China en América Latina. ¿Socio comercial o nuevo imperio?

Los movimientos sociales de izquierdas en América Latina; como estudiantes chilenos, indígenas bolivianos o bolivarianos de Venezuela, constantemente denuncian en marchas, conferencias y seminarios, las injerencias europeas o de los Estados Unidos en el continente, pero se genera un silencio, posiblemente por el déficit de conocimiento, sobre las acciones de los grandes tigres asiáticos en Latinoamérica.

Según datos de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2009 las exportaciones de Latinoamérica dirigidas a China representaron el 6,9% del total, mientras que el mercado de los Estados Unidos un 40,1% y el de la Unión Europea un 13,9%[1] (VER CUADRO ANEXADO). Pero si el crecimiento continúa con el mismo ritmo, dado que en 2009 las exportaciones de América Latina y el Caribe cayeron un 26% en dirección a los Estados Unidos y un 28% hacia la Unión Europea y contrariamente las dirigidas a China aumentaron un 5%, en 2014 China superaría a la Unión Europea como segundo mercado exportador de América Latina. En las importaciones, la previsión es similar, donde en 2015 China superará a la Unión Europea como principal importador de Latinoamérica. Estas tendencias pueden tener cambios según los acuerdos bilaterales que obtenga la Unión Europea con regiones continentales como Centroamérica, El Caribe, la Comunidad Andina – compuesta por Bolivia, Perú, el Ecuador y Colombia- o el Mercosur de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.

Más allá de pronósticos sobre la coyuntura económica, se tiene que resaltar que China en noviembre de 2008 ingresó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), convirtiéndose en el principal país donante de créditos al continente, justamente en el momento que estalló la crisis internacional y se hundían las economías norteamericanas y europeas. El mismo año, China publicó su Libro Blanco sobre América Latina, ya había hecho lo mismo con Europa (2003) y África (2006), donde sintetizó la estrategia política en esta región. En el libro China presentó la firma de Tratados de Libre Comercio con Chile, Perú y Costa Rica, que ya están en vigor.

Los objetivos principales de la aproximación del gigante oriental a la región son similares a los de África en el caso económico. Principalmente China ve la necesidad de acceder a materias primas trascendentales para continuar impulsando su crecimiento económico y acelerar su conversión como primera potencia mundial, y consecuentemente busca fortalecer las relaciones bilaterales para desarrollar el comercio de sus productos manufacturados. En el ámbito político, se asemeja más los pactos con América Latina con las metas que busca en Europa, conseguir más influencia y respaldo político en el sistema internacional haciendo frente a la campaña que sufre por parte de las grandes corporaciones de los medios occidentales etiquetando constantemente a China como dictadura unipartidista. Estas campañas se aceleraron en 2008 cuando Pekín fue la anfitriona de las olimpiadas y Organizaciones “No” Gubernamentales como Reporteros sin Fronteras, denunciada muchas veces por sus vínculos con la Central de Inteligencia Americana (CIA), hizo propaganda de supuestas violaciones de Derechos Humanos en China.

China más allá del socialismo

Históricamente, en el campo de las relaciones internacionales, el líder de la Revolución Socialista China en 1949, Mao Tse Tung, en plena Guerra Fría entre el bloque socialista y capitalista rompió relaciones con la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) después de la denuncia pública en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) contra el Estalinismo. Mao denunciaba constantemente el modelo burocrático soviético, convirtiéndose en un referente ideológico de gran parte de la izquierda internacional crítica con el sistema socialista de Europa del Este. ¿Pero la imagen del supuesto socialismo puro que difundía Mao era una estrategia ideológica revolucionaria o tuvo desviaciones por intereses económicos?

China recibió el apoyo del gobierno marxista chileno de Salvador Allende para ser ingresada en la o­nU en 1971 y los dos países iniciaron sus relaciones en diciembre del mismo año. A pesar de ser derrocado Allende por un golpe de estado militar fascista de Augusto Pinochet en septiembre de 1973, China nunca rompió relaciones con Chile reconociendo Mao la dictadura de Pinochet que asesinaba y torturaba a miles de comunistas. Mao respetó la relación de estado a estado y el no intervencionismo para potenciar las relaciones comerciales internacionales.

Actualmente la imagen de Mao continúa viva en China como líder histórico, y parece que los vínculos económicos con diferentes países de América Latina, por encima de la dicotomía de si es un gobierno de derechas o izquierdas, se han hecho más extremos. China simplemente quiere mercado por encima del internacionalismo del socialismo como cantaban Karl Marx y Friedrich Engels en la I Internacional.

América Latina se divide en 3 frentes políticos; primeramente, la línea neoliberal llamada EJE DEL PACÍFICO conformada por México, Perú, Colombia y Chile. En segundo lugar, el grupo de desarrollismo económico que busca un capitalismo nacional contra el transnacional neoliberal y está compuesto por los países del MERCOSUR, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Y por último los estados de la Alianza Bolivariana por los Pueblos de Nuestra América (ALBA), donde pertenecen Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia, como principales actores, y tienen como proyecto común romper con el modelo capitalista. Ideológicamente, según principios del maoísmo, China estaría más próxima al ALBA pero según los datos de la CEPAL de 2009 existe una mezcla de primarios socios. Chile exporta a China el 23,2% del total y Perú el 15,4%. Brasil exporta al gigante asiático el 13,2%, y Cuba el 26,4%, añadiendo como dato destacado la exportación del país centroamericano de Costa Rica con el 8,8%.

Se podría interpretar que China puede ser un ángel para conseguir finalmente el desarrollo social y económico a la histórica reprimida América Latina, pero parece que la relación de la dependencia entre metrópoli y satélite se repite, básicamente cambia el actor principal. China solamente importa de América Latina materias primas y productos agrícolas generando una falta de diversificación a las economías, continuando Venezuela principalmente exportando petróleo, Bolivia hidrocarburos, Brasil soja, Cuba salitre, o Argentina vacuno. Si China fuera un verdadero socio complementario buscaría generar industrialización y valor agregado en América Latina pero parece que el imperio de las 50 estrellas, Estados Unidos, poco a poco se transforma en la de cinco, China.

Un ejemplo: Los vínculos verticales entre China y Venezuela

“China es una poderosa nación que demuestra como es posible ser una gran potencia sin necesidad de ser un imperio agresivo”[2], señaló el Canciller venezolano Nicolás Maduro antes de la reunión oficial en el Palacio de Miraflores entre el Presidente Hugo Chávez y el Presidente del Banco de Desarrollo de China, Chen Yuan, para llegar a nuevos acuerdos de cooperación bilateral[3]. Maduro afirmó que China ha invertido en Venezuela más de 30.000 millones de dólares en los últimos 10 años. Con el Banco chino hay 136 proyectos ejecutados, o en proceso, en Venezuela, en los campos de educación, salud, tecnología, vivienda y otras infraestructuras. Los principales proyectos son enfocados en el tema de la industria petrolera. Más allá de inversiones en las técnicas de explotación petrolera y otras tecnologías como por ejemplo el lanzamiento al espacio por temas de comunicación del satélite Simón Bolivar, China ha instalado tres refinerías en su país para procesar el crudo extrapesado de la zona petrolera venezolana del Orinoco.

América Latina ha vivido y vive en un marco de dependencia - como definieron autores académicos como Gunder Frank o Samir Amin - con los países más desarrollados donde económicamente se convierte en un continente extractivista de materias primas que se exportan para que otros países industriales, históricamente Estados Unidos, Europa, Japón, y hoy China, traten con sus multinacionales y grandes empresas esta materia para convertirla en un bien de consumo – por ejemplo transformar el petróleo en gasolina – y el producto se vende posteriormente en América Latina con un valor agregado. Parece que China se inserta como un actor trascendental a la economía internacional, y según el gobierno venezolano es un nuevo mercado para independizarse de la elevada venta de petróleo al monopolio mercantil los Estados Unidos, pero hay hipótesis que presentan con el tigre asiático nuevas condiciones de dependencia, donde se involucran incluso a terceros estados.

Según afirmaciones del mismo Ministro de Energía y Presidente de la Corporación Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), Rafael Ramírez, de 20.000 millones de préstamo que ha hecho el banco chino a Venezuela en 2010, una parte del pago se hará con petróleo. Así, según el informe de gestión de 2010 de PDVSA, el 60% del total del petróleo exportado en China, es decir, 244.000 del total de 423.000 barriles diarios de crudo, es para pagar la deuda de Venezuela[4].

A pesar de ser China un país en constante crecimiento económico y consecuentemente de elevado consumo energético, según un cable de Wikileaks, publicado en una nota del diario The Wall Street Journal, confirma que China consigue el petróleo venezolano a 5 dólares[5] por los mecanismos de los créditos y en lugar de consumirlo lo vende a terceros países a precio de mercado – por ejemplo el precio en 2010 fue cerca de 80 dólares – obteniendo grandes beneficios. Ya no solamente la importación de productos primarios de América Latina es la estrategia de China para el consumo propio sino la exportación de los mismos sin manufacturar. Posiblemente el nuevo funcionamiento del mercado mundial del siglo XXI sea la reventa de materias primas, no la simple venta de productos manufacturados. Indicios de lo que esperamos que pueda suceder en un futuro con otros productos primarios y de consumo obligatorio como fuente de vida, el agua, como ya sucede hoy con la crisis alimentaria que produce el mercado internacional.



[1] http://www.eclac.org/publicaciones/xml/2/39082/RP_China_America_Latina_el_Caribe_una_relacion_estrategica_906.pdf

[2] http://www.mre.gov.ve/index.php?option=com_content&view=article&id=16110:mppre&catid=2:actualidad&Itemid=325

[3] http://www.telesurtv.net/secciones/noticias/97793-NN/alto-gobierno-venezolano-inicia-reunion-con-presidente-de-banco-de-desarrollo-de-china/

[4] http://informe21.com/economia/ministro-rafael-ramirez-venezuela-pagara-petroleo-prestamo-china

[5] http://comercioortiz.com/home/2010/12/27/venezuela-molesta-con-china-por-reventa-del-petroleo-venezolano/



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Anibal Garzón

La mayor verdad de la historia es que la humanidad está llena de mentiras. Dialécticamente, como humanos vamos a desenmascararlas.

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