La principal meta de todo revolucionario bolivariano es la reelección de nuestro presidente para el venidero 2012. La idea del retorno siniestro de los asesinos y lacayos opositores nos eriza la piel. Venezuela no se merece una tragedia de ese calibre, necesitamos seguir creciendo en armonía con las leyes y el sentimiento de soberanía patria.
En la vida todo se mide por niveles de índole diversa. El camarada Ali Rodríguez ha sido un fuerte luchador desde la década de los sesenta, enfrentándose a la derecha asesina y lacaya adecopeyana. Ningún revolucionario puede cuestionar la conducta izquierdista del mencionado compatriota en favor de la justicia y la paz. Su desenvolvimiento ha sido muy vertical en la defensa de los valores patrios y de la soberanía nacional. No es ese el tema a tratar. La coyuntura del problema eléctrico que llegó al máximo con la sequía del Guri ha sido el fruto de una inapropiada política del sector que dirigieron personas no casadas con el proceso bolivariano y además de eso ineptas, y el camarada Ali no es el culpable de tal situación, son otros los responsables. Se está acometiendo una fuerte inversión para solucionar el problema de la deficiencia del servicio eléctrico y de eso hay pruebas evidentes pero no suficientes. En el mediano plazo se nos ha prometido una solución definitiva y en eso confiamos los que estamos comprometidos con el gobierno del señor presidente. Ojalá y se logre un servicio definitivamente estable en el estado Falcón, que es uno de los más abatidos por los apagones y demás fallas. En varios estados del país se sufre el karma de los racionamientos (no informados a tiempo, por cierto) y apagones imprevistos y esa desgracia de mal vivir debe ser atacada frontalmente y sin demora. Pero de allí a imponernos multas desconsideradas por un exceso de consumo eléctrico ya la cosa toma otro cariz. Cada hogar tiene su propia historia y eso no ha sido tomado en cuenta. Han impuesto los de Corpoelec, un rasero inconsulto y justamente en el mes de vacaciones cuando el calor es más fuerte. La empresa debe supervisar aquellos comercios que dejan el aire acondicionado encendido las 24 horas y las oficinas gubernamentales ídem. Otro vector que incide con mucho valor es el robo de electricidad en barriadas, urbanizaciones e invasiones. Se ha estimado que eso representa algo así como el 6% del consumo nacional y estamos hablando compañeros de una cifra bastante escandalosa. ¿Por qué no se ataca esa anomalía? ¿Por qué la Guardia Nacional no se apersona con los de Corpoelec para poner orden en casa? ¿Entonces los pendejos tenemos que pagar un robo descarado donde gente desconsiderada e irresponsable deja los aparatos de aire y electrodomésticos encendidos todo el santo día? ¿Qué pasa con la autoridad? ¿Tenemos miedo?
Mucha pero mucha gente está muy molesta por tanto desatino con las benditas multas que afectan seriamente el presupuesto familiar por no ahorrar ni un kilovatio o por excederse en un 5% o 10% del patrón que nos impuso la derecha endógena enquistada en Corpoelec. ¿Con que fin? Con el propósito de restarle votos a la reelección de nuestro líder en los comicios venideros del 2012, esa es la cruda realidad de los hechos. La citada empresa ha declarado que un 30% no cumplió con sus exigencias de consumo y de allí que fueron multados. ¿Y de cuanta gente estamos hablando, señor Ali Rodríguez? ¿No se ha puesto a sacar cuentas de los votos que estamos perdiendo por una errática política de sector? ¿Es que no ha hecho conciencia de la gravedad del asunto? ¿Realmente usted cree que Chávez ganará por nocaut? No sueñe, nuestro presidente solo cuenta con un 54% y ese número sumado al descontento por las multas eléctricas lo coloca al borde de la cornisa. La situación es muy seria y delicada y usted, ilustre camarada, se ha equivocado y debe rectificar a tiempo y no seguir regañando a la población ganándose así la antipatía de millones de venezolanos. Renuncie y dele paso a otro con mejor visión política y técnica, con todo el respeto que usted se merece. Corpoelec ha causado un cortocircuito de rabia y desconcierto que debe ser detenido a tiempo. ¿Cuánto durará este calvario contrarrevolucionario?
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