De nuevo, Montaner se monta en el tren de la especulación y manipulación para atacar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien no tiene interés de enfrentarse con EE. UU. Las últimas reacciones resultan de manifestaciones y acciones de la Administración Bush que el público -en especial los interesados en tema internacionales- ha conocido. No obstante las manifestaciones de ambas partes, en las últimas semanas se han dado pasos responsables para mejorar los vínculos entre los dos países, en especial en el área energética y en temas de interés bilateral relacionados con narcotráfico y terrorismo.
En días recientes, informa la prensa de Caracas, el canciller venezolano Rodríguez Araque recibió al embajador de EE. UU., con quien coincide en "que existen aspectos sensibles que hay que ir trabajando, poco a poco, para alcanzar las mejores relaciones posibles, y al mismo tiempo avanzar en un conjunto de aspectos prácticos de pleno acuerdo entre los dos países". Una declaración oficial de la cancillería venezolana indica: "La reunión sirvió para establecer mecanismos de comunicación y consulta con el objetivo esencial de estrechar los vínculos entre ambas naciones americanas".
Mientras representantes calificados de Venezuela y EE. UU. "tratan de poner en positivo" las relaciones y de "cuidar los nexos bilaterales", según dijo recientemente el presidente Chávez, Montaner sigue tratando de encender la llama del enfrentamiento.
Sin enemigo externo. Chávez no necesita un enemigo externo "para galvanizar sus propias fuerzas", según Montaner. El conjunto de fuerzas políticas integradas al proceso de cambio que vive Venezuela es más que una "olla de grillos", pues encuentra justificación y soporte ideológico en su historia pasada y reciente. Anclada en las luchas del libertador Simón Bolívar ante el poder colonial español y ahora como respuesta a la herencia económica y social, de atraso y pobreza, cultivada por los partidos políticos tradicionales, que hicieron fiesta irresponsable con la renta petrolera.
El poder del presidente Chávez y de las fuerzas que lo apoyan, desde los sectores partidarios formales integrados en el Movimiento Quinta República, hasta los sectores sociales de base integrados en diversas expresiones orgánicas de participación popular, han demostrado en diversas convocatorias electorales, sin ningún género de duda, la identificación de amplios sectores de la sociedad venezolana con los objetivos del Gobierno nacional y que este apoyo no está dado entre los electores, según Montaner, "a los que solo puede atraer a las urnas mediante el populismo más ramplón de otorgarles algunas dádivas. No es militancia, sino clientela. Son estómagos agradecidos".
Desarrollo social. El chavismo, según Montaner, "no pasa de ser un torrente de palabras huecas". De seguro, por su visión del mundo, no soporta que hoy la renta petrolera venezolana esté al servicio de los planes de desarrollo económico y social, y que la política exterior venezolana esté presente con iniciativas de cooperación internacional, en todos los rincones del mundo. Cuando, por decisión soberana, el potencial petrolero, gas, metales y de recursos hidráulicos del país está abierto a la inversión extranjera, sin exclusiones, de seguro Montaner sueña con el barril de crudo a precios miserables pues así lo ordenaban los dueños del mercado.
El Gobierno venezolano se esfuerza por abatir los niveles de pobreza, herencia del pasado. En esa ruta por la transformación del país, Venezuela no está atada a un estereotipo ideológico y de transformación política. La discusión permanente y el análisis público de los problemas básicos van marcando en forma pragmática el modelo político, económico y social que se construye.
