La bella e impactante periodista, Digna de la Fuente, está clara como el agua del río Guaire.
- Yo no me vendo, Roberto, yo me alquilo porque así gano más, mucho más.
Escribe en varios medios de comunicación y sabe que como periodista tiene sus momentos de gloria, que seguramente están por llegar.
- Es muy fácil. Tú escribes que se murió un trabajador y no importa que investigues, es suficiente que te lo diga una autoridad en la materia, después, cuando se den cuenta de que era mentira, la culpa es de él, y el medio sigue cumpliendo su rutina social.
Después explica su deseo:
- Te confieso que me han dicho que hay unos colegas que andan por allí que se vendieron, que están cobrando en dólares y que, como siempre están en la pomada, son esos que todos conocen, que nunca dijeron nada cuando los otros gobiernos, porque estuvieron mantenidos y calladitos, y ahora gritan y tú los ves denunciando gente como guerrilleros, sin importarles que después maten a esa gente. Nada les importa. Lo único malo es que no avisan. Yo también estoy dispuesta a alquilarme, pero ellos se están llenando solitos.
Con esa figura de Miss Venezuela, uno no se explica porqué Digna de la Fuente no está trabajando como artista en uno de esos canales comerciales denunciados por Televen como monopolios.
Ella siempre fue así. Inquieta. Y soñaba con ver su nombre escrito en una columna de prensa. Y lo logró, pero después, cuando comprendió que el pago era muy poco y que con eso no podía sobrevivir, Digna optó por alquilarse.
- Tú dices que un ministro del régimen se compró un cuadro de Miguel Ángel, y no importa sí es mentira, después tú te desmientes, y a lo mejor no, porque nadie se acuerda de eso. Como dijo tu amigo Jorge Luis Borges: “El periodista escribe para el olvido”.
Toma el último trago que tiene allí en su copa y sigue diciendo:
- Lo bueno de este tipo de periodismo escandaloso, es que no tienes que salir de tu casa. Lo haces en tu computadora tranquilita. Allí matas gente. Llamas ladrón al que te dé la gana. Calumnias a medio mundo y eso sí, siempre cobrando.
Termina el trago y se despide:
- Y ahora me voy, porque me alquilé para decir que en Venezuela se violan todos los días los derechos humanos y que el régimen está coartando la libertad de expresión. Nos vemos.
Periodista