Es inevitable que vengan a mi mente frases del pasado como: !Querer es poder!, recordemos que este eslogan fue popularizado por la otrora Petróleos de Venezuela, en la década de los 80's y 90's,  era el comienzo de la reedición del liberalismo económico, venían por su segundo aire, se marcaba el fin del Estado de bienestar o Estado Social, por cierto muy modesto y precario en los países de la América del Sur, nada que ver con el Reino Unido o Francia; otra vez, la máxima: “sé individual, lucha por tu bienestar económico,   obtén el mayor lucro y renta  posible con el menor esfuerzo”, “el hombre lobo del hombre”,   ¿Y los demás?, tranquilo recuerda, que según Smith una fuerza divina hará que el bienestar pernee al colectivo. Era frecuente oír razonamientos como: “él es pobre por que quiere”, “si yo pude tu puedes”, eran expresiones lapidarias, una visión reduccionista, sesgada, egocéntrica, clasista,  que negaba el  debate, cualquier cuestionamiento y generalizaba, ocultaba el grave problema social, con sus particularidades, que se profundizaba días tras días;  si, nuestras leyes y carta magna en la IV República establecían principios de igualdad, claro sólo que de oportunidades porque  dejaba de lado la igualdad de condiciones, materiales y espirituales.

La Voluntad ayuda pero....

Muchos, con voluntad y el sacrificio de nuestros padres y hermanos, pudimos salir adelante con limitadas condiciones, sin embargo estamos conscientes de haber sido afortunados, a pesar de nuestras carencias sabíamos que representábamos una minoría dentro de nuestra comunidad inmediata, pues el resto estaba en condiciones peores, por ejemplo, si vivíamos en un edificio de 19 pisos en Caricuao, 8 familias por piso, daba un total de 72 familias,  ¿Cuántas, en nuestra generación, pudieron alcanzar una educación universitaria[1]?  , a penas 5 o a lo sumo 7 familias, o sea un 10%, como sabemos ésta es una zona peri-urbana construida en los 60 's y 70's, que albergó mayormente la clase media baja, es decir el proletariado representado por los empleados de la administración pública y los oberos especializados y profesionales medios del sector privado. Si esto es así, es fácil suponer que en los estratos de clase baja, segmentos D y E, cuyas condiciones son perores y que representaban el 60 0 70% de la población, esta proporción tiende a cero. Hay una escultura que nos daba el recibimiento en la Universidad Simón Bolívar en los 80's, la Lucha del Hombre por la Cima, de Carlos Prada,  1972,  que representa, en una excelente metáfora visual, esta sociedad que describimos.  Hoy con la experiencia vivida y con un poco más de herramientas intelectuales es inevitable imaginarnos ¿Si a esa voluntad se le acompañará de más y mejores condiciones de vida, cuán alto en el saber y en el ser se podría llegar? Este compromiso obliga a debatir, por lo menos, y a compartir este punto de vista.

La Voluntad es un paso hacia el cambio pero sola es  insuficiente para crear nuevas prácticas sociales contra-hegemónicas que en consecuencia hagan posible la nueva consciencia, una nueva forma de vida, nuevas relaciones sociales, un nuevo sistema de valores, en fin un nuevo orden. Creer lo contrario es ingenuo, al menor indicio de amenaza del establecimiento o status quo, de la pérdida de lo seguro, cobrará fuerza el dicho  “mejor pájaro en mano que un ciento volando”, se doblegarán los espíritus, se desmotivarán, se rendirán y se buscará las mil y una justificaciones para postergar el esfuerzo para un mejor mañana, se volverá a echar mano de la máxima aprendida culturalmente “es mejor malo conocido que bueno por conocer”, nuevamente se dejará a las generaciones futuras la tarea.
Siempre será una opción con poca fuerza si se está  bajo una marco donde aún prevalece la forma de vida dominante-hegemónica como hecho social, en este caso la del Neoliberalismo,  en el menor atisbo de peligro, de pérdida de la situación de confort, o al menos de subsistencia,  se verá resquebrajada dicha voluntad, lo instintivo superará lo intuitivo  y racional.

La participación voluntaria en la organización popular...

Es frecuente ver una altísima participación voluntaria en los primeros encuentros para una iniciativa de organización comunal nacida con el objeto de resolver problemas de la comunidad, las expectativas son enormes, pero los intereses son variados, en su gran mayoría colectivos, legítimos y visibles, otros pocos por fortuna, también legítimos, pero individuales y ocultos, será una lucha por el poder -poder sobre y poder de- abierta o soterrada, donde aflorarán las viejas prácticas IV Republicanas.  Esta participación se irá mermando,  puede que por la falta de resultados, puede que por la manipulación,   puede que por el triunfo de alguna facción o tendencia con intereses políticos o crematísticos particulares. Resultado, burocratización de la organización popular, enquistamiento de grupos de poder que sustituyeron la democracia por oligarquías o autocracias, tal vez corrupción, resultado objetivos totalmente distintos a los originales y con poca legitimidad en las comunidades que dicen representar.  Un profesor amigo, nos recordaba el dicho que podría ilustrar algo este comportamiento: “Arrancada de tigre y parada de burro”, nos queda la interrogante ¿Cómo superar esta crónica de muerte anunciada para que se desarrollen las capacidades de estas instancias organizativas, constituyentes originarias, y se haga una realidad el poder popular?

A propósito del Trabajo Voluntario

Tomemos otro ejemplo, el  del  trabajo Voluntario vs. el trabajo alienado-enajenado-asalariado, sí este último es la única forma de garantizar la provisión de los medios para la satisfacción de las necesidades – medios de vida-, el trabajo voluntario será concebido como transitorio por quiénes lo ejerzan,  su compromiso estará supeditado a las libertades que le permita la otra forma de trabajo, ¡La que da la papa!. Entendemos que a través del trabajo voluntario se recupera la significación  del producto social del trabajo, del trabajo como la única instancia donde se crea valor, se apreciará la magnitud resultante del trabajo colectivo vs. el trabajo individual, se revalorizará socialmente el trabajo manual frente al trabajo intelectual entendiendo su importancia,  pero todo ello seguirá estando en el mundo de las posibilidades, de la ilusión, de la opción con poca probabilidad, de la práctica sin mucha incidencia trasformadora, del aporte voluntario de los fines de semana o de la hora adicional, siempre parcial, algunos aun alienados dirán “esta bonito pero....”, “que bueno, gratificante, pero menos mal que es sólo por ahora”, pocos lo concebirán como permanente o una opción válida, el trabajo seguirá valorándose como mercancía, es decir como valor de cambio y el trabajo Voluntario se verá  como trabajo gratis, es decir, una donación o aporte a la comunidad o a los menos afortunados, personas ajenas a él.