Alguna gente muy bien intencionada, de muy loables preocupaciones, hasta enjundiosas, olvida las de la gente común que lucha por construirse el futuro; en el caso venezolano, discernir el camino a seguir y tareas pertinentes, y se empeña en mantener en el centro de nuestras preocupaciones lo que lamentablemente sucedió alrededor del periodista sueco o colombiano, lo que en fin de cuentas es lo mismo. Como si la vida se hubiese detenido allí, nuestras viejas preocupaciones hubiesen llegado a su fin y no surgiesen otras.
Gente del partido comunista, con el cual hemos coincidido tantas veces en la vida y particularmente en los últimos dos años, pareciera privilegiar la discusión acerca de lo que debió hacerse en aquél asunto, por encima del cómo construir el Polo Patriótico y la política de aliados en el frente bolivariano. Por supuesto, hay mucho más cosas, muy trascendentes, como la estrategia y la táctica para implementar el modelo, que tienen que ver con el futuro y las políticas, frente a las cuales parecieran distraerse.
Hay quienes después de lo sucedido, y mucho después, se empecinan en seguir guindados o encadenados a aquella discusión, mientras la vida avanza y distintos factores intentan hacer prevalecer sus opiniones sobre diversos asuntos, cómo el modo de concebir al Polo mismo, su funcionalidad y relaciones con el gobierno. Andan distraídos mientras al Psuv se le construye de arriba hacia abajo, contraviniendo la esencia de lo acordado; el liderazgo se asume como un asunto sujeto a negociaciones y hasta se ha olvidado lo relacionado con el diseño de planes y ejecución de tareas en la busca de lo que hemos llamado “Socialismo del siglo XXI:”
A todos ellos les preocupa en exceso un “perdido respaldo internacional”, mientras se distancian en lo interno de la discusión de asuntos vitales y personajes verdaderamente claves o, con su actitud, les restan importancia.
He leído en la prensa, como algún dirigente importante, pese a las decisiones más recientes del Congreso del Psuv, las llamadas líneas estratégicas y hasta la repotenciación de las tres R, habla que la función del partido debe ser respaldar sin vacilación las políticas de Alcaldes, Gobernadores, gobierno nacional y expresa sus convicciones como si la organización fuese suya y sólo de él depende lo qué los demás deban hacer. Es decir, hemos vuelto atrás, según esa prédica y, nadie dice nada, porque quienes suelen ser más críticos, están como demasiado distraídos en el asunto Pérez Becerra.
La idea bastante manejada de radicalizar el proceso, que uno entiende como la aspiración de apresurar e intensificar la construcción del socialismo, generando cada vez más empresas productivas bajo esas relaciones y dedicación del ingreso nacional a crear fuentes de riqueza socialistas para que haya en abundancia que distribuir generosamente, la hemos olvidado porque preferimos desgastar los cauchos tratando de salir de la cuneta en la que nos metimos con la llegada sorpresiva de Pérez Becerra.
La renta petrolera, dijo siempre la izquierda, lo retomó Chávez, debe ser la palanca para construir una economía nueva, liberadora, sustentable a largo plazo. Debemos impulsar con energía la producción de alimentos, lo que implica invertir cuantiosamente, romperle el espinazo sin compasión ni temor al latifundismo e impulsar un proceso de reacomodo de la distribución poblacional. Hay que dirigir el proceso racionalmente y no dejarse llevar por las simples presiones electorales. Lo cual no quiere decir que no dejemos de ser pacientes y constantes. Pero eso, gente muy valiosa y usualmente despierta, lo ha puesto en un nivel muy bajo porque Chávez, según ellos, metió la pata cuando le dijo si a Santos y le entregó, “obviando requisitos legales y hasta principios”, al director de Ancoll.
¿Por qué no volver la atención sobre asuntos vitales para el futuro nacional? ¿Por qué no aportar ideas y esfuerzo para, sin dejar de cambiar la sociedad, podamos garantizar el triunfo de Chávez en 12-12?
¿Por qué no nos preocupa que Pdevales y Mercales, dejen mucho que desear? ¿Por qué el latifundio sigue campante y la gente potencialmente productiva arrumada en las ciudades? Recordemos la frase de Bertold Brecht, “lo primero es el comer”. Lo dijo el dramaturgo y es verdad.
Quienes gobiernan, de muy buena fe hacen. Suelen cometer errores; forma parte del hacer. Necesitamos vigilarlos y criticarlos. Hay mucho que construir. Unas cosas son más importantes que otras. Hay contradicciones; unas están por encimas de otras; pese a lo que uno crea o le convenga.
Los teóricos que nos observan de afuera, usualmente andan detrás de los acontecimientos y lo que para ellos es sustancial, en un momento dado, tanto que de allí no quieren salir, no lo es para quien debe montar el burro.
¡Por favor, no debe costar mucho que un inteligente sea sensato!
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