Hay que cuidar la revolución de los enemigos disfrazados

La Lista de Tascón y ojo pelao...

Compartimos el parecer del presidente Chávez al exigir que se entierre para siempre la llamada lista Tascón. Es inaceptable que un instrumento de ese tipo esté siendo utilizado para la gerencia de la política laboral de las entidades públicas o para cualquier otra actividad gubernamental.

En el pasado fuimos enemigos acérrimos del sectarismo de adecos y copeyanos, quienes implementaron mil mecanismos para garantizar que quienes ingresaban a trabajar en las instituciones públicas debían ser compañeritos de partido o familiares o amigos de altos jerarcas de las direcciones de ambas toldas partidistas, sin importar que éstas los fueran las regionales, pero más abajo, ni de casualidad. El más efectivo de esos mecanismos lo fue el visto bueno que se requería de las respectivas Secretarías de Técnicos y Profesionales en todo el país.

Nunca hemos olvidado nuestro ingreso en la Contraloría General en 1.961, pues a pesar de que superamos la prueba del ingreso por concurso, que se trataba de una institución apolítica (?) y que, además, el cargo a que aspirábamos era esencialmente técnico, debimos recurrir a la “palanca”, pues de lo contrario se nos hubiera descartado, lo cual calificamos, entonces, como algo perverso y condenable, por lo que mal pudiéramos avalar ese tipo de iniquidades

Pero al margen de ello, entendimos siempre y aún lo seguimos aceptando como lo más lógico y conveniente para el país, es que toda agrupación política que asuma la conducción del gobierno debe tener la plena libertad de designar en los cargos de responsabilidad directa en la planificación y ejecución de las políticas que va a ejecutar conforme a sus programas y orientaciones idiológicas, a personas de su absoluta confianza que estén en perfecta sintonía con todo ello, como garantía única de que esas políticas produzcan resultados exitosos.

De manera que si bien esa lista Tascón debe desaparecer como lo ha ordenado el Presidente, es indispensable estar alertas para evitar que ello conduzca a que se admita el reenganche de aquellos especimenes que le hicieron un terrible e incuantificable daño al país como actores o aupadores tanto del golpe carmónico, como del sabotaje petrolero de diciembre/02 y enero/03 y que, por otra parte, se mantengan en los distintos estamentos del Estado a quienes, por disociados, no hacen otra cosa que sabotear e interferir la buena marcha de la administración.


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Iván Oliver Rugeles


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