Se supo todo. Aristóbulo se descuidó y una suegra infiltrada en el Ministerio de Educación logró fotocopiar el documento: “Adoctrinamiento y pase a la reserva de todas las suegras del país”.
La suegra infiltrada le trajo el documento a la Presidenta de la Asociación Nacional de Suegras Privadas de Venezuela –ANSPV-. Y mi suegra, Franca Cusati, presidenta de la Asociación, está que quiere a salir a calentar la calle ya.
- Este régimen autocrático tiene que caer ya. A la calle. Todos a la calle.
Con la otra suegra se puso a llamar por teléfono a todas las sucursales de la Asociación que funcionan en Caracas.
- Llámate a Josefina en Santa Fe. A Leonor en El Cafetal. A Mariflor en Terrazas del Ávila. A Laura en Terrazas del Club Hípico. A Chintya en Cumbres. A Pathy en Alto Prado.
Y, mi suegra, mientras esperaba que le atendieran la llamada, me veía y decía:
- Debes estar contentísimo con lo que está haciendo tu dictadura. Cómo es posible que una persona como tú esté apoyando este reeeegimen. Ajá, Carmelina, vente corriendo que están a punto de meternos en la reserva.
Era increíble. Mataba dos pájaros de un solo tiro. Me criticaba a mí, y luego invitaba a Carmelina.
Después que invitaron a las asociaciones de la capital, empezaron a leer el documento en voz alta: “Todas aquellas suegras que tengan yernos escuálidos, serán sometidas a un adoctrinamiento bien fuerte, que consiste en leerle en voz alta la tesis de grado de Juan Barreto, hasta adormecerlas un poco, para luego despertarlas con un discurso de Ismael García”.
- Esto es insoportable.- dijo mi suegra.- Y mira lo que dice aquí. “Se ha demostrado que el peor enemigo de la humanidad es una suegra enfurecida. Por lo tanto, nada mejor que entrenarlas para combatir al enemigo que pretenda invadirnos”.
Al rato, la sede de la ANSPV empezó a llenarse de mujeres que venían enfurecidas preguntando dónde está el documento ese. Ahora este gobierno sí va a saber quién lleva los pantalones en la casa.
Ya tengo lista mi pancarta: Con mi suegra no te metas. Alekos y Oriana también llevan sus banderas donde se lee. Mi nona es inocente. Sólo esperamos que Aristóbulo y Samuel Moncada detengan ese proyecto.
Periodista