Las recientes informaciones acerca de las protestas en torno al Etnocidio, Genocidio y Ecocidio, asociados a la explotación carbonífera en el Zulia, a mi ver, ponen en el tapete asuntos de relevancia para una sociedad como la nuestra, que aun porta en su seno importantes poblaciones étnicas.
El impacto de la sociedad mayoritaria sobre las minorías étnicas originarias, determinó el desplazamiento histórico, de los grupos étnicos a lo que en Indigenismo clásico, los antropólogos llamamos zonas de refugio, vale decir, hacia las franjas fronterizas de nuestras naciones.
Recuerdo las discusiones de los setentas, de las cuales salíamos con las tablas en la cabeza y abucheados, a raíz de la famosa Conquista del Sur (1969; 70), acerca de las coincidencias, entre estas zonas de refugio de nuestras minorías étnicas y los llamados parques nacionales o de reserva ecológica (decreto 350, 1975), así cómo, la posibilidad real y cierta de que se descubrieran en esos territorios reservas explotables de alto valor económico y/o se determinara de valor estratégico nacional tomar el control con planes de desarrollo.
Surgiendo así, las preguntas de las sesenta y cuatro mil lochas: ¿hacia dónde se refugiarán las minorías étnicas? ¿ que ocurrirá con ellas? ¿ quien garantizará su sobrevivencia ancestral? ¿ cuál es explícitamente la política indigenista del estado? ¿ cómo conciliar los intereses? ¿ cuál el papel de los antropólogos? ¿ caerán los grupos étnicos en manos de “profesionales de la protesta ecológica”? ¿Lograrán los grupos étnicos consolidar una visión propia acerca de sus necesidades e intereses, sin ser objeto de manipulaciones politiqueras o de intereses espúreos? ¿ Continuará el Estado Venezolano en su política implícita: etnocida, genocida y ecocida o se definirá claramente una política indigenista moderna y humana para las poblaciones étnicas y sus habitats? Preguntas que en mi haber y hacer de 29 años como Antropóloga, no han tenido respuestas, al menos explicitas, lo más cercano a un esbozo de respuesta está, en algunos instrumentos legales y en nuestra Constitución vigente…allí, como letra muerta, esperando ser resucitada no para uso o manipulación, sino para quitarnos la máscara como sociedad que, aun, no asume que hacer con sus minorías étnicas; ni cómo conciliar sus intereses generales con los particulares de las etnias sobrevivientes o mejor dicho con los sobrevivientes étnicos.
En los 90`s, en un trabajo realizado por la zona de Perijá entre Yukpas y Barí, después del proceso de municipalización, esperaba encontrar un atisbo municipal de visión de una política, hacia las poblaciones asentadas en municipios con poblaciones étnicas ancestrales. Oh sorpresa! no existe, y en su momento, me hice e hice, a varias instituciones y organismos pertinentes de desarrollo del Zulia y de fronteras , una pregunta de lógica simple: ¿ que clase de Estado o estado es aquel que no es capáz de resolver la problemática de 1000 Bari o de 4000 Yukpa? ¿ qué visión tenemos como sociedad mayoritaria de estos grupos tan reducidos poblacional y territorialmente?. ¿qué clase de sociedad se permite el lujo de no tener una respuesta eficiente y efectiva ante una situación absolutamente manejable?.
Y, hoy estamos frente al problema revivido y resucitado, en torno a la explotación del carbón, que casualmente está en una zona de refugio de minorías étnicas zulianas. Una discusión de larga data, pues si la ubico según mi historia de vida, yo vine al Zulia, en el 1981, a trabajar en el olvidado proyecto “Nueva Ciudad Guasare”. Luego, en los 90`s, trabajando en Machiques, encontré resucitado el tema, aderezado junto con el del genocidio y ecocidio de la explotación petrolera, a raíz de los sondeos técnicos que se realizaban para la apertura petrolera y, las anécdotas eran: el secuestro de unas máquinas y unos trabajadores del carbón….amén, de una denuncia, por razones petroleras en la Haya, por el genocidio – que había ocurrido, tal como se probó en los 50`s-, pasando esto a formar parte del anecdotario, que van dejando a su paso, quienes sin escrúpulos movilizan a los “representantes” indígenas para su propio beneficio personal.
Ahora en el 2000, miro de nuevo resurgir el tema. Un tema que a mi ver, ya debería ser sacado del nivel anecdótico o académico o mediático o manipulador- movilizador de votos o financiamiento a ONGS; y, ser abordado, con criterios maduros, modernos y realistas, empleando técnicas de negociación, más no de negocios, que solucionen la situación de las minorías implicadas en términos humanos. Y/o, al menos, podríamos esperar que se deslinde el tema, del problema y de la situación y sea tratado en términos de resultados para cada ámbito. - sin olvidar, que hablamos de personas humanas, seres vivos, que portan una historia y una cultura, tan válida como cualquier otra-, introduciendo, de una vez por todas, una visión sistémica y de largo plazo de esa realidad; algo, que le debemos a estos hermanos.
Mientras esto no ocurra, seguiremos viendo a los Yukpas* – por nombrar unos- deambulando por diferentes ciudades del país, viviendo a la intemperie, ofreciendo sus artesanías o implorando la caridad de una sociedad que, aun, se da el lujo de no reconocer la existencia de sus minorías étnicas y se indignifica a si misma, al no reconocerlas.
Respecto al papel de los Antropólogos, frente a esta situación, solo me queda rescatar, por un lado, aquella frase, burlona, que se recibía en los 70`s junto al titulo “… apresuren el paso, Antropólogos, se les acaban los indios!!!!!!” y por otro, compartirles una lección , recibida a raíz de un trabajo de campo realizado en Amazonas, el cual, marcó mi quehacer para toda mi vida profesional…: preparándonos para partir, después de meses en las comunidades - recolectando datos, para nuestro trabajo académico-, uno de los informantes me dijo, cómo despedida: “…ajá…. y ahora se van a la gran ciudad, escribirá un tratado sobre nosotros, lo presentará, se hará famosa….¿y nosotros qué?.....” (por cierto, no me he hecho famosa y a ellos, no se les ha respondido el qué…. por ahora…).
* (Acotando que, según hemos investigado, los Yukpas, son desplazados por una red de criollos que los explotan frente a los ojos de una sociedad sorda, ciega y muda).
(*) Antropóloga
paznelly@hotmail.com