Reviendo el torrente de opiniones y disímiles posiciones con respecto al “affaire Joaquín Becerra” vienen a mi mente las tres famosísimas frases utilizadas por Hugo Chávez, Nicolás Maquiavelo y William Shakespeare, las cuales vienen a confluir en el referido caso, después de discurrir por cauces tan distintos, en boca de un revolucionario, un filosofo-político-escritor y un poeta-dramaturgo-actor respectivamente.
Opino que la respuesta de nuestro comandante, ante la avalancha de pronunciamientos sobre este peliagudo asunto fue destemplada, pero esa no es la idea que hoy nos ocupa.
Hoy imaginamos al líder debatiéndose entre los intereses de la unión nuestroamericana, el acoso del imperio malhechor, con su Malinche colombiana, y la lealtad debida a un aliado en peligro mortal. Difícil trance para quien se encuentra en el ojo del huracán con una inconmensurable responsabilidad histórica que puede devenir en la redención de nuestros pueblos o su definitiva sumisión.
Ante esta disyuntiva no podía Chávez actuar como el pescador de la historia narrada en una décima Zuliana, que viendo a su madre, esposa e hijo ahogándose en el lago, pudiendo sólo salvar a uno, opto por lanzarse al agua y ahogarse con ellos. No, su compromiso con el pueblo lo obliga a tomar decisiones bien razonadas para no comprometer la revolución y nunca inmolarse, pues el encarna la esencia de este proceso.
Imagino esos momentos transcurridos entre la llamada de ”Santos” y la orden de deportación. ¿Cruzaría por su mente el deseo de ser otra persona, para no tener que enfrentar las previsibles consecuencias? Cuanto dolor y cuanta angustia habrá sentido.
¿Era el bien precioso de la unión más importante que el infortunado amigo? ¿El fin justificaba su entrega al perverso Caín que podría fomentar las escisiones en UNASUR? He aquí la situación ideal en la que no hay salida fácil. Chávez, buen conocedor de amigos y principios, debía decidir y decidió.
Esperemos que el tiempo amaine la tormenta, que informaciones hoy clasificadas salgan a la luz y nos permitan pasar la página para seguir, sin distracciones en el empeño de fortalecer la revolución Bolivariana y la unión de nuestros pueblos, sin olvidar que hay un hermano, Joaquín, que esta en prisión ominosa, necesitado de nuestra solidaridad revolucionaria.
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