El PSUV es fundamental para la garantía de nuestro proceso revolucionario, por ello es inevitable, a pesar de aquellos que dentro del partido se ven afectados por la crítica y la autocrítica de los militantes, continuar observando los desvíos burgueses que ha adquirido para corregirlos y avanzar en pro del proyecto socialista.
Muy torpe sería entrar en una diatriba sobre si el Gran Polo Patriótico (GPP) es más o menos importante que el PSUV, o si uno viene a desplazar al otro. El presidente Chávez lo ha dicho en el marco de la instalación del GPP; el partido es parte del GPP, entre iguales, una organización más, y complemento diciendo que además tiene una función concreta: ser el aparato constituido por cuadros políticos que deben garantizar la continuidad del proceso revolucionario y el desarrollo del socialismo venezolano, mientras el GPP debe ser el espacio de la unidad revolucionaria y socialista donde se garantice la democratización de los procesos decisionales y se desarrolle las formas necesarias para un conducción colectiva del proceso. El todo es mayor que las partes, es sencillo.
El PSUV debe ser un instrumento del GPP y no al contrario y el reto es evitar que se cometan errores en la reincorporación de los “indignados con el PSUV” a espacios deliberantes, ya que no sólo ha habido prácticas de exclusión, sino una terrible confusión entre la disciplina y la sumisión y esto definitivamente no es socialista.
El impulso por parte del presidente Chávez al GPP es una campanada de profunda reflexión para la dirigencia del PSUV, que debe rectificar para continuar, la Dirección Nacional del PSUV o acepta que el GPP es su órgano rector, o ganaremos las elecciones pero perderemos la revolución.
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