminal, al pueblo palestino.
La técnica de asesinatos selectivos por parte del grupo paramilitar y terrorista del Mossad pretendía acabar con los movilizadores de las bases, también con civiles, intelectuales y políticos que se opusieran a su oprobiosa colonización.
Israel Shahak, antisionista hebreo, superviviente del Holocausto ya lo dijo: "No hay nada nuevo en el hecho de que Israel es un estado terrorista que, casi desde sus inicios, ha utilizado a su servicio de inteligencia (el Mossad) para asesinar a gente en suelo extranjero mediante cualquier acto de violencia o terrorismo que ha considerado necesario para alcanzar sus fines." (3)
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Después de todo, tocaron la puerta. Su terrorismo no es como el de otros, es civilizado.
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Venezuela, 2013. A catorce años de la Revolución Bolivariana, líderes indígenas como Sabino Romero fueron muertos en la lucha por las tierras. También casi cuatrocientos campesinos, en manos de sicarios paramilitares. Pero estos crímenes, así como el de dirigentes sindicales, muertos en combate, no son noticia y si lo son, son absorbidas por la campaña mediática de la inseguridad y la ineptitud para combatirla.
¿Se gesta en Venezuela una operación de asesinatos selectivos, similar a la iniciada por Golda Meir, contra líderes medios en defensa del pueblo? ¿A quién asesora el Mossad en Venezuela? ¿Cuáles son sus intereses en el país? ¿Quiénes lo representan?
¿Es producto de la inseguridad, de la delincuencia común, el reciente ataque contra el presidente del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios INDEPABIS, Eduardo Samán, en el que se usaron granadas? (4) ¿Por qué la prensa asegura que fue un asalto, una acción con características de atentado? Los dueños de los medios de comunicación son los mismos dueños de los medios de producción, o aliados, y actúan en consecuencia.
Eduardo Samán es odiado por quienes atacan al pueblo y lo someten a su guerra económica. Esto no lo dicen los titulares, se enfocan sí en que tiene escoltas. Una vez más dirigen su marea al tema de la inseguridad.
Samán sólo cuenta con un escolta, pluralizarlo es como decir que fue un asalto, una mentira. Y es una política de seguridad del Estado que lo tenga. Pero, Sandro, que así se llama este joven custodio, es el Sancho de este Quijote contra la guerra económica que asfixia los bolsillos de los más pobres
¿Por qué les molesta que un combatiente, contra las mafias económicas del país, sea resguardado? Y ¿Está realmente protegido Eduardo Samán?
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Nosotros hemos hablado de esto.
-Usted debe tener cuidado, le he dicho.
-De esta lucha sólo se sale muerto, compañera. Porque rajarse es morir, sentenció.
Logró añadir, antes de que nos interrumpiesen de todos modos antes de Chávez ya estábamos muertos. Estamos viviendo la ñapa. Sonrió, mientras caminaba por el pasillo.
Recordé de inmediato aquello que he leído sobre Simón Bolívar, que se enfrentaba en el campo de batalla como si quisiera morir, con su cuerpo abierto a las espadas.
Pero hoy no es tiempo para dejarse matar.
Amplíe:
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Katsa, espía de Mossad.
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Fedayín, guerrero palestino.
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Citado en El terrorismo israelí y los asesinatos selectivos, por Saúl Flores: http://www.aporrea.org/ddhh/a102213.html
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(VIDEO) Tres fallecidos: Intentaron "asaltar" a Eduardo Samán http://www.aporrea.org/actualidad/n237376.html